José María Aznar se implicó personalmente
en la financiación privada del Partido Popular y, siendo presidente del partido
y líder de la oposición, envío remesas de cartas a empresarios y financieros
para que le aportaran fondos y le ayudaran a sufragar los gastos de su primera
campaña electoral como candidato a la presidencia del Gobierno.
Las misivas, fechadas el 20 de abril de
1993 y firmadas de puño y letra de Aznar, recordaban a los futuros donantes
que, "por primera vez en la historia", el PP tenía posibilidades
reales de ganar las elecciones y que por esa razón "el esfuerzo de colaboración
personal y ayuda material a desplegar no guarda comparación con otras
elecciones anteriores".
"Por estas circunstancias tan especiales -continuaba Aznar- puedes
suponer lo necesaria que resulta tu aportación voluntaria, la que te sea
posible en estos momentos de dificultades económicas, a los gastos de la
campaña, que se desarrollará por nuestra parte bajo el firme criterio de la
austeridad".
El dinero debía ser entregado en las sedes
locales o provinciales del PP
Los interesados en contribuir económicamente
al PP debían dirigirse, tal y como se les indicaba, a la sede del partido de la
localidad en la que se hallaran o, en su defecto, a la sede provincial, donde
se recepcionarían sus aportaciones.
Aznar perdió las elecciones del 6 de junio
pero sus esfuerzos de acopio de dinero dieron sus frutos. Según el informe de
fiscalización que el Tribunal de Cuentas de las cuentas electorales de aquella
campaña, el PP recaudó 104.824.505
pesetas en concepto de donativos, que en un principio no fueron justificados a
la Junta Electoral Central.
Bajo la amenaza real de que la Junta
determinara la existencia de un delito electoral, los conservadores se
comprometieron a identificar a sus benefactores ante el propio Tribunal de
Cuentas, algo que no hicieron completamente de acuerdo al informe antes citado:
"La identificación de una parte de los aportantes no reúne todos los
requisitos previstos en el artículo 126 de la L.O.R.E.G con relación a un
importe total de 3.590.880 pesetas", puntualizaba.
La ley orgánica que regulaba entonces la
financiación de los partidos políticos era la 3/1987 de 2 de julio , que además de incumplirse por norma no contemplaba sanciones más allá
de multas ridículas. En casos de transgresión palmaria ni siquiera preveía la
no percepción o la devolución de las subvenciones públicas recibidas. No
existía, en consecuencia, control alguno sobre la financiación privada de los
partidos ya que no sólo se admitían las donaciones anónimas de acuerdo a unos
márgenes sino que además bastaba con fraccionarlas para ajustarse a los 10
millones de pesetas que establecía como tope para personas físicas o jurídicas.
La existencia de dicha carta fue revelada
en su día por el entonces diputado del PSOE y hoy vicealcalde de Zaragoza,
Fernando Gimeno, en el contexto de la comisión de investigación y estudio de la
financiación de partidos creada en el Parlamento. En declaraciones a Público,
Gimeno asegura no recordar quién le facilitó el escrito pero tiene una teoría
muy elaborada sobre estos albores de la financiación irregular de los
populares.
"Ellos estaban muy debilitados por el
‘caso Naseiro' y tenían poca estructura de poder. En el tema de la financiación
cada uno iba por libre. Es a partir de ese momento cuando tratan de
centralizarlo y Bárcenas se hace con el control de todo. La misma gente a la
que se vincula ahora con Gürtel ya estaba entonces y fueron ascendiendo", asegura el concejal.
Aznar no era ni mucho menos ajeno a los
manejos financieros del partido.
La carta viene a revelar que Aznar no era
ni mucho menos ajeno a los manejos financieros del partido, de los que
participaba activamente y a los que debía prestar una especial atención, más si
cabe teniendo en cuenta que nada más acceder a la presidencia del PP tuvo que
hacer frente al ‘caso Naseiro'.
La estrategia de Aznar ha sido la de tratar
de mantenerse al margen tanto de las implicaciones de Gürtel como de la
percepción de sobresueldos, asunto éste aparentemente constatado por los
denominados "papeles de Bárcenas" y que el expresidente ha combatido
con distintas acciones judiciales.
Es, sin embargo, incontestable que Bárcenas
floreció a la sombra de Aznar, que implicados en la trama Gürtel como Jesús
Sepúlveda, el exmarido de Ana Mato, no llegaron al PP de la mano de Rajoy sino
de la de Aznar, del que fue asesor en su etapa como presidente de la Junta de
Castilla y León, o que el principal cabecilla de la trama, Francisco Correa,
tenía tal relación con su familia que se permitía regalos por un importe
superior a los 30.000 euros en la boda de Ana Aznar en El Escorial.
Que Rajoy haya tenido que escuchar después
las lecciones del ex presidente contra la corrupción o su afirmación de que en
su época el partido fue "implacable" con los corruptos ha debido de
provocarle alguna sonrisa.
(Benjamín Forcano)
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