Cuando se disponía a salir para realizar sus visitas, a la misma hora de cada día, recibió un mensaje en el ordenador. Era de Snake: "sube a mi despacho, el Jefe de Personal de la central quiere verte". En seguida Worker supo qué estaba pasando, la mirada huidiza de su jefe se lo había advertido.
Julian Richman no era el Jefe de Personal, pero como si lo fuera. Desde que las acciones de la empresa empezaron a bajar su trabajo consistía en realizar este tipo de visitas a las delegaciones provinciales de la empresa. Era la quinta vez que, en este mes, visitaba la delegación de Snake. A Richman no le disgustaba esta tarea, no le resultaba desagradable despedir a personas que, al fin y al cabo, él no iba a conocer en su vida... y además le pagaban muy bien estas misiones extraordinarias.
Cuando Worker entró, Richman fue al grano, su avión estaba a punto de salir. "Desde hoy no trabajas en la empresa, estás despedido. Te pagaremos bastante más de lo que podrías lograr yendo a un abogado". "Ya" -dijo Worker-. "¿Quieres quedarte el coche de empresa? Te lo podemos dejar a buen precio" -preguntó Richman-. "No creo que pueda pagarlo" -contestó Worker-. "Vale, Snake te acompañará a tu despacho para recoger tus efectos personales, déjalé a él las llaves del coche" -dijo Richman automáticamente-. "¿Tienes quién te lleve a casa?" -preguntó Snake circunspecto-. "Llamaré a mi hijo mayor, estudia aquí cerca -respondió tranquilamente y agregó-. Richman, la empresa ha presentado beneficios, y esta delegación ha crecido por encima de la media" -repuso Worker mirándole a los ojos-. "Las acciones han bajado un 75% y los accionistas quieren sangre, en la última Junta han sido muy duros con la Dirección. Hay que ser realistas, como ahora vamos a vender menos, podemos prescindir de algunos comerciales" -contesto Richman, empezando a impacientarse por su vuelo. "Es lógico -admitió Worker-. Pero yo soy el que tiene mejores números de tu plantilla" -inquirió, mirando esta vez a Snake-. "Al ser el que más vende, eres el que más gana, se trata de ahorrar costes -explicó Snake, mientras se ponía colorado-. Además, despidiéndote a ti salvo a dos o tres compañeros", -y se escondió avergonzado detrás de Richman-. "Es lógico, Ssssnake" -contestó Worker arrastrando deliberadamente la ese.
Esta historia puede ser ficción o no. Pero cualquier parecido con la realidad, es dudoso que sea coincidencia.
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