Así rezaba una de las pancartas de las variadas manifestaciones con que la comunidad educativa de la comunidad de Madrid cerró el curso recién terminado. Y es que nadie (a excepción o de la gente muy rica, o de la gente insolidaria a la que le revienta que de sus impuestos se paguen los colegios públicos) parece estar contento con la agresiva política de privatización de la enseñanza pública, a la que Aguirre está sometiendo todo el territorio de la comunidad madrileña.
Mas de 65 parcelas de terreno concedidas a centros privados o concertados, la consiguiente merma de recursos para la escuela pública, centros públicos que se están quedando sin alumnos (ya que los profesionales huyen a los centros a los que Esperanza Aguirre está dotando con más recursos), y un largo y triste etc, son el resultado de la aplicación de la dura política neoliberal de esta neocom de misa y comunión.
La gente sin recursos, las clases más desfavorecidas, los profesionales que han dedicado su vida a trabajar para que la Administración Pública ofrezca los servicios que el pueblo necesita y a los que tiene derecho… todo ello no supone la más mínima preocupación para esta señora en particular, ni para el Partido Popular en general.
Hace dos días, su gran amigo y ejecutor con Bush Jr de la injustísima y criminal guerra de Irak, José María Aznar, hacía sus alegatos a favor de las centrales nucleares y, por supuesto, de la privatización de las cajas de ahorro. ¡Vendamos el Estado a los ricos! Ése es el santo y seña de esta terrible y rancia derecha que seguimos padeciendo en España. Por supuesto, también los hospitales. Y, mientras tanto, ponemos más trabas a los inmigrantes del Tercer Mundo (que son simplemente pobres, inmundicia) y seguimos zancadilleando a esos sectores de la sociedad que, al ser minoritarios (homosexuales, personas de otras confesiones religiosas –o de ninguna-, etc), no suponen amenaza de pérdida de votos para el PP.
Es cierto que ese sistema neoliberal ha construído el mundo para los ricos (y, para el resto, o hipoteca bancaria o hambre directamente, si no guerras). Pero lo que me alarma es la prisa y denuedo con que el PP lucha y trabaja para que España (ahora, afortunadamente, sólo en las CCAA gobernadas por él) vaya a la cabeza en esta carrera de la insolidaridad.
Tenemos que hacer algo urgente por salvar las estructuras de los servicios públicos, ante el ataque voraz del capital y sus secuaces (los políticos neoliberales como Aguirre, Aznar, el PP en general). Pero no podemos esperar a mañana. Tiene que ser ya. AHORA
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