Uno de sus resultados inmediatos más importante fue la aprobación por unanimidad de los 174 miembros de la OIT, en 1999, del Convenio sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación.
Pero hoy, años después, se ven frutos aún más esperanzadores de aquella movilización: en su 2º Informe Global sobre este tema, la OIT constata que, por primera vez, el trabajo infantil, especialmente en sus peores formas, está en declive en todo el mundo. Más aún, de seguir las tendencias actuales "la eliminación del trabajo infantil es un objetivo a nuestro alcance". Y una mención especial: el informe lo atribuye a una mayor conciencia y voluntad política las cuales han dado lugar a un "movimiento mundial en contra del trabajo infantil".
Es este un nuevo ejemplo de movilización global y presión política de las ONGD y los movimientos sociales para conseguir que la globalización adquiera un rostro más humano e incluyente, a través de objetivos concretos y viables, en este caso para asegurar una legislación internacional que regulara el trabajo infantil. Se logró la colaboración de cientos de ONGs, de los sindicatos de la educación y del empleo.
Otro ejemplo más de que "otro mundo es posible" si nos ponemos a ello.
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