1 de enero de 2006

Un genocidio contra las mujeres

No puedo dejar de sentirme privilegiada en este mundo en el que la mayoría de las mujeres viven en situación de desventaja. He tenido la suerte de tener unos padres que me han dado las mismas oportunidades que a mis hermanos, en un pais y en un tiempo el que a las mujeres se nos reconocen los mismos derechos que a los hombres, en una sociedad en la que he podido estudiar y desarrollarme profesionalmente en un entorno típicamente masculino.

Pero me duele profundamente que me tenga que sentir como una privilegiada. Me indigna que en pleno siglo XXI estemos en la edad de piedra. Porque las mujeres seguimos siendo ciudadanos de segunda ¿segunda?. En este artículo se recoge el dolor que sufren las mujeres, las vejaciones y crímenes que se cometen contra ellas, se da un orden de magnitud espeluznante de cuantas desaparecen, sufren agresiones sexuales, son mutiladas, mueren por no recibir la misma asistencia sanitaria, por no alimentarlas, por no cuidarlas igual que a los hombres.

No podemos quedarnos impasibles. Es necesario posicionarse, denunciar, luchar por que estos actos depravados no se repitan con ningún ser humano. Hay que proteger a los desvalidos, hacerlos fuertes para que se defiendan, ayudarlas a salir de ese infierno. No podemos quedarnos de brazos cruzados.

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