El caso del director del FMI Dominique Strauss Khan está pasando de un hecho inmediato y brutal a un montaje superrefinado de hipocresía. El hecho en sí, la agresión y violación por el Sr. Strauss (62 años) a Mafissatou Diallo (32 años), viuda, africana , empleada de limpieza, en la suite 2806 del hotel Sofitel de Nueva York .
El hecho sobrevino tan inesperado que cayó como un mazazo sobre las cabezas de quienes podían reaccionar y no lo hicieron, el primero de todos el Sr. DSK. La víctima sí que lo vivió, lo registró y lo contó. Todo instantáneo, sin segundos para descubrir conexiones externas, ni fabular conspiraciones, ni lanzar rastreos sobre la vida de Diallo. En el director del FMI, el hecho produjo tal tormenta que su cielo encapotado se rasgó y lanzó aguas a todos los medios de comunicación que rememoraban su vida con destacados girones de dinero, de mujeres, de acosos y agresiones sexuales. ¡Un presunto y bien fichado delincuente!
Ahora, viene lo periférico, lo añadido, lo artificial, lo inventado, lo que en virtud del poder, del dinero y del prestigio, superdotados abogados y otros personajes de la comparsa saben hacer: sembrar dudas, sospechas, incredibilidad sobre la debilidad e insignificancia de la víctima y exculpar como sea al enaltecido director del FMI y dar el caso como sobreseído. Lo están preparando, cómo no, y ya se da como logrado. La Justicia -¡en cuántos casos!- es rígida con los pobres y permisiva y complaciente con los ricos.
No me interesa el itinerario judicial que se va a seguir en el caso DSK; está predeterminado, como predeterminado está –e impunemente- el itinerario de la ocupación, invasión y violación de muchos pueblos y naciones por la prepotencia del FMI. Y hasta puede que la tormenta amaine, despeje y aparezca el arco iris, y en su fondo con aires de vencedor el Sr. DSK. ¿A quién vitoreamos?
(Benjamín Forcano)
No hay comentarios:
Publicar un comentario