Compartimos este buenísimo artículo que nos ofrecía ayer Isaac Rosa en Público:
"Hoy hay desayuno de altura en Moncloa, e imagino que al anfitrión le entrarán ganas de pasar la gorra entre los comensales, a ver si le ayudan a tapar agujeros. La tentación de pedir una ayudita a los treinta y tantos peces gordos es grande: entre todos suman casi la mitad del PIB español, que se dice pronto, y tienen beneficios por más de 40.000 millones de euros.
Esperen, lo pongo con todos los ceros para que no se despisten: 40.000.000.000 euros. Para que se hagan una idea, el plan de recortes que presentó el Gobierno en mayo busca ahorrar 15.000 millones. Es decir, menos de la mitad de los beneficios de las treinta y tantas empresas que hoy van a Moncloa. Pero que nadie se haga ilusiones: los beneficios son intocables. Las pérdidas se socializan cuando hace falta, pero el beneficio es sagrado. Si un banco o una gran empresa se tambalean, el Estado acude al rescate. Pero si es el Estado el que pasa dificultades, el banco o empresa le da ánimos y poco más.
Hablo de pedir, eh, no de coger. Ni se me pasa por la cabeza insinuar un impuesto más alto sobre esos beneficios, qué ordinariez, ni que esto fuera Venezuela. Si se le ocurriera a un gobierno gravar más las ganancias de los grandes atronarían los gritos: “¡confiscación, expolio, populismo!” Se le echarían encima la derecha, la mayoría de medios, y muchos ciudadanos que con el café matutino engullen la consigna tertuliana del día. Por no hablar de cómo se pondrían los ‘mercados’.
Como no va a pasar la gorra ni tiene intención de molestar a estos señores con un impuestillo, el presidente les pedirá que “moderen los beneficios” e inviertan más. A más de uno se le va a atragantar la tostada de la risa. Moderar beneficios, ha dicho moderar beneficios, ay, que me parto.
Pues si no va a pasar la gorra, ni le van a hacer caso con la moderación, podía aprovechar para pedirles un favor: que miren a ver si conocen a alguien en los famosos ‘mercados’ esos que nos atacan. Digo yo que estos señores, con tanto millón que mueven, algún conocido o pariente lejano tendrán en los ‘mercados’, ¿no? Ellos, o su dinero, que nunca se sabe".
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