El Documento, que recibes, (Ver firmas al final) recoge un clamor que no debe
ser desoído por las fuerzas políticas interpeladas. Colabora a que circule y
sea conocido por cuantos pueden acogerlo y
apoyarlo con entusiasmo.
Las
elecciones del pasado 20 de diciembre han deparado un resultado que casi todo
el mundo consideraba previsible: un mapa de partidos mucho más abierto que
impide mayorías automáticas en torno a los dos más poderosos, el PP y PSOE,
como ha venido sucediendo hasta ahora.
Es
verdad que eso produce más inestabilidad y mayores incertidumbres pero también
creemos que esos resultados pueden abrir la puerta a cambios muy positivos si
somos capaces de aprovechar las oportunidades.
Muchas
personas consideran que la mayor complicación a la hora de formar gobierno es
una desgracia para nuestro país y añoran la vieja forma de hacer política pero
nosotros creemos, por el contrario, que se trata de una circunstancia
afortunada que responde a un hecho fundamental: una proporción cada vez mayor
de los españoles quiere romper con la política de imposiciones y de “leyes de
rodillo” propias de mayorías parlamentarias
absolutas, y prefiere que predominen el acuerdo, la negociación, el
equilibrio y la proporcionalidad entre los diferentes intereses en juego.
Las
elecciones se celebraron después de mucho tiempo de debate y reflexión, no solo
por parte de los partidos sino de toda la sociedad, lo que ha permitido poner
de manifiesto la enorme crisis que nos envolvía, los abusos, fraudes,
corrupciones, transgresiones e irregularidades de todo tipo que se han generado
en los últimos años y, sobre todo, que se estaban aplicando políticas que
sufrían los sectores más débiles y necesitados. Se extendió la idea de que las
nuevas elecciones eran el momento en el que la ciudadanía podía mostrar su
demanda de regeneración y cambio ante un edificio institucional que hacía aguas
por todas partes. Y eso es lo que ha ocurrido: las elecciones han venido a
demostrar que hay ya una gran parte de la sociedad española que no quiere
seguir siendo prisionera de un sistema
económico que acrecienta sin cesar las
desigualdades ni esclava de una política
despiadadamente clasista, injusta, patriarcal, discriminatoria y que atenta
contra los principios y derechos básicos que con grandes palabras se establecen
en nuestra Constitución.
Solo
los tres partidos más fuertes que reclamaron, con un signo u otro, un claro
cambio de tendencia (PSOE, Podemos y Ciudadanos) han sacado más del doble de
los votos recibidos por el PP, lo que indica claramente que es muy mayoritaria
la sociedad española que reclama cambio, regeneración política y reforzamiento
de una democracia cada vez más amenazada. Y también ha sido mayoritaria la
opción electoral de izquierdas que, también con mayor o menor intensidad, ha
propugnado combatir la política europea de austeridad y tratar de poner en
marcha otras políticas sociales y económicas.
Por
tanto, satisfacer la demanda mayoritaria de los españoles y españolas que han
votado en estas últimas elecciones obliga a formar OTRO gobierno, con fines
diferentes a los del anterior, con otra forma de tomar las decisiones y de
dirigir la vida política y la de las instituciones.
Si se
quiere satisfacer la demanda que el electorado ha expresado con su voto, como
es obligado, ya no se puede seguir haciendo una política económica y social que
tan claramente ha beneficiado a unos pocos, haciendo que España se convierta en
el país europeo con más desigualdad de ingresos entre ricos y pobres, según la
OCDE, y en donde más ha crecido la desigualdad durante la crisis, no solo
porque las reformas laborales orientadas a disminuir el poder negociador de las
clases trabajadoras produce una constante caída de los salarios en la renta
nacional sino también porque, para colmo, los gobiernos han redistribuido la
riqueza a favor de los grupos sociales de mayor renta.
No se
puede tampoco imponer por decreto a los demás las preferencias que son
claramente las de grupos sociales minoritarios, deteriorando para ello los
criterios de elemental proporcionalidad y llegando a desvirtuar en ocasiones el papel independiente, arbitral
y equilibrado que deben tener instituciones como la magistratura. Y hay que
hacer política de otra forma, más amigable y menos frentista, que parta del
principio de que la diversidad nos enriquece y que los que piensan diferente no
son enemigos sino simplemente compatriotas que también tienen derecho a
expresar sus ideas y a tratar de llevarlas a cabo.
Necesitamos
y reclamamos otro gobierno que ponga en marcha una auténtica regeneración de
nuestra vida política e institucional. Que refuerce la democracia y se comprometa de veras con la
igualdad, la justicia, la solidaridad, la libertad y el ejercicio efectivo de
los Derechos Humanos, que promueva y asegure la convivencia entre todos los
españoles poniendo al día y modificando
la Carta Magna que desde 1978 ha sido suprema referencia y garantía pero que
ahora requiere adaptaciones y reformas, especialmente en el Título VIII
relativo a la estructura del Estado. Y que
promueva una nueva ley electoral que corrija las actuales deficiencias y
permita que los elegidos puedan ser revocados por los electores si incumplen
sus mandatos.
Necesitamos
y reclamamos otro gobierno que defienda los intereses generales,
particularmente justicia, educación, sanidad, atención
a la infancia y a la dependencia, igualdad de género ciencia y protección del medio ambiente, como
prioridades permanentes y que, aunque actuando con lealtad ante nuestros socios
europeos, no entregue nuestra soberanía a los poderes económicos y financieros
ni a instituciones que desprecian e ignoran los derechos del Pueblo.
Necesitamos
y reclamamos otro gobierno que propicie grandes acuerdos de Estado para
combatir todas las manifestaciones de la desigualdad, para salvaguardar los
derechos sociales y el funcionamiento adecuado de los servicios públicos de
bienestar, para hacer equitativas y eficientes las políticas de redistribución
de las rentas y para evitar que los salarios sigan cayendo llevándose tras
ellos a miles de pequeñas y medianas empresas.
Necesitamos
y reclamamos otro gobierno que ponga las bases para otra política económica que
cree riqueza, empresas y empleo, que evite que siga aumentando la deuda y el
trabajo precario e incluso basura, como ha ocurrido con el último del Partido
Popular, que incentive el uso sostenible de los recursos y el respeto del medio
ambiente así como la actividad realmente productiva en detrimento de la
especulación y la cultura del pelotazo, y que reorganice
el sistema de cuidados para combatir las discriminaciones y carencias actuales.
Necesitamos
y reclamamos otro gobierno que garantice que todas las personas tengan acceso a
fuentes de información plural y que se ponga a su disposición la que sea
necesaria para saber con transparencia y objetividad lo que ha pasado en España
en los últimos años y que ha provocado tanto sufrimiento, quiénes han provocado
la crisis y quiénes se han beneficiado de su desencadenamiento y de las
políticas adoptadas en este tiempo. Y, sobre todo, que impida que las
administraciones utilicen los medios públicos de comunicación o incluso las
políticas de seguridad o defensa nacional como instrumento partidista o fuente
de lucro para unos pocos.
Somos
conscientes de que esta alternativa es difícil de poner en marcha y que su
andadura se enfrentará también a todo tipo de obstáculos. Es más fácil ordenar
unilateralmente e imponer que consensuar, y en etapas anteriores se ha podido
comprobar que el egoísmo de los grandes grupos de poder (que siempre han creído
que España es suya y que solo ellos son los auténticos españoles) es ilimitado
en nuestro país. Pero por muchas que sean las dificultades nunca serán
infranqueable ni mucho menos. La dificultad simplemente nos obliga a realizar
un esfuerzo mayor y a cambiar los objetivos, los contenidos y las formas de la
política gubernamental.
Frustrar
la posibilidad de iniciar un proceso de regeneración política en España sería
una enorme desgracia y quien contribuya a ello cargará para siempre con una
enorme responsabilidad. Las fuerzas políticas de izquierdas deben intentarlo y
sin miedo de involucrar en el esfuerzo al mayor número posible de
sensibilidades, con tal de que se haga colectiva la voluntad de asumir
principios y cambios de esa naturaleza. Y para ello es fundamental ser
consciente de que OTRO gobierno solo puede nacer de nuestra soberanía a los
poderes económicos y financieros, y
contribuya a reforzar la unión política, social y económica, limitada hoy a una
frágil unión estrictamente monetaria. A
una Europa solidaria, destinando los medios necesarios para la acogida de los refugiados y
emigrantes y, muy especialmente incrementando la tan decaída ayuda al
desarrollo para evitar los grandes y humanamente intolerables flujos de seres
humanos desamparados, porque no pueden
vivir dignamente en sus lugares de
origen. Reiteramos que es insoslayable y
urgente que se actúe sin dilación para no seguir permitiendo que mueran de
hambre cada día miles de personas, en su
mayoría niñas y niños de uno a cinco
años de edad, al tiempo que se invierten
en armas y gastos militares más
de 3.0000 millones de dólares. Para ello, a
escala mundial debe favorecerse como clamor popular, un multilateralismo democrático
eficiente procediéndose a una
auténtica refundación del Sistema de las
Naciones Unidas que el neoliberalismo
sustituyó por grupos plutocráticos (G7, G8, G20,…) Sólo así podría asegurarse
el cumplimiento de acuerdos sobre medio
ambiente, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la regulación de los tráficos supranacionales y
garantizarse la eliminación inmediata de
los paraísos fiscales.
Por eso
reclamamos diálogo y no confrontación permanente, fraternidad y no agresión y
violencia verbal, generosidad e inteligencia por todas las partes a la hora de
negociar, para que los acuerdos no se traduzcan en meros repartos de cargos sino
en un programa real de cambio.
FIRMAN ESTE TEXTO:
José Angel Cuerda Rafael Díaz
Salazar
Benjamín Forcano Lina Gálvez
Muñoz
Carlos Jiménez Villarejo José
Antonio Martín Pallín
Angells Martínez Castells Federico Mayor Zaragoza
Manolo Monereo José Mora
Galiana
Ana Noguera María Pazos
Montserrat Ponsa Pilar del
Rio
Manuel de la Rocha Rubí Lola Sanjuán
Juan Torres López Demetrio
Velasco