A partir del atentado del 30 de Diciembre ha quedado patente una cosa: ETA no tiene ni ha tenido nunca la intención de abandonar las armas. En las tres últimas treguas (con Felipe González, Aznar y Zapatero) ha hecho lo mismo: rearmarse y asesinar de nuevo siguiendo con su innombrable “lucha”. En esta ocasión, incluso ha habido fisuras dentro de sus bases. Por eso creo que puede ser el principio del fin de ETA: ni siquiera todos sus incondicionales han apoyado este último atentado y todos los partidos deberían haber aprendido esta lección: ETA no quiere negociar y por tanto será eliminada judicial, policial y democráticamente por todos y también, espero, por quienes por ahora le apoyan. Tengo la esperanza de que este último atentado haya sido la sentencia de muerte de ETA.
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