Le sobraba el color a la primera de ABC de ayer. En blanco y negro habría tenido más efecto la imagen de Benedicto XVI con gesto de Hannibal Lecter, sujetando una cruz con la mano izquierda (vade retro) mientras la palma desplegada de la derecha recordaba aquel saludo de su mocedad parda. El titular, de toma pan y moja: “El Papa pide a Europa que acoja a los refugiados”. Eso, el mismo día que sus guardias habían expulsado de un templo de Roma a 150 gitanos rumanos.
Al vetusto diario se le pasaba por alto el detallito, igual que al nanoeditorialista de La Razón, que tenía el cuajo de hablar así del trato que se da a los desplazados en el viejo continente: “Sólo un hombre ha tenido el coraje de denunciar esta situación: Benedicto XVI, cuya voz resonó ayer contra el populismo xenófobo”. Lo de predicar y dar trigo, ya saben.
Más sibilino, el editorialista de Cope evitaba las cuestiones mundanas y se ponía profundo en la exégesis de las palabras dominicales de Ratzinger. Persígnense: “En el origen está la Razón. Por esto es bueno ser una persona humana. Si fuésemos solamente un producto casual de la evolución en algún lugar al margen del universo, nuestra vida estaría privada de sentido o sería incluso una molestia de la naturaleza”. ¡A la hoguera con Darwin! Y lo de “persona humana”, digno de premio Jesulín de Ubrique a la elocuencia.
Vidal merengón
Seguimos en lo extraterrenal, que el reino de Pedro Jota tampoco es de este mundo, igual que los titulares de primera que se gasta. “Gigantes y cabecillas en el Aberri Eguna de Troitiño”, se guaseaba El Mundo bajo una fotografía de varios dirigentes de la izquierda abertzale ilegalizada tras los que se veía, efectivamente, una pareja de festivos gigantes. Qué ingenio.
La perspicacia la aporta, una vez más, Carlos Dávila desde su balconcito en la portada de La Gaceta: “Confirmamos que la negociación existe y que con Zapatero y Rubalcaba todo cabe en los trueques, sobre todo si en el párrafo siguiente los criminales saludan a Troitiño. Cobarde, Blanco, es el que se baja los pantalones ante la banda”.
Y de postre, César Vidal, travestido de ultrasur en La Razón y gritando a todo pulmón: “¡Gracias, Real Madrid!”. He aquí el porqué: “De lo que yo me alegré fue de la derrota más que merecida del Barça y de la cara que se le puso a ese señor de mandíbula semi-mussoliniana que se llama Artur Mas”.
Al vetusto diario se le pasaba por alto el detallito, igual que al nanoeditorialista de La Razón, que tenía el cuajo de hablar así del trato que se da a los desplazados en el viejo continente: “Sólo un hombre ha tenido el coraje de denunciar esta situación: Benedicto XVI, cuya voz resonó ayer contra el populismo xenófobo”. Lo de predicar y dar trigo, ya saben.
Más sibilino, el editorialista de Cope evitaba las cuestiones mundanas y se ponía profundo en la exégesis de las palabras dominicales de Ratzinger. Persígnense: “En el origen está la Razón. Por esto es bueno ser una persona humana. Si fuésemos solamente un producto casual de la evolución en algún lugar al margen del universo, nuestra vida estaría privada de sentido o sería incluso una molestia de la naturaleza”. ¡A la hoguera con Darwin! Y lo de “persona humana”, digno de premio Jesulín de Ubrique a la elocuencia.
Vidal merengón
Seguimos en lo extraterrenal, que el reino de Pedro Jota tampoco es de este mundo, igual que los titulares de primera que se gasta. “Gigantes y cabecillas en el Aberri Eguna de Troitiño”, se guaseaba El Mundo bajo una fotografía de varios dirigentes de la izquierda abertzale ilegalizada tras los que se veía, efectivamente, una pareja de festivos gigantes. Qué ingenio.
La perspicacia la aporta, una vez más, Carlos Dávila desde su balconcito en la portada de La Gaceta: “Confirmamos que la negociación existe y que con Zapatero y Rubalcaba todo cabe en los trueques, sobre todo si en el párrafo siguiente los criminales saludan a Troitiño. Cobarde, Blanco, es el que se baja los pantalones ante la banda”.
Y de postre, César Vidal, travestido de ultrasur en La Razón y gritando a todo pulmón: “¡Gracias, Real Madrid!”. He aquí el porqué: “De lo que yo me alegré fue de la derrota más que merecida del Barça y de la cara que se le puso a ese señor de mandíbula semi-mussoliniana que se llama Artur Mas”.
(Javier Vizcaíno. Público)
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