31 de mayo de 2008

El rey y Libertad Digital

Dice Carlos Semprún Maura lo siguiente en el suplemento Ideas de Libertad Digital: "No entiendo cómo se puede aprobar la Ley de Memoria Histórica sin condenar al Rey. Esa ley condena sin matices ni reservas el Franquismo, con mayúsculas –o la Dictadura, como prefieren decir algunos–, para exaltar, sin matices ni reservas, la leyenda embustera del heroísmo de la izquierda, dejando fuera del pleito, del patio y del juicio a Don Juan Carlos, que es el más franquista de todos los españoles. Porque fue Franco, y sólo él, quien decidió designar al entonces Príncipe su heredero".

Amigos jueces y fiscales tengo un par de dudas:

¿Decir que el rey es el más franquista de todos los españoles es menos malo que dibujar a los príncipes Felipe y Letizia haciendo el amor?

Es más, ¿quemar una foto del rey, aunque sea del revés, es peor que llamarle el más franquista de todos los españoles?

30 de mayo de 2008

Leña al fuego

En estos días hay convocada una huelga en el sector de la construcción en la provincia de Sevilla. Como desde hace varios años, los trabajadores de la construción reclaman la ampliación del periodo de jornada intensiva a causa del calor. Como decía mi padre, "en Sevilla hace el calor que tiene que hacer", hablamos de mucho calor. Lógicamente todo esto está relacionado con la prevención de riesgos laborales.

El día antes de la primera jornada de huelga, al presidente de GAESCO (patronal de la construcción) no tiene otra ocurrencia que decir la siguiente salvajada: "Se está hablando de la jornada intensiva como un motivo grave de irresponsabilidad de los empresarios en materia de prevención y seguridad y no se está hablando de temas tan importantes como el alto consumo de bebidas alcohólicas o sustancias estupefacientes o drogas en las obras".

Desde luego, si existe un problema de consumo de alcohol y drogas en los andamios, es deleznable esperar a que los trabajadores convoquen una huelga para denunciarlo. ¿O es que han empezado a consumir tras convocar el paro?

Si existe el problema, que no creo que sea general, hay que atajarlo desde ya, pero no con incendiarios como el señor Rus.

Llamar borrachos y drogadictos a los trabajadores el día antes de la huelga, no nos parece la mejor manera de evitarla. Más bien al contrario pareciera que había voluntad de no llegar a ninguna solución. ¿No será que, dado como está el sector de la construcción, tres o cuatro días de paro, con el consiguiente ahorro de sueldos, no le viene mal a la patronal?

Mileuristas

Juan José Téllez
El Correo de Andalucía

Juan Nadie-veintitantos, dos títulos, tres martes y repartidor de pizzas- se despertó y un fámulo le trajo un frugal desayuno. Leyó la prensa que un sectario le trajo al despacho y salió de palacio a una reunión con un prócer. Le atribulaba lo mal que lo estaba pasando Rajoy, con quien había compartido no hace mucho manifestación y pancarta, pero nada es eterno en este mundo y los últimos serán los primeros en el reino de los cielos. Tras la libación del almuerzo preparado por unas encantadoras monjitas, escuchó al pelma responsable diocesano de Migraciones que le hablaba de no se qué de frenar a Berlusconi. Luego, se echó la siesta porque el domingo tenía una misa concelebrada. Juan Nadie era mileurista pero aquel día se sentía como un obispo. Que también dicen que lo son.

29 de mayo de 2008

Historia de las cosas

Interesantísimo video en el que nos explican, muy claramente, cómo se producen y consumen las cosas que hoy han logrado ser importantes en nuestras vidas.



Para que luego digan que el ser humano, como consumidor, no es predatorio.

Visto en la web de Juan Torres López.

Pesadilla pre-veraniega

¡Qué mala noche he pasado! Debe ser el estrés, o el final de curso, o los dolores de cervicales, o el cambio climático. No lo sé, pero el caso es que esta noche lo he pasado francamente mal; he tenido una pesadilla que no me ha dejado descansar lo más mínimo. Y, como el derecho al desahogo es un derecho humano (aun cuando no esté recogido en la Carta Magna), y como una pena compartida es media pena, procedo, por vuestra benevolencia, a compartir mi horripilante sueño con mis amigos lectores:

"Yo vivía en un país moderno. Como todos los países modernos, en el mío se podía consumir libremente (incluso porros y porno), a nadie se obligaba, por ejemplo, a ir a Misa; la gente podía elegir libremente sus valores, se podía jugar a la lotería, e incluso había elecciones y todo. Así, por ejemplo, el marco jurídico en el que se desarrollaban las leyes, se construía en un Parlamento democrático (que se formaba por la elección de los ciudadanos) y no se decidía por las creencias religiosas de algunas personas o grupos.

Pues en ésas estábamos cuando se celebraron unas elecciones. Las ganó un partido progresista (no recuerdo el nombre -todos sabemos que, en el mundo onírico, las fronteras de la memoria se tornan tenues y difusas-) y llegó al poder. Pero, en esta ocasión, el partido perdedor, el conservador, no encajó demasiado bien la derrota. Era un partido muy escorado hacia la extrema derecha (el de la oposición, quiero decir) y, en esta ocasión -aunque cueste trabajo creérselo- contaba con el apoyo total y absoluto de los obispos que mandaban en la Iglesia católica de mi país. De hecho, estos obispos tenían una emisora de radio (que, en algunos casos, podía dar la ligera impresión de transmitir contenidos machistas, homófobos, racistas y xenófobos, pero era sólo una impresión) desde la que atacaban sin piedad al partido que había ganado las elecciones. A tal efecto, contrataron a un locutor fanático, integrista y algo loco, que vociferaba cada mañana contra el Gobierno, a razón de seis horas diarias.

Y así, por ejemplo, se inventaron una teoría conspiratoria según la cual, el Gobierno que se formó era ilegal porque había ganado las elecciones gracias a un atentado terrorista, decían. ¿Que cómo se sostenía esa teoría? No me lo pregunten; en los sueños, los contenidos que rebasan en exceso hasta a la misma ilógica, son deterrados de la memoria consciente.

Los obispos del país realizaron, por lo menos, cuatro manifestaciones callejeras contra el Gobierno (nunca antes lo habían hecho); apoyaban (junto al partido ultraconservador de la oposición) a la gente que, en dichas manifestaciones, insultaban a un parlamentario (por ser homosexual), al presidente del Gobierno, a los que creían en otro modelo de configuración del país (a los que llamaban terroristas), e incluso hasta al mismísimo rey (del que el locutor loco pidió su abdicación).

Se celebró el juicio por el atentado terrorista (al que la radio de los obispos atribuía la victoria electoral, afirmando que eran los terroristas los que habían puesto al Gobierno en el poder) y los jueces sentenciaron desmintiendo la teoría conspiratoria. Pero el partido ultraconservador, y su radio amiga, empezaron a atacar al juez "por vendido" al Gobierno.

Y así se llevaron cuatro años de oposición: crisparon, enervaron, dividieron, mintiero y odiaron. Se manifestaron repetidas veces, en plan pre-bélico (había antiguos golpistas y partidarios de una dictadura que había habido antes en el país, en dichas manifestaciones); dejaron de apoyar al Gobierno en la lucha antiterrorista; manipularon a los padres de los alumnos del país, para organizar una insurrección contra el sistema educativo (todo ello, por una asignatura de ética, a la que acusaban de ser típica de los países totalitarios...). Si nada parece tener sentido, no olviden que los sueños son el reino de lo irracional y lo absurdo.

Y llegaron las siguientes elecciones: Y el pueblo, cansado de esa oposición tan destructiva y destructora, se pronunció a favor del Gobierno que estaba y lo renovó.

Y entonces llega lo más espeluznante de la pesadilla: el líder de la oposición ultraderechista se reunió en secreto (no olvidemos que eran expertos en conspiraciones) con los obispos y con el locutor loco de la radio, e idearon un plan maquiavélico: el líder de la oposicón se haría pasar por un converso al centro -abandonando la extrema derecha-, los más duros del partido huirían despavoridos del mismo, al no poder soportar que se convirtiera en un partido moderado, dialogante, europeo y democrático; el locutor loco empezaría a lanzar suflamas incendiarias contra el líder de la oposición, llamándolo traidor y mentiroso; y se formaría una auténtica crisis dentro de dicho partido.

Al estar los más integristas de la derecha supuestamente en contra del líder de la oposición, eso atrajo simpatías exógenas hacia su persona, mantuvo los votos que tenía (pues la derecha es el electorado sociológicamente más fiel) y ganó otros muchos de los indecisos del centro, e incluso hasta algunos de la izquierda, despechados por ciertos errores del Gobierno.

Como consecuencia de todo lo cual, y por lo perfectamente bien que todos (obispos, locutor y políticos) interpretaron la farsa, el partido ultraconservador salió reforzado de la falsa crisis y ganaron las siguientes elecciones. Entonces, el lider (que se había convertido al centro de verdad, de tanto fingirlo) fue sacrificado por los suyos, pusieron a un extremista a gobernar y volvieron todos los duros que habían pseudodimitido. Para entonces, ya controlaban todos los medios de comunicación (y todos los demás) y fue imposible para mi país la restauración de la democracia y el progreso".

Y en éstas me desperté, sudando como un cerdo. Tenía mareos y hormigueos en las piernas. Incluso ahora mismo (siete horas después), aún me tiemblan las manos sobre el teclado. Esta noche me tomaré un ansiolítico antes de dormirme.

28 de mayo de 2008

Consumidores mansos como corderitos

Hace tiempo que no le echamos desde aquí un vistazo a D. Carlos Rodríguez Braun y su célebre columna La tontería económica de la semana. Como bien saben, el título de la columna no pretende ser una descripción del contenido de la misma sino un repaso semanal a lo que, según el autor, son absolutas tonterías.

Esta semana aborda jocosamente unas palabras de José Luis Sampedro: "Vivimos en una sociedad esencialmente predatoria... en nuestro afán por explotar el mundo, destruimos el medio".

Dice D. Carlos que, a pesar de que Sampedro sí estudió economía, se ha convertido "en gran repetidor de falacias y tópicos que un curso introductorio basta para despejar". Claro, que el curso introductorio debe ser más largo que la longitud de su columna, pues no nos da siquiera un esbozo.

Rodríguez Braun se limita a contestar: "Si fuera predatorio (el ser humano) no habría aumentado el nivel de vida y jamás habrían alcanzado la prosperidad tantos cientos de millones de personas como lo lograron en el último siglo".

Olvida (¡como no!) a los miles de millones de personas que, en el último siglo han sido condenadas a padecer hambre, sed, guerras por petróleo, por diamantes, por coltán. Olvida a los miles de millones de personas que han sido desprovistos de sus cultivos tradicionales para plantar cereales, que alimente nuestro ganado, o palma africana, que alimente nuestros coches.

¿Nada tiene que ver nuestro consumo con el padecimiento de los olvidados? ¿Nada tiene que ver nuestro estilo de vida con el calentamiento global? ¡Ah! olvidaba que eso no existe, es otra falacia "progre".

Pero D. Carlos lleva razón, los consumidores no somos depredadores dispuestos a acabar con nuestro medio. Somos cochinos, metidos en nuestra cochinera dispuestos a comernos todo lo que nos echen, sin importarnos hasta cuándo durará el alimento. El que venga detrás que arree... y los pobres, merecido lo tienen por no prosperar como lo hemos hecho en el primer mundo.

Plan Colombia: la injerencia de Estados Unidos

Muy pocos mandatarios en el mundo tienen el honor de visitar al presidente George W. Bush y su familia en el rancho de Texas. Uribe, el presidente colombiano, es uno de ellos, y es que los dirigentes colombianos siempre han buscado, casi a cualquier precio, la cercanía con su poderoso vecino del Norte.

No sorprende entonces que Colombia sea uno de los cinco países del mundo que más ayuda militar estadounidense reciben. Ni que su embajada en Bogotá sea una de las más grandes, ni que en la actualidad existan 800 militares asesorando a las fuerzas armadas colombianas, ni que actúen a sus anchas y con permiso del Gobierno colombiano unos 600 mercenarios, llamados ahora contratistas. Mucho de este despliegue se supone que va destinado a la lucha contra el narcotráfico, pero para nadie es un secreto que el blanco principal son las guerrillas y cualquiera que resulte sospechoso de simpatizar con los insurgentes.

El modelo de intervención en la actualidad tiene nombre propio: Plan Colombia, desde el año 2000 hasta hoy se ha materializado en 5.000 millones de dólares. Casi la totalidad de la ayuda, 4.000 millones, ha sido destinada a las fuerzas armadas, el resto a cuestiones que parecen secundarias en este plan, como el desarrollo alternativa, los derechos humanos o el fortalecimiento de la justicia y la democracia.

Esta injerencia militar en asuntos internos colombianos es criticada por los países vecinos, que sólo ven como consecuencia el aumento de la carrera armamentística en la zona y la llegada de refugiados por el recrudecimiento de la guerra. Incluso el propio Departamento de Estado norteamericano ha congelado, en los últimos dos años, parte de los fondos destinados a los militares por los casos demostrados de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, torturas o, en general, por los numerosos procesos judiciales que implican a las fuerzas de seguridad por su actuar conjunto con los escuadrones de la muerte de extrema derecha, también conocidos como paramilitares.

Respecto a la guerra del narcotráfico, parece que se está perdiendo, ¿se quiso ganar alguna vez? Los cultivos apenas disminuyen, los precios en el mercado permanecen estables, a un narco extraditado a EEUU le sucede otro y el campesino ve arrasadas sus tierras con las fumigaciones con productos tóxicos, en vez de ofrecerle alternativas reales en un mercado dominado por los monocultivos de las grandes empresas.

27 de mayo de 2008

Contra el primo de Rajoy

Haciendo una anecdótica "memoria histórica", le dedicamos un cordial recuerdo al primo de Rajoy, y le brindamos este vídeo, tan claro como contundente, sobre el cambio climático.



Las cinco llagas de la Iglesia hoy (3)

Xavier Alegre, Josep Giménez, José I. González faus, Josep M. Rambla
Cristianisme i Justícia

TERCERA LLAGA: EL ECLESIOCENTRISMO

De la visión dada en el apartado anterior, brota esta nueva raíz de incredibilidad: la institución eclesial no sabe coexistir en democracia.

Comenzamos a redactar estas líneas en torno a la fiesta de Cristo Rey, cuyo significado puede iluminar lo que queremos decir. Cristo Rey no es una fiesta de reivindicación eclesial, sino más bien de sumisión creyente a la sabiduría incomprensible de Dios. Pues un Rey Crucificado es una idiotez para los ilustrados y un escándalo para los piadosos, como ya recordó san Pablo. Según la célebre expresión de la liturgia medieval “Dios reina desde el patíbulo” de la cruz. Porque un reino “de verdad y de vida, de libertad y gracia, de justicia de amor y de paz” (como canta el Prefacio de la misa de Cristo Rey) no se consigue a través del poder y de la espectacularidad, sino de la entrega amorosa de la propia vida. Esta es la sabiduría de Dios.

Dos eclesiologías

De acuerdo con este espíritu, es fácil contraponer dos eclesiologías que pugnan entre nosotros: una concibe a la comunidad creyente de acuerdo con los lenguajes evangélicos de fermento, sal, semilla... La otra concibe a la Iglesia más bien como fortaleza, como “zona residencial” de un planeta enfermo, como poder institucional (“sociedad perfecta”) que competirá con el poder de los estados, y no para conquistar su libertad sino para imponer sus modos de ver.

Creemos que sólo la primera de estas eclesiologías responde al proyecto de Jesús: “el camino de la Iglesia es el hombre” (Juan Pablo II, RH 14), y su misión por tanto irá por la línea del “perderse en la masa para fecundarla”, como hacen la levadura o la sal. Parece como si la institución eclesial pensara al revés: que el camino del hombre es la Iglesia y la misión de ésta es “obligarlos a entrar para que se llene la casa”, dicho sea con una expresión evangélica sacada de contexto (Lc 14,23). Esto hace que la Iglesia de hoy dé tantas veces la sensación de no saber estar en la democracia.

Para el primer modelo, el valor fundamental que une a creyentes y no creyentes es la fraternidad universal, en la que tanto insistieron el Vaticano II y Pablo VI. El cristianismo aportará a ese valor un fundamento y una plenitud: la filiación divina de todos los hombres. Y este fundamento se convierte, a su vez, en una exigencia sobre el modo de realizar esa fraternidad: a través de “la libertad de los hijos” (cf. Rom, 8,21; Gal 4,31). El cristiano puede pensar que una fraternidad sin filiación es manca (y hasta podría ser muerta); pero sabe también que una filiación sin fraternidad es falsa y puede ser hasta hipócrita. Y cree que allí donde hay, o se busca, una fraternidad auténtica, puede darse una aceptación de la “filiación” no expresa o anónima, y que sólo Dios conoce.

En cambio, para el modelo de la fortaleza, la fraternidad sólo es una forma apendicular, y algo degradada, del ser persona. Entonces la Iglesia, sintiéndose en posesión del tesoro de la filiación divina que es nuestra más profunda verdad, se contemplará a sí misma –valga la expresión– como “primer mundo” del espíritu, que mira al resto del mundo como “subdesarrollado”. La filiación se convierte aquí, insensiblemente, no en fundamento de la fraternidad sino en excusa contra ella. Y la fraternidad deja de ser un criterio verificador de la filiación divina, para convertirse en un engaño que se le tiende a ésta. Lo horizontal es obstáculo (o al menos tentación) para lo vertical.

El primer modelo no puede rezar el Padrenuestro sin vértigo porque lo comprende como llamada a una fraternidad universal: el adjetivo “nuestro”, añadido a la invocación de Dios como Padre, es sin duda incómodo, pero muy prometedor. En cambio, el otro modelo reza tranquilamente el Padrenuestro porque atiende sólo al nombre de Padre, y reduce el adjetivo a sólo aquellos que rezan como él.

O con otras palabras: si “vosotros sois la sal de la tierra” (Mt 5,13), la gloria de la sal no está en ella misma sino en que el alimento pueda ser mejor paladeado. La sal existe sólo para los alimentos, no para sí misma. Y la gloria de la Iglesia sólo puede ser el sabor humano del mundo. En cambio, para el segundo modelo, la gloria de una fortaleza (o de una zona residencial) es que la barriada no la alcance. De ahí la desautorización de términos y proyectos como el de “inserción”, que han ido buscando en los últimos años las diversas formas de vida religiosa.

Entendemos que el segundo modelo convierte a la Iglesia en “sinagoga” (con lo que, paradójicamente, la “mundaniza” en el sentido negativo del término porque se apoya en esa tentación tan mundana de que la seguridad nos hace fuertes1). El primero deja a la Iglesia en una cierta intemperie que es la de esa libertad que brota de la verdad (Jn 8,32): porque la verdad de que los hombres somos hijos de Dios es la verdad de que, por eso, somos todos hermanos. Lo cual es tan bello y cierto como difícil de realizar. Esa intemperie es la que la Iglesia está llamada a vivir, creyendo en Dios y no en sí misma o en su propia seguridad.

Por eso, Vaticano II optó claramente por el primer modelo: “la razón de ser de la Iglesia es actuar como fermento y alma de la sociedad” (GS 40).

Vaticano II

Somos conscientes de la gran dificultad de cuanto venimos diciendo. Pero creemos también que, si la Iglesia opta por el segundo de los modelos descritos, perderá otra hora histórica porque será como la sal desalada, o como la luz que ya casi no ilumina, porque la han metido bajo un apagavelas para que no la apague el viento, en vez de convertirla en hoguera a la que el viento ya no apaga sino que propaga.

Y tememos que, aunque Vaticano II significó una opción clara y decidida por el primero de los modelos descritos, hoy la Iglesia esté retirándose descaradamente al segundo. Por eso citaremos, a toda velocidad unos cuantos textos del Vaticano II en favor de lo que acabamos de decir.

1. La Iglesia del Vaticano II se sentía:
“íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia” (GS 1);
“instituida no para dominar sino para servir” (Ad OH 7). Y por ello,
– deseosa de “ofrecer al género humano su sincera colaboración para lograr la fraternidad universal” (GS 3); pero a la vez
– humilde como para decir a los fieles que “no siempre tiene a mano la respuesta adecuada a cada cuestión” (GS 33), y que “no piensen que sus pastores están siempre en condiciones de poder darles inmediatamente solución concreta a todas las cuestiones aun graves, que surjan” (GS 43).

2. Esta conciencia de su misión la llevaba a confesarse:
– preocupada “no sea que imitemos a aquel rico que se despreocupó por completo del pobre Lázaro” (GS 27);
– culpable “en parte no pequeña, en la génesis del ateísmo” (GS 19),
“llamada por Cristo a esa perenne renovación de la que ella, en cuanto institución terrena y humana necesita constantemente” (UR 6).

3. Y por todo eso buscaba relacionarse con el mundo:
– desde la convicción de que “la verdad no se impone de otra manera sino por la fuerza de ella misma, que penetra suave y fuertemente en los espíritus” (DH 1); y de que el hombre que yerra sigue conservando la dignidad de la persona humana (DH 11);
– desde el reconocimiento de que “el mundo puede ayudarla mucho, a través de las personas individuales y de toda la sociedad humana” (GS 40) y también de “los muchos beneficios que ha recibido de la evolución histórica del género humano” (GS 44);
– y sabiéndose necesitada de la ayuda que “los hombres de toda clase o condición [...] sean o no creyentes, pueden prestarle” (GS 44) en las grandes cuestiones actuales.

4. Desde ahí la Iglesia se profesaba públicamente:
– reconocida “por el dinamismo de la sociedad actual: sobre todo la evolución hacia la unidad y el proceso de una sana socialización civil y económica” (GS 42), y por “el dinamismo en la promoción de los derechos humanos [...] que brotan de la fuerza del evangelio” (GS 41). Ello la llevaba a sentirse:
“no ligada a ninguna forma particular de civilización humana ni a sistema alguno político, económico o social” (GS 42). Y finalmente:
“dispuesta a renunciar al ejercicio de ciertos derechos legítimamente adquiridos, tan pronto como conste que su uso puede empañar la pureza de su testimonio” (GS 76)

Una Iglesia así nos parece que es la que Dios quiere; por eso la buscamos nosotros. Porque todo esto no es contrario a “la vocación del hombre a la unión con Dios” (GS 19), sino más bien el camino hacia ella. Por eso Pablo VI, en el discurso de clausura habló del valor religioso de nuestro concilio”, precisamente porque había sido promotor del ser humano.

La imagen actual

Hoy hay pastores que, en privado, pueden sentirse así y admirar las palabras del Concilio. Pero, a la hora de actuar públicamente, parecen olvidar esos sentimientos y dan más bien otra imagen de Iglesia: Una Iglesia distanciada del género humano al que considera enemigo y perdido, a menos que vuelva a ella. Por eso le preocupa más su autoridad que su servicio. No teme para ello acercarse más al rico epulón que al pobre Lázaro. Cree que debe dar su colaboración al género humano de manera impositiva y no dialogal, porque se figura estar en posesión de respuestas a todas las preguntas de la historia. Se siente llamada por eso a imponer la verdad de manera autoritaria, y está más atenta a proclamar los beneficios que ella ha aportado al género humano que los que ha recibido de éste. De ahí que la renuncia a privilegios que le parecen útiles para su misión, aunque empañen la pureza de su testimonio, se le antoja una tentación de ingenuidad.

Todo eso, por supuesto, es humanamente comprensible y muy natural. Pero nos atrevemos a decir, con un manido juego de palabras, que no es muy sobrenatural. Y que, en la comunidad cristiana, deberíamos aplicarnos las palabras de Jesús: “entre vosotros no sea así” (Lc 22, 26). Tampoco pretendemos que lo dicho no deje espacio para analizar y buscar dialogalmente los caminos mejores más cercanos al ideal evangélico, ante cada problema que se plantea.

Pongamos un par de ejemplos. La iglesia española todavía no ha sabido educar a los fieles en el principio elemental de que aquello que es legal en una sociedad laica y democrática, no tiene por qué coincidir con la moral cristiana. Sigue empeñada en que lo moral y lo legal coincidan, desconociendo cuál es el sentido de la ley civil, y reivindicándose a sí misma como legisladora. Entonces ocurre una de estas dos cosas: o los cristianos (en lo que afecta al dinero y a la propiedad) se atienen a lo permitido por la ley, que está muy lejos de lo que pide la moral cristiana, o (en casos de moral sexual) salen a la calle con la idea de derribar gobiernos cuyas leyes les parecen contrarias a la moral. En ambos casos lo que se pone de manifiesto es una incapacidad de la institución eclesial para formar cristianamente a sus fieles por ella misma, y sin el recurso al poder civil.

Otro ejemplo: la iglesia española debería reconocer que no ha hecho demasiado por cumplir el compromiso que contrajo de caminar hacia su propia autofinanciación, para no dar la sensación antievangélica de que depende de un estado –laico por otro lado–. Es cierto que la Iglesia realiza una gran labor social muy útil al estado, a pesar de los dolorosos conflictos que han tenido lugar últimamente entre instituciones beneméritas (como Cáritas o Manos Unidas) y la jerarquía. Es cierto también que muchas voces públicas y mediáticas resultan sectarias cuando dan este problema por resuelto remitiéndose al “enorme patrimonio” de la Iglesia: pues una gran parte de ese patrimonio es improductivo, y además consume bastante en gastos de mantenimiento y adecuación. La Iglesia no pide una entrada para acceder a templos como Santa María del Mar o la catedral de León, tal como cobra el estado para visitar el Museo del Prado... Falta coraje para abordar cada situación concreta con análisis, diálogo y publicidad, buscando aquello que –con Paulo Freire– podríamos llamar “el inédito viable” evangélico.

1La Iglesia reclama aquí “plataformas para evangelizar” y esta formulación genérica puede ser bien entendida. Pero luego resulta que “evangelizar” se reduce, más que al anuncio y puesta en práctica del señorío de Jesús, a “hablar bien de la Iglesia”. Un ejemplo de esto en España, creemos verlo en lo que sucede con la COPE: una emisora católica que, en nuestra opinión, no evangeliza (a veces hasta escandaliza por su falta de caridad) pero, eso sí, habla siempre bien de la Iglesia.


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26 de mayo de 2008

Santa María

Vaya por delante mi profundo respeto por María San Gil: la política que ha tenido valor para superar el trauma, el miedo... (¡qué sé yo!) provocado por presenciar el asesinato a manos de ETA de su amigo Gregorio Ordóñez, y por vivir (como tantos otros) amenazada por pensar y decir lo que piensa; y la persona que ha superado el trauma, el miedo... (¡qué se yo!) provocado por padecer una enfermedad cuyo nombre, sólo de escucharlo, a muchos nos tumbaría.

Dicho esto, creo que María San Gil se ha equivocado, o la han equivocado. Y su error ha sido aprovechado por los enemigos de Rajoy para subirla a los altares primero como mártir ("¡cómo pueden hacerle esto a María", decían las primeras voces) y luego como santa ("o se está con María o con ETA", ha dicho Carlos Iturgaiz). Santa María.

Se equivocó, si es que no pretendía tumbar a Rajoy, al anunciar su salida de la ponencia política para el congreso de su partido, sin explicar qué parte de la ponencia no le gusta hasta el punto de abandonar primero la ponencia y posteriormente todos los cargos que ocupa en el PP.

Cuesta trabajo no ver intención en cómo ha hecho las cosas. Bien podría haber sido más discreta, simplemente diciéndole a Rajoy que no cuente con ella para su proyecto. También podría haber sido más clara, diciendo concretamente qué aspectos de la ponencia le parecen mal.

Es lo que podríamos denominar el complejo de Rosa Díez. Aparentemente funciona así: yo vivo en el País Vasco, amenazada por ETA, me juego la vida por la democracia en este país (hasta aquí me parecen hechos objetivos incuestionables), luego mi opinión sobre lo que debe ser este país es moralmente superior a la del resto. Esta conclusión es errónea, en primer lugar no creo que haya opiniones superiores, y en segundo lugar, aunque aceptáramos la prevalencia moral de los amenazados para definir España, se olvida de que existen otros muchos más amenazados y asesinados (lamentablemente) que tienen una visión radicalmente distinta de la de María San Gil. Por ejemplo, Ernest Lluch.

Se equivocó también en la forma, anunció una rueda de prensa para explicar su situación, con la malísima suerte de que coincidió con el último atentado de ETA. María San Gil, por respeto a sí misma y a lo que representaba, debía haberla aplazado. ¿o es que ella es la víctima más importante de ETA, incluso más que la última víctima? Volvemos al complejo.

Si a esto sumamos la aparición de Ortega Lara, al parecer otro ser moral superior, el asunto casi da asco.

Usar el terrorismo para elevar a María San Gil a los altares es, en mi opinión, un gran triunfo de ETA y, por tanto, una gran traición a la lucha antiterrorista y a España.

Vaya por detrás mi profundo respeto por María San Gil: la política que ha tenido valor para superar el trauma, el miedo... (¡qué sé yo!) provocado por presenciar el asesinato a manos de ETA de su amigo Gregorio Ordóñez, y por vivir (como tantos otros) amenazada por pensar y decir lo que piensa; y la persona que ha superado el trauma, el miedo... (¡qué se yo!) provocado por padecer una enfermedad cuyo nombre, sólo de escucharlo, a muchos nos tumbaría.

La "tolerancia" de la derecha... extrema (o extrema derecha)

En su blog perteneciente a su diario digital, Federico Jiménez Losantos ha escrito un artículo en el que manifiesta su opinión de los blogueros e internautas que no piensan como él. En dicho grupo aglutina a las personas de izquierdas y a las de la derecha que Llamazares ha llamado "normalizada". A todos ellos, el locutor preferido de los obispos los ha llamado "psicópatas blogueros".

Lo transcribimos para que los lectores que, por sentido común o un mínimo sentido de la decencia y de la estética, no oyen la COPE, puedan comprobar para qué Rouco, Martínez Camino y demás obispos pagan el sueldo a Losantos:

Naturaleza y funciones del psicópata bloguero
24 de Mayo de 2008 - 15:35:25 - Federico Jiménez Losantos

En la guerra sucia desatada contra la Derecha que no acepta el cambio de régimen, de la que la campaña para entronizar a Gallardón –con Rajoy como menordomo temporero– es prueba obscena y evidente, Internet juega y jugará más en el futuro un papel esencial. La vil liquidación política de María San Gil –que, ojo, no está políticamente muerta, y puede sobrevivir más que sus verdugos– se ha producido mediante filtraciones usando la Red, a través de medios que no llegan a informativos ni alcanzan la condición de creadores de opinión autónomos, pero que pueden pasar por algo más que simples sitios confidenciales y bizcochables. En una campaña de diseño genuinamente pepiñesco, la derecha sorayina ha construido una red de confidentes despistados o serviles –desde los jóvenes inexpertos en papel a los añosos penosos reconvertidos en buzones de Internet– que no dudan en transmitir cualquier frase que parezca noticia y sirva al propósito de Génova 13.

Luego uno puede rastrear la noticia y darse cuenta de su inanidad, falsedad y manipulación, pero ya ha cumplido su objetivo, que era desanimar a una persona muy machacada y que tire la toalla. El mecanismo es, repito, el de la izquierda prisaica: la destrucción personal. Desde el vídeo contra Pedro Jota hasta la campaña contra los resistentes de la COPE en estos últimos años (recrudecida en estas últimas semanas) ya sabemos hasta dónde son capaces de llegar estos delincuentes morales y políticos. Hay que estar, por tanto, acorazados y prevenidos. Porque la guerra para rendir a la Derecha que no acepta el cambio de régimen, que repito es el objetivo final, será larga. Y dura.

En esta guerra va a tener gran importancia una figura criminosa más que criminal: la del psicópata bloguero. Hay quien lo confunde con lo que Pepiño ha recibido en sus cubiles de Ferraz como nuevos "cibermilitantes", es decir, militantes políticos del ciberespacio al servicio del PSOE y de su nuevo régimen antinacional, antiliberal y antidemocrático. Pero esos cibermilitantes no pueden inundar la red con mensajes positivos sobre el PSOE que irían directamente a parar a la basura, sino difundir continuamente consignas de contenido injurioso o descalificatorio contra sus rivales. Y hace falta tener una pasta muy especial, una personalidad muy caracterizada y peculiar, para pasar el día –o las horas libres del día– difundiendo infamias contra los enemigos políticos de hoy, que, ojo, pueden ser los amigos de ayer o los aliados de mañana, según convenga al Prisoe. No hay más que ver lo que decían contra Rajoy los mismos que, tras traicionar a sus votantes y militantes, ahora lo alaban junto a Gallardón. Es la derecha laica que Polanco pedía, la que Cebrián quiere "reconstruir", la que el triunfador Llamazares llama "normalizada", que en un matasanos castrista significa, obviamente, amordazada.

El cibernauta de Pepiño no es un psicópata bloguero, pero debe reclutarlos entre ellos. ¿Y qué clase de psicópata es éste? Pues muy sencillo: el que carece de empatía con los que le rodean o a los que visita, el indiferente a los sentimientos de los que constituyen una determinada comunidad ideológica y política, que aún discrepando en las tácticas y liderazgos, comparte unos mismos valores, una misma sensibilidad hacia las ideas que, a su juicio, deberían informar la acción política. Un psicópata bloguero es el que entra y se aposenta –a veces hasta trata de robar– en un blog para humillar, insultar o aburrir a los que lo ocupan. Le da igual lo que sientan, porque él no siente, salvo una especie de motor de odio destructivo que sólo tras cumplir su propósito se hará autodestructivo. Le da igual pasar horas y horas en una tarea aburrida, sórdida, de asechanzas y trampas, porque extrae su placer precisamente su insensibilidad hacia los que trata. Como todos los psicópatas, es un ser que carece de cualquier empatía con el prójimo, que para él no es sino parte de un paisaje humano con interés meramente instrumental y entomológico. De estos psicópatas salen los cibernautas del nuevo servilismo, los que desprecian los sentimientos y las ideas de quienes las tienen. Porque, y esta es la clave última de su personalidad, el psicópata no tiene ideas ni sentimientos, salvo el de destruir deliberada, minuciosa y morbosamente a quienes los tienen.

El Psicópata Bloguero (PB) es sólo una variante del psicópata común, pero lo vamos a ver mucho, sólo o en compañía de otros, boicoteando los sitios ajenos porque no tiene sitios propios. El PB no busca y hace el mal por necesidad sino por placer. Vive de la negación del otro, por eso se identifica tanto con los terroristas, para los que sus enemigos no son personas, lo que hace mucho más fácil liquidarlas. No se le verá nunca compartiendo un blog de gente que piense como él, porque él no piensa, sólo niega el pensamiento y el derecho a pensar de los demás. De esta clase de gente maligna, que no debemos confundir con los que de buena fe compran su mercancía, tenemos abundante presencia en este blog, en otros como éste y, en general, en las opiniones libres y rápidas que acompañan a las noticias de Libertad Digital. Y como la guerra contra los que creemos en España y en la Libertad se está haciendo ya a través de la Red, tenemos que ir preparando el contraataque. Sin concesiones.

25 de mayo de 2008

Guerra

Todas las madres del mundo,
ocultan el vientre, tiemblan,
y quisieran retirarse
a virginidades ciegas,
el origen solitario
y el pasado sin herencia.
Pálida, sobrecogida
la fecundidad se queda.
El mar tiene sed y tiene
sed de ser agua la tierra.
Alarga la llama el odio
y el amor cierra las puertas.
Voces como lanzas vibran,
voces como bayonetas.
Bocas como puños vienen,
puños como cascos llegan.
Pechos como muros roncos,
piernas como patas recias.
El corazón se revuelve,
se atorbellina, revienta.
Arroja contra los ojos
súbitas espumas negras.

La sangre enarbola el cuerpo,
precipita la cabeza
y busca un hueco, una herida
por donde lanzarse afuera.

La sangre recorre el mundo
enjaulada, insatisfecha.
Las flores se desvanecen
devoradas por la hierba.
Ansias de matar invaden
el fondo de la azucena.
Acoplarse con metales
todos los cuerpos anhelan:
desposarse, poseerse
de una terrible manera.

Desaparecer: el ansia
general, creciente, reina.
Un fantasma de estandartes,
una bandera quimérica,
un mito de patrias: una
grave ficción de fronteras.

Músicas exasperadas,
duras como botas, huellan
la faz de las esperanzas
y de las entrañas tiernas.
Crepita el alma, la ira.
El llanto relampaguea.
¿Para qué quiero la luz
si tropiezo con tinieblas?

Pasiones como clarines,
coplas, trompas que aconsejan
devorarse ser a ser,
destruirse, piedra a piedra.
Relinchos. Retumbos. Truenos.
Salivazos. Besos. Ruedas.
Espuelas. Espadas locas
abren una herida inmensa.

Después, el silencio, mudo
de algodón, blanco de vendas,
cárdeno de cirugía,
mutilado de tristeza.
El silencio. Y el laurel
en un rincón de osamentas.
Y un tambor enamorado,
como un vientre tenso, suena
detrás del innumerable
muerto que jamás se aleja.

Miguel Hernández
(Cancionero y Romancero de Ausencias)

24 de mayo de 2008

La conjura de los necios

Hace bastantes años, vio la luz un magnífico libro de John Kennedy Toole que llevaba el título que hemos tomado prestado para este artículo. La novela nos narraba cómo se ve el mundo a través de los ojos de un loco, Ignatius J. Reilly. Desternillante como pocas, esa obra maestra nos hizo reir con las desventuras de un loco, que sólo provoca risas porque sabemos que es una novela.

Pero lo que no es literatura, en modo alguno, es la manifestación (convocada por el clásico "pásalo" del sms) de hoy, a las 12 del mediodía, en la sede del PP de la calle Génova, para protestar contra Rajoy (supuestamente en apoyo de María San Gil y ¡¡¡Ortega Lara!!!). Es más, algunos medios (con la COPE a la cabeza) se han ocupado de extender hasta la extenuación que la salida de Ortega Lara (¿alguien sabe qué cargo ocupaba en el partido?) "agrava la crisis del PP" (!!!).

Visto lo visto (por ejemplo, el derrotero que están tomando algunos líderes de la derecha - o ex-líderes-), y vista la postura de los medios de ideología de la derecha más extrema, a mí ya no me cabe duda de que lo que hay contra Rajoy (entiéndase, contra la moderación y europeización de la derecha española) es una verdadera conspiración.

Se observa que hay gente a la que le interesa muchísimo que el PP no abandone jamás su posicionamiento extremo (y su estrategia de crispación y división). Y si loco (o necio) es el que "ha roto el principio de realidad", en palabras freudianas, (esto es, la conexión con lo real, la capacidad de saber leer y entender la realidad), entonces esta conjura es una auténtica "conjura de los necios". Se trata de la necedad y ceguera incurable de los que llaman "maricomplejines" a los que, precisamente, sí han entendido lo que no quiere la sociedad española y, por eso, intentan rectificar.

Y si necio es el que cree y afirma necedades, ¿cómo habríamos de llamar a los que creen a los necios, a los que se dejan dirigir por ellos?

Y un par de apuntes de postre:

a) ¿por qué los sms del 11M, contra la sede del PP "eran promovidos por la SER" y éstos de hoy contra la sede del PP "no lo son por la COPE"? ¿Hasta cuándo el doble discurso, la hipocresía, la farsa y el cinismo?

b) ¿Por qué, en estricta coherencia, no se va Esperanza Aguirre?

Confieso que la segunda pregunta me interesa mucho más que la primera.

23 de mayo de 2008

Golpe de Estado en la Academia

Carlos Fernández Liria
Público

Lo que se ha llamado la Convergencia Europea en Educación Superior viene vendiéndose como una radical revolución educativa para poner la Universidad al servicio de las nuevas demandas sociales. En verdad, se trata del equivalente a una reconversión industrial en el mundo académico. Su objetivo es poner la Universidad pública al servicio de las empresas. La receta es extremadamente simple: la financiación pública se subordina a la previa obtención de “fuentes de financiación externa”, es decir, privadas. En la práctica ello significa que, en adelante, toda la geografía del mundo académico (disciplinas, cátedras, departamentos, facultades, planes de estudios, proyectos de investigación, etc.) se ve forzada a amoldarse a los intereses profesionales y las prioridades de investigación empresarial. Se abre así un abismo entre un edificio que se ha levantado sobre sí mismo con la lentitud propia de la Historia de la Ciencia (26 siglos de diálogos, polémicas y esfuerzos incansables de millones de investigadores) y el imprevisible mundo de las demandas empresariales, cada vez más anárquicas y cada vez más dependientes de capitales que se mueven en la Bolsa a la velocidad de la luz.

Las universidades públicas tendrían que poder ser financiadas con criterios académicos autónomos, que se conformen a los intereses de la razón y no a los del mercado. En muchas ocasiones hay que garantizar la financiación pública precisamente porque no existe financiación privada. Pero hace ya tiempo (Bolonia 1999, Lisboa 2000, AGCS, Doha 2001, OMC 2005, etc.) que las autoridades europeas decidieron saltar al otro lado del abismo. No es que se pretenda privatizar la Universidad; es mucho más rentable ponerla al servicio de los intereses privados. Al volcar la financiación pública en proyectos académicos que ya gozan de “fuentes externas” de financiación lo que se hace lisa y llanamente es subvencionar con dinero público actividades empresariales privadas (al tiempo que se ahoga la financiación pública de actividades de interés ciudadano que no sean rentables). Al mismo tiempo, las empresas se apropian de un ejército de becarios pagados con los impuestos y que trabajarán para ellas y sus propios intereses mercantiles. En una vuelta de tuerca más de lo que Galbraith llamó “la revolución de los ricos contra los pobres”, las empresas no se conforman con pagar cada vez menos impuestos: ahora quieren también el dinero de los contribuyentes. Y a esto se le ha llamado “poner a la Universidad al servicio de la sociedad”.

Para la presentación en sociedad de esta descarnada reconversión mercantil de la Universidad se ha contado con la inestimable ayuda de los pedagogos. Estos eran imprescindibles para disfrazar la mercantilización con los ropajes de una revolución educativa progresista y liberal contra la supuesta rigidez de las estructuras académicas. Lo que necesitaban las empresas era, como siempre, “flexibilidad” y la jerga de los pedagogos era la única que podía teñir esta temible palabra con tintes progresistas e incluso izquierdistas y antiautoritarios. Había que perder el respeto a las rigurosas distinciones del edificio científico y abogar por la “formación continua”, “flexible”, “transversal” y “psicoafectiva” de un profesional todo terreno, capaz de estar en todo momento a la altura y al tanto de las necesidades ingobernables de un mercado laboral cada vez más imprevisible y demente. Para formar este tipo de profesional no hacen falta científicos, sino entrenadores: pedagogos y psicopedagogos capaces de adiestrar personal para la Olimpiada de un mercado laboral vertiginoso.

El resultado ha sido una suicida animadversión hacia los contenidos académicos y científicos, que viene a sumarse a la brutal mutilación de contenidos específicos que ya venía exigida por la mercantilización. La reducción de la duración y la profundidad científica de muchas Licenciaturas ha supuesto un verdadero naufragio académico. Para suplir el déficit de especialización, el alumno puede pagarse –si se lo permite su bolsillo– un master de formación avanzada.

Ahora bien, es en este punto en el que la maniobra de los pedagogos ha supuesto un verdadero golpe de Estado en las relaciones Academia-Profesión que afecta a todas las carreras de corte teórico (Física, Matemáticas, Filosofía, Historia, etc.) que tienen como salida profesional mayoritaria las enseñanzas medias. Un Anexo a la Orden ECI/3858/2007 (27/12/2007) instituye como requisito para presentarse a las oposiciones para profesor de secundaria haber cursado un Master de Formación del Profesorado (MFP) destinado a formar competencias de psicología, pedagogía, psicopedagogía y didáctica aplicada. Se trata, por supuesto, de ampliar a un año (y a precio de master) el actual “Certificado de Aptitud Pedagógica” (CAP). Este cursillo pedagógico nunca ha sido evaluado objetivamente, pese a que no hay nadie con un mínimo de vergüenza que se atreva a dudar de sus nefastos resultados.

Las consecuencias son muy graves para la Universidad y también para la Enseñanza Secundaria y el Bachillerato. La mayor parte de los alumnos universitarios que piensen en su profesión optarán por cursar el MFP y no uno de estudios avanzados en filosofía, lingüística, física o biología. A medio plazo, eso sentencia de muerte los master de casi todas las facultades teóricas y clásicas. Pero lo peor es el perfil del profesor de secundaria al que se aspira. No ya un profesor que sepa filosofía, física o gramática, sino un asesor psicopedagógico de un material humano al que, en realidad, ya se da por perdido: el alumnado en general de toda la enseñanza pública. Pero esto no es una solución sino un agravamiento de un problema cuyas raíces son de carácter social, económico y político, no académicas.

En respuesta al MFP, algunas Juntas de Facultad han comenzado a firmar un manifiesto acordado en la Facultad de Filosofía de la UCM (La Profesión de Profesor). Sus argumentos son muy moderados, pero merecen escucharse.

Carlos Fernández Liria es profesor titular de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid.

22 de mayo de 2008

Con bolso de Louis Vuitton

Rebelión

La firma de productos de lujo Louis Vuitton demandó a una estudiante danesa por vender carteles y camisetas diseñados por ella en los que aparece un niño africano desnudo y desnutrido, con un bolso parecido a los de esa firma francesa y un perrito como el de París Hilton, denunció hoy Diseñadores por Darfur.

Esa asociación caritativa con sede en Nueva York aseguró a través de un comunicado que la joven demandada, Nadia Plesner, de 26 años, es una artista que participa en sus actividades.

En los carteles y camisetas de Plesner se puede ver sobre un fondo blanco a un niño negro desnudo y con mirada triste y grandes ojos, que sostiene en sus brazos un bolso blanco con símbolos parecidos a los característicos de Louis Vuitton y un perro chihuahua ataviado con un traje rosa.

Todos los ingresos obtenidos con la venta de esas ilustraciones, en las que también se puede leer en una esquina "Simple Living", el lema de la campaña, se han destinado a programas caritativos para la población de la región sudanesa de Darfur, según la organización.

"Sin embargo, Louis Vuitton no se ha impresionado con la expresión creativa de Nadia, sino que ha presentado una demanda contra ella en la que reclaman más de 20.000 dólares diarios mientras continúe con el proyecto", lamentó Diseñadores por Darfur.

La agrupación aseguró que la intención de la artista con su campaña era vestir a "una víctima de Darfur con un bolso inspirado en Louis Vuitton y un perro-accesorio estilo Paris Hilton", la famosa heredera de la familia estadounidense de los Hilton.

"Mi ilustración de Simple Linving es una idea inspirada por la constante cobertura de los medios de comunicación de cosas que carecen por completo de sentido", explicó en el comunicado la afectada, que colgó en su página web la correspondencia mantenida con la firma francesa desde el pasado febrero.

La artista danesa añadió que "si haciendo nada, salvo llevar bolsos de diseño y perritos feos parece ser suficiente para salir en las portadas de una revista, quizá merece la pena intentar poner accesorios a la gente que realmente lo merece y necesita atención".

"Por ese motivo elegí mezclar la cruel realidad con elementos del mundo del espectáculo en mis dibujos", argumentó la estudiante, que está previsto que participe en un acto que Diseñadores por Darfur organizará este año en Nueva York para recaudar fondos.

El promotor de Diseñadores por Darfur, Malcolm Harris, sugirió a la firma francesa de moda que, en lugar de gastar sus recursos en este tipo de litigios, los invierta en apoyar iniciativas que ayuden a acabar con las "atrocidades que están teniendo lugar en Darfur".

"Si Gucci puede usar su marca para salvar a niños de Malawi, en colaboración con Madonna, estoy seguro que Louis Vuitton puede usar su influencia con Darfur", añadió.

21 de mayo de 2008

Racismo en Italia

Dicen que Berlusconi está emprendiendo una cruzada anti-extranjera xenófoba y racista por esconder la mala situación económica del país. ¿Por qué hay que buscar una causa que justifique estas acciones violentas?

Ahora estamos casi todos muy sensibles a los casos de violencia machista. ¿Cómo reaccionaríamos si la prensa, al hablar de un hombre que maltrata a su esposa, nos cuenta que lo hace para esconder la mala situación económica doméstica? Supongo que nos resultaría repugnante.

El gobierno filofascista de Berlusconi actúa contra el extranjero porque es xenófobo y racista, punto. No hay que buscar otra explicación.

Se habla de irrupciones nocturnas, redadas indiscriminadas, malos tratos de la policía y niños que desaparecen en la nada como si no hubieran nacido. Pero no en la Arhgentina de Videla, en la Italia actual, es decir, en la Unión Europea. Sobrecoge el relato de Victoria Mohacsi, eurodiputada romaní de origen húngaro, que ha estado investigando lo que ocurre en Italia contra los gitanos.

El lider de la Liga Norte, Umberto Bossi, justificó los ataques de los últimos días contra campamentos de gitanos rumanos: "Si el Estado no cumple con su deber, es la gente quien lo hace; a la gente al final se le hinchan las pelotas". Entre otras perlas del gobierno de Berlusconi.

En este clima, la Unión Europea debate su ley de inmigración... ¿cuándo dejé de sentirme orgulloso de ser Europeo?

Estación de Autobuses

Prado de San Sebastián, Sevilla

Novios que se despiden hasta nunca. Móviles que despiertan silenciosos, cena tú, yo llego tarde, el sonido del agua en el baño de los niños. Aros enormes, labios tatuados, labios preparados para amar. Monedas que han sobrado del sueño. Maletas vacías. Mujeres cargadas con bolsas de plástico buscando una respuesta, una cara conocida. Oscuras intenciones. Policías que miran la mochila de reojo, escrutando lo mirada triste de los marroquíes. Los pícaros, los que te piden un euro para comprar un billete. La fauna que espera en la cafetería: funcionarios, cofrades, agentes de seguros, a la caza de un niño que les pida 30 euros, cada uno 30 euros.

Pablo García Casado (Dinero. DVD Ediciones).

20 de mayo de 2008

La crisis del PP: ¿Conspiración o Renovación?

Marcha de Zaplana, marcha de Acebes, Marcha de San Gil, pataletas de Aguirre al son de "primarias ya, que yo quiero mandar en España"; dardos de Fraga contra Aguirre, respuesta de ésta a aquél; Celia Villalobos (nada sospechosa de sumisa, por lo demás) diciendo en TV que "no entiende a María San Gil, a la que quiere mucho (exigencias protocolarias del guión) pero que la redacción definitiva de la ponencia recoge absolutamente todas las propuestas de la dirigente vasca"; la COPE afirmando que la ponencia hace nada menos que diez correcciones a la propuesta de San Gil. Y Federico, de fondo, trinando (como de costumbre).

Sin ir más lejos, esta misma mañana afirmaba "la voz de la verdad" que "tanto tiempo creyendo que el malo era Gallardón y ahora resulta que es Rajoy" al que le ha dicho de todo menos "bonito". Recuerdo que "traidor" y que "ha engañado a todos los que le han votado" es de lo más suave que ha vociferado, en esa costumbre de la radio episcopal de pacificar el ambiente.

La COPE y El Mundo empezaron lanzando sus órdagos desde el mismísimo día posterior a la última (aunque quizá no defintiva) derrota electoral del PP. El sector más duro y neocon del partido, obedeciendo a sus ideólogos (unos yéndose, otros pataleando, como decíamos). Y Rajoy a sus anchas, más libre y autónomo que nunca, más líder que nunca, sacudiéndose, como moscas, los lastres pesados que, durante la anterior legislatura, le arrastraron a las posiciones más extremas. Por cierto, muy poco antes se había ido Alcaraz de la AVT (¿casualidad?). Gallardón siguiendo a la sombra (o a la luz).

Y yo con estos pelos, con el corazón dividido: por un lado, alegrándome del viraje de la derecha española hacia un espacio más moderado, dialogante y democrático (que, en principio, nunca debería venir mal) y, por otro, con la inconfesable fantasía de que el innegable cabreo de la prensa y radio más ultra-derechista (que ahora habla más de Rajoy que de ZP) pueda contribuir a arañar apoyos a la derecha...que siempre será derecha. Desde que algunos de sus dirigentes fueron ministros con Franco, pasando por Alianza Popular y acabando en su estado actual, más beligerante o más moderado, el PP siempre será el PP. Y como dijo alguien, "el tigre nunca se vuelve vegetariano".

¿Conspiración? ¿Renovación? ¿Las dos cosas? No lo tengo muy claro (la ausencia total de prensa libre e independiente no me ayuda mucho) pero lo que sí que parece innegable es que por Génova andan nadando en aguas turbulentas. Muy turbulentas. Y si "a río revuelto, ganancia de pescadores", ¿quién será el que tiene la caña preparada?

Las cinco llagas de la Iglesia hoy (2)

Xavier Alegre, Josep Giménez, José I. González faus, Josep M. Rambla
Cristianisme i Justícia

SEGUNDA LLAGA: EL JERARCOCENTRISMO

De manera gráfica, podríamos definir esta llaga diciendo que se ha deshecho la inversión del orden de los capítulos 2 y 3 que tuvo lugar en la Constitución del Vaticano II sobre la Iglesia y que, según todos los comentaristas, tenía un enorme significado.

La revolución del Vaticano II

En efecto: el texto que había preparado la curia romana para la Constitución sobre la Iglesia comenzaba hablando, en primer lugar, de la jerarquía, tras dedicar un capítulo previo a la Iglesia como misterio. De este modo parecía que el constitutivo del misterio de la Iglesia era el “poder sagrado”. Pero los padres conciliares rechazaron ese orden por gran mayoría de votos, y comenzaron hablando del pueblo de Dios. Este es el verdadero misterio de la Iglesia: la comunión de todos, la cual realiza además la definición de la Iglesia como señal o “sacramento de salvación” (LG 1 y 2). Sólo una vez establecido el pueblo de Dios, brotan de él unos servicios (ministerios) que todo pueblo necesita: entre ellos el de la autoridad, que es indispensable y querido por Dios.

Se evitaba así la herética concepción de que sólo el poder es Iglesia y el resto de los fieles no pasa de ser un campo en que pueda desplegarse ese poder. Lo que, en expresión ya célebre de Y. Congar, había hecho que la eclesiología se convirtiera en “jerarcología”: hablar de la Iglesia no era más que hablar de la jerarquía. El Vaticano II desautorizó este modo de concebir declarando expresamente que “la Iglesia no está verdaderamente formada, ni vive plenamente, ni es representación perfecta de Cristo, mientras no exista y trabaje con la jerarquía un laicado propiamente dicho” (Ad G 21).

La Iglesia dejaba así de definirse como “sociedad perfecta” para pasar a definirse como “comunión”. Esa comunión, que Vaticano II vería “a semejanza de la Trinidad”, es ante todo una relación horizontal; y, cuando sea vertical, lo será en los dos sentidos: tanto de abajo arriba como de arriba abajo. Muchas autoridades de la Iglesia lanzan repetidas apelaciones a la comunión (entendida sólo como sumisión); pero cabe dudar de si alguna vez se han preocupado por comulgar verdadera y decisivamente con los suyos.

La autoridad eclesiástica tendría aquí campo abierto para esa inversión evangélica de la autoridad en servicio (Lc 22,24-27) que brilla tan poco en la Iglesia como en los poderes mundanos. La categoría de pueblo es el fundamento de esa comunión que define a la Iglesia: un pueblo de iguales, donde la autoridad podía hacer verdaderamente suya la frase de san Agustín: “soy un creyente con vosotros”.

Su reverso

Pero pronto aparecieron voces de altas instancias que pretendían desauto rizar la definición de la Iglesia como pueblo de Dios, dada por Vaticano II, tachándola de “reduccionismo sociológico”. Esa acusación, apuntaba a desvirtuar la noción horizontal de “comunión” dándole un sentido exclusivamente vertical, en línea con lo que había escrito Pío X en la Vehementer Nos: “la Iglesia es una sociedad de desiguales, los pastores y la grey”. Añadamos para los entendidos que, así, la visión bíblica de la actuación de Dios, volvía a ser sustituida por la platónica del Pseudodionisio.

Es pues necesario subrayar que tildar de reduccionista la definición de la Iglesia como “pueblo de Dios” es una acusación infundada, y además heterodoxa. Conviene recordar que, para el Nuevo Testamento, se trata de un “pueblo santo” y que, por ello, esa santidad debe reflejarse no sólo en cada miembro particular sino en su configuración como pueblo. La Iglesia no podría ser Cuerpo de Cristo ni Templo del Espíritu si no fuera real y verdaderamente pueblo del Dios Padre: pueblo sacerdotal y, por eso, “asamblea santa” (1 Pe 2, 9).

Que pueda hacerse un mal uso de esta definición es algo que también amenaza a las otras definiciones de la Iglesia y, por eso, no constituye objeción contra ella.

Consecuencias

Las consecuencias de estas dos visiones se hacen visibles en unas duras palabras del cardenal Congar, el gran eclesiólogo del siglo XX a quien Juan Pablo II calificó como “un regalo de Dios a su Iglesia”. Preferimos hablarcon sus palabras autorizadas más que con las nuestras. Para Congar:

Roma ha eliminado prácticamente la realidad propia de la ecclesia para reducirla a una masa dependiente de ella. Curia romana en todo [...] Roma no está verdaderamente persuadida más que de su propia existencia y de su propia autoridad. Persuadida sin duda de que así sirve a Dios. Pero ¡qué poco habla ella de Dios! Y ¡qué poco habla a los hombres de creyente a creyente y de servidor de Jesucristo a servidor de Jesucristo [...] No busca más que la afirmación de su autoridad.

Esta eliminación práctica de la “ecclesia” (que en griego, y en la palabra hebrea que traduce, significa precisamente “asamblea de un pueblo”) tiene, para Congar, unas consecuencias funestas a la hora de la misión y la credibilidad de la Iglesia. Por ejemplo:
– “Esta Roma que todo lo reduce a ceremonias”; y
– “a Roma sólo le interesa su autoridad, no el evangelio”.
– “la eclesiología de la Curia, dominada por el carácter sagrado de la persona del papa, hasta no consistir más que en esto. Deriva [...] de la antropología que se vive allí, donde no hay confianza alguna ni simpatía por el esfuerzo de los hombres”.
– “La Curia no comprende nada [...] sus miembros se mantienen en la ignorancia de la realidad, y en la sujeción política a una eclesiología simplista y falsa en la que todo se deduce del Papa; no conciben la Iglesia más que como una enorme administración centralista cuyo centro ocupan ellos”.

Aún podríamos añadir otra consecuencia que creemos palpar con frecuencia: el carrerismo, la búsqueda obsesiva de dignidades (mundanas en el fondo aunque se vistan de púrpura) que condiciona la actuación de muchos ministros de la Iglesia, más atentos a su propia promoción y seguridad que al cuidado del pueblo de Dios. Por eso no es extraño que Congar saque de todo lo dicho una conclusión muy seria:

Este aparato pesado y costoso, prestigioso e infatuado de sí mismo, prisionero de su propio mito de grandeza, todo eso que es la parte no cristiana de la Iglesia romana [...] condiciona (o mejor impide) su apertura a una tarea plenamente evangélica y profética....

No hablaríamos así si esas fuesen palabras nuestras. Pero conviene añadir dos cosas. Eso mismo lo había percibido Juan XXIII cuando confesó al embajador francés durante su presentación en el Quirinal:

Quiero sacudir todo el polvo imperial que, desde Constantino, se ha pegado al trono de Pedro.

En segundo lugar: esto que entonces sólo veían algunos profetas, es hoy evidente para una gran parte del mundo y vuelve la imagen de la Iglesia escandalosa para muchos. Por eso Congar escribía con alegría ante los cambios del Vaticano II:

La teología conciliar ha cobrado vida: la teología de comunión es imprescindible y por tanto la teología de la potestas tendrá que adaptarse a eso.

Desgraciadamente tememos que ha ocurrido lo contrario: la comunión se ha adaptado a la potestad.

Una confirmación

La última, y sorprendente, confirmación de lo anterior la proporciona la siguiente anécdota que contaba Hilari Raguer en El País: (8-II-2007): durante una visita a Montserrat de un conocido cardenal de la Curia, el 15 de agosto de 1981, escuchó éste, en conversación con la comunidad benedictina, algunas esperanzas de reforma de la curia con el nuevo papa, y alguna crítica o duda sobre el exceso de viajes de Juan Pablo II (expresada ésta por Evangelista Vilanova). Y se opuso tajantemente a ellas con esta respuesta: “el carisma del Papa es viajar, el nuestro es gobernar la Iglesia”.

Las críticas a los viajes podrán ser discutidas. Pero la afirmación de que el carisma de la Curia es gobernar, es falsa y eclesialmente heterodoxa. La autoridad de la Iglesia no es la Curia romana, sino el colegio apostólico con su cabeza. La Curia no es más que un necesario complejo administrativo al servicio de la autoridad de la Iglesia pero no en sustitución de ésta. Y nos parece innegable que hoy la Curia funciona más como lo segundo que como lo primero: hace muchas veces de pantalla entre el colegio y su cabeza, en lugar de vivir a su servicio. Por eso se la criticó durante el pasado Concilio. Pero luego fracasó su reforma tras Vaticano II, fracasó con Pablo VI, para llegar al final a esa entente de que el papa hace otra cosa y ellos gobiernan.

Una pieza clave para esta actuación errónea es el hecho de que los miembros de la Curia sean consagrados obispos contra lo ordenado por el Concilio de Calcedonia (451) sobre las llamadas “ordenaciones absolutas”, es decir: de un obispo sin ninguna iglesia a la que presidir y servir. Se pretende eludir esa infracción con la sutileza jurídica de nombrarles obispos “in partibus” es decir: obispos de iglesias antiguas que ya no existen. Pero es difícil que semejante escapatoria puede tranquilizar conciencias, entre los seguidores de Aquél que reprendía por “quebrantar la voluntad de Dios amparándose en las tradiciones de vuestros mayores” (Mt 15,3).

Por duro que resulte lo dicho no somos los únicos en pensar así. El arzobispo Quinn, que fue miembro de la Curia y presidente de la conferencia episcopal norteamericana, escribe:

“La curia ha adoptado numerosas decisiones que van contra la colegialidad. Repetidas veces, algunas decisiones de las conferencias episcopales fueron rescindidas. Traducciones del catecismo y del Leccionario, aprobadas por las conferencias episcopales en varios países, fueron rechazadas por la Curia [...] En el nombramiento de los obispos no es raro que sean nombrados algunos que nunca habían sido propuestos por los obispos de la región e incluso son desconocidos para ellos”. Porque: “el episcopado no es simplemente un órgano secundario que deba ser instruido y formado por la Curia para que adopte un determinado punto de vista, especialmente en materias que están abiertas a la libre opinión en la Iglesia”. Por eso no puede darse por supuesto en modo alguno que “la curia tiene la función de adoctrinar y formar al episcopado en una cuestión que no es de fe”.

Así funcionan las cosas. Aquí no pretendemos imponer a nadie nuestra opinión, pero defendemos que es una postura totalmente ortodoxa y sostenible en la Iglesia de hoy. Por eso, no puede ser desautorizada o excluida de la comunión eclesial, acusándola de herejía o de falta de amor a la Iglesia. Estas desautorizaciones son demasiado cómodas, visto que el Vaticano II reclamó que la curia romana y sus dicasterios “sean sometidos a una nueva ordenación más adaptada a las necesidades de los tiempos y regiones” (ChD 9). Y cabría contraponerles aquellas palabras del propio Pablo VI, dirigiéndose a la curia romana:

Nos aceptamos con humildad y reflexión crítica, y admitimos lo que se señala con justicia. Roma no necesita ponerse a la defensiva, cerrando los oídos a las observaciones que proceden de fuentes respetadas, y menos aún cuando esas fuentes son amigas y hermanas.

Jerarcocentrismo patriarcal

El último mal de esta concentración sacralizadora y curial es la llamativa falta de atención a la mujer, a quien la institución eclesial parece ignorar, como no sea para amonestarla o culpabilizarla. Juan XXIII declaró en la Pacem in Terris que la promoción de la mujer era un “signo de los tiempos”. La curia romana parece incapaz de leer esos signos de los tiempos a través de los cuales nos habla Dios; y alguno de sus documentos sobre este tema merecerían el reproche evangélico de “quebrantar la palabra de Dios acogiéndose a las tradiciones de sus mayores”. ¿Cómo se pudo escribir, por poner un único ejemplo, que “de conformidad con la venerable tradición de la Iglesia, la elevación a los ministerios de acólito y lector queda reservada a los varones”? ¡Qué contraste con aquella iglesia de Roma donde una mujer, Junia, es calificada por Pablo como “apóstol” (Ro 16,7)!

No se trata ahora de discutir (ni de canonizar a priori) todos y cada uno de los pasos, de los problemas y de las reivindicaciones que cualquier promesa y cualquier novedad pueden plantear a la Iglesia. Pero sí pedimos que la autoridad eclesiástica comprenda el imperativo que encierra la radical proclama de san Pablo: “en Cristo Jesús ya no hay varón ni mujer” (Gal 3,28). El cristianismo primero escandalizó a la sociedad por su apertura respecto a la mujer; el catolicismo oficial de hoy escandaliza a la sociedad por su cerrazón respecto a la mujer.

Por eso pedimos un poco de fe en el Dios que guía la historia a pesar de todo, así como un poco de acogida y de cariño hacia tantas mujeres, en seguimiento del trato que les dio Jesús y que resultó notablemente escandaloso para la sociedad religiosa de su época. Aunque sólo fuera por gratitud hacia aquellas a las que la Iglesia debe mayoritariamente su pervivencia. También, sin duda, porque el patriarcalismo dominante es enormemente mutilador.

En conclusión

Es sólo la Curia romana, en su configuración actual, la que necesita una eclesiología “jerarcocéntrica”. El colegio apostólico, con su Cabeza, no la necesitan para nada. Y el pueblo de Dios tampoco.

En este contexto, defender hoy al ministerio de Pedro es procurar que aparezca como sucesor de Pedro, no de Caifás ni de Constantino o Carlomagno. Que las sandalias del pescador sustituyan otra vez a las coronas de rey sacerdote. Y que la curia romana sea un servicio al papa y no una “corte” que se beneficia del halo de su autoridad en provecho propio, como ocurre en todas las monarquías absolutas. El ministerio petrino tampoco es una especie de rey constitucional, que no gobierna, que hace un papel de símbolo y al que se le dice lo que tiene que hacer (así parece concebirlo la curia).

Y, por lo que hace al pueblo de Dios, Pablo VI señaló la aspiración a la igualdad y la participación como virtudes de nuestra época en las que se refleja la dignidad del hombre. Pues bien: esa doble aspiración es la que no tiene cauce alguno en las estructuras de la Iglesia. Ello constituye un antitestimonio importante.

Las demandas concretas que eso exigiría se han formulado muchas veces: que el papa no fuese jefe de estado, ni sus representantes en las iglesias de cada país ostenten cargo político de embajadores; la supresión del cardenalato como dignidad, y reforma de la elección papal (en la línea del proyecto que la Curia le tumbó a Pablo VI); participación de las iglesias locales en la designación de sus pastores; dar al sínodo de obispos funciones deliberativas y no sólo consultivas, como expresión de la colegialidad; una revisión profunda de los procedimientos de la Congregación de la Doctrina de la Fe; un examen serio y detenido de la posición de la mujer en la Iglesia1.

Estas reformas no son por sí mismas “soluciones”, pero creemos que devolverían salud y credibilidad a la Iglesia.

1Ver, por ejemplo, el capítulo “Para una reforma evangélica de la Iglesia” en la obra de CiJ: Iglesia de dónde vienes, a dónde vas, Barcelona 1989, pág. 95-128.


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19 de mayo de 2008

Frío verano

No, no voy a hablar del cambio climático y su repercusión en las temperaturas veraniegas. Aunque indirectamente si hablaré de nuestra influencia (la humana) en el clima.

Como decimos por aquí, pronto llegará "la caló".

Leo en el Correo de Andalucía que, según Red Eléctrica de España, el aire acondicionado doméstico consume más de 1500 megawatios. Como dichos así parecen pocos, la noticia aclara que para generar todos estos megawatios hacen falta dos centrales nucleares o cuatro de ciclo combinado.

Esto me lleva a una reflexión más allá del alcance del artículo en cuestión. Se vuelve a hablar de energía nuclear en España. Ya saben esa energía verde (salvo que no sabemos bien qué hacer con los residuos) y segura (salvo accidentes como el de Chernobyl).

El debate es inquietante porque no existe. Es decir, los dos grandes partidos dicen en voz alta que somos deficitarios en producción de energía y concluyen en voz baja que nuestro modelo es Francia, es decir, más de esa energía limpia, sana y segura.

Los ecologistas claman al cielo, pero ya saben que son muy pocos y sólo se les da voz si conviene.

Los consumidores, eso es lo inquietante, callamos. Por eso el debate no existe. La pregunta es ¿en qué orden de prioridad sitúo la comodidad de poder pasar frío en casa mientras fuera sobrepasamos los 40 grados?

Seamos sensatos con nuestro consumo energético, no pasa nada por no pasar frío en verano, nuestros abuelos sobrevivieron a las altas temperaturas estivales.

Los consumidores callamos, salvo que la futura central nuclear se ponga al lado de casa. Entonces sí veremos Chernobyl como una amenaza real y clamaremos al cielo... Pero será tarde y, a pesar de contar con el apoyo de los ecologistas, seguiremos siendo muy pocos.

La represión estatal en Colombia

Durante toda la historia de Colombia, las élites dominantes que controlan al Estado, incluidas las fuerzas armadas, no han dudado en anular a sangre y fuego cualquier intento de cambio social y movimiento político de izquierdas. Para ello han promovido desde la creación de auténticos escuadrones de la muerte, los conocidos paramilitares que todavía hoy perduran, hasta el fomento, como en la actualidad, de legislaciones y medidas extraordinarias, más propias de una dictadura que de un Estado de derecho.

Todo el mundo es sospechoso, y si usted no lo es, sospeche de su vecino, ese parece ser el lema de la política de “seguridad democrática” aplicada desde la elección del presidente Álvaro Uribe en 2002 hasta nuestros días. Esta estrategia política, que busca implicar a la población civil en el conflicto y limita libertades y derechos fundamentales, pasa casi desapercibida en un contexto mundial que vive acongojado tras los atentados del 11 de Septiembre de 2001.

Nada más llegar al poder, Uribe decretó el “Estado de conmoción interior”, que concedía atribuciones judiciales especiales a las fuerzas armadas, algo que realmente sorprende teniendo en cuenta que son las más denunciadas de América Latina ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos por su actuar violento. Campesinos ejecutados y presentados como guerrilleros, defensores de derechos humanos detenidos y desaparecidos por la inteligencia militar, líderes sociales entregados a los grupos paramilitares, cientos de sindicalistas torturados y asesinados, amenazas, escuchas ilegales…Algo sin precedentes, que recuerda más a las fuerzas de represión de dictaduras como la chilena o la argentina, que a unas fuerzas de seguridad maduras y asentadas en valores humanistas, sociales y de tolerancia que deben caracterizar a las sociedades pluralistas y democráticas.

Todos los organismos nacionales e internacionales que velan por los derechos humanos en Colombia coinciden: la lucha contra los grupos insurgentes no puede ser excusa para cometer tales actos de barbarie, así como tampoco puede ser utilizada para priorizar el gasto militar sobre las necesidades sociales del pueblo colombiano, aumentando la inequidad y desatendiendo las causas principales del conflicto. Uribe gastó durante su primer mandato (2002-2006) unos 11.000 millones de euros en la guerra.

15 de mayo de 2008

La degradación de la lucha armada en Colombia

Las deplorables condiciones de vida de la mayoría de la población, la profunda desigualdad, así como la anulación violenta de cualquier movimiento político de carácter social, crearon las condiciones necesarias para que diversos grupos organizados optaran por la lucha armada soñando con un país más justo.

Animadas por el éxito de la revolución cubana y alineadas al bloque socialista durante la guerra fría, las guerrillas lograron sobrevivir al colapso de la Unión Soviética y continúan hoy, más de 40 años después, obstinadas en la toma militar del poder, algo que para la mayoría de los analistas está totalmente descartado. En la década de los 90 se desmovilizaron algunos grupos insurgentes, pero las FARC y el ELN, las dos principales guerrillas, siguen activas; los intentos de negociación han fracasado porque desde el Estado se ha pretendido alcanzar la paz sin recortar privilegios a las clases dominantes y la guerrilla ha querido dialogar sin parar la guerra. Con el actual Gobierno, las posibilidades son aún más remotas ya que no reconoce la existencia del conflicto sino que tacha de “terroristas” a los alzados en armas.

A lo largo de las últimas décadas, las guerrillas han visto disminuir su apoyo popular debido, principalmente, a las graves violaciones al derecho internacional humanitario que han cometido. La Oficina del Alto Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia denuncia, año tras año, a las guerrillas –principalmente a las FARC- como autoras de homicidios, masacres, desplazamiento forzado, ataques a la misión médica, uso de minas antipersona o del reclutamiento, muchas veces forzado, de menores como combatientes. La utilización desde principios de los años 80 de recursos obtenidos del negocio del narcotráfico confirma que las FARC han decidido emplear todos lo medios a su alcance para conseguir sus objetivos, incluso aquellos que van contra el tipo de sociedad que supuestamente promueven.

Caso aparte merece, por el gran impacto que genera en la sociedad colombiana la utilización del secuestro con fines políticos o lucrativos. Es difícil saberlo con exactitud, pero en la actualidad, los secuestrados deben ser unos 200, entre ellos, una candidata presidencial y decenas de miembros de las fuerzas públicas, algunas con casi diez años de reclusión en las selvas y montañas colombianas.

14 de mayo de 2008

Pésame y condena

Desde estas páginas, humildemente, queremos enviar nuestro más sentido pésame a los familiares y amigos del guardia civil asesinado por ETA, Juan Manuel Piñuel Villalón, que deja mujer y un hijo.

Condenamos una vez más un cobarde atentado que ha costado la vida a una persona y que no ha servido para nada. Pues nada lo puede justificar.

El lehendakari Ibarretxe, tras condenar el atentado y mostrar sus condolencias a la familia, ha manifestado: "¡Cuánto daño hace ETA a los que defendemos que el pueblo vasco es de los más antiguos de Europa, y a los que quieren profundizar en su identidad!"

No deja de sorprenderme la capacidad que tienen estos nacionalistas de mirar constantemente su propio ombligo, ¡cómo puede alguien mostrar su desagrado por el daño que ETA hace a sus posiciones ideológicas, mentras a otros les cuesta la vida!

Botin y Rato a juicio

No sé si Rato ha pasado antes por los tribunales pero para Botín (presidente del Banco de Santander) parece ser una “saludable” costumbre pues es el juicio número 26 al que se presenta (incluso puede que tire por lo bajo).

Como hemos sabido por la prensa la semana pasada, el “titular del Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid, ha llamado a declarar como imputados al presidente del Banco Santander, Emilio Botín, y al ex ministro de Economía Rodrigo Rato (entre otros) como imputados por su actuación en el proceso de compra del 45,3% de Aguas de Fuensanta, empresa vinculada a la familia Rato, por Banesto en 1999. El juez les imputa a todos presuntos delitos de apropiación indebida, administración desleal, falsedad en documento mercantil, cohecho y negativa a socio del derecho de información en el proceso de compra de esta sociedad relacionada con la familia Rato”.

Se denuncia que Banesto (en manos del Santander desde su quiebra) pagó 13,2 millones de euros, por dicha empresa (Aguas de Fuensanta) a pesar de su “quiebra técnica” pues tenía deudas por valor de 94,4 millones de euros.

Por tanto la pregunta es: ¿por qué Botin pagó tanto dinero por una empresa en ruinas? Según el abogado de la acusación fue para comprar a la justicia española por otro caso por el que se le estaba juzgando.

Así que tenemos a un político en el gobierno (Rato) que supuestamente utiliza su poder para que se archive un caso contra un banquero como Botin, y como agradecimiento, este banquero supuestamente hace ganar a la familia de ese político una millonada por gestionar muy mal una empresa. Si por fin los condenan pediré una suscripción popular para levantarles un monumento al juez y a los abogados que se ha querellado por conseguir lo que nadie ha soñado hasta ahora: someter a Botin a la ley.

Este es el liberalismo económico que predica Rato y Botin, libertad para hacer lo que me de la gana y para comprar la justicia cuando se le ocurra meterse en nuestros santos asuntos. Como saben el Santander es el mayor banco nacional (y de los mayores a nivel mundial) y Rato ha sido director del FMI. Esta clase de “individuos” son los que nos gobiernan. ¿Tienen dinero en el Santander? ¿Creen en los principios y valores que tienen los dirigentes del PP?.

Rebelion

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