13 de junio de 2008

Huelga de camioneros

Manuel Saco
Público

Estamos en 1973. Chile tiene un gobierno socialista desde hace tres años. Gobierna Salvador Allende con la oposición de la derecha, de los democristianos y, lo que es peor, de los EEUU, cuyo secretario de Estado es un presunto delincuente internacional llamado Henry Kissinger. "No veo por qué tenemos que quedarnos como espectadores y mirar cómo un país se vuelve comunista por la irresponsabilidad de su propio pueblo", había dicho este raro especimen de demócrata que con el tiempo habría de mancillar para siempre la institución de los premios Nóbel de la Paz.

En el mes de Agosto, financiados por la administración norteamericana, los camioneros deciden un huelga general indefinida, a la orden de su presidente confederal, uno de los dirigentes del grupo paramilitar de ultraderecha Patria y Libertad.

Los camioneros consiguen, mediante la fuerza de los piquetes, paralizar todo el país. Al que se opone se le amenaza de muerte, se le pinchan las ruedas o se le quema el camión. La gente se precipita a llenar los depósitos de gasolina y acapara alimentos ante el pánico a un inminente desabastecimiento. La coalición de derechas de Alessandri y, sobre todo, la Democracia Cristiana de Eduardo Frei se aplican a correr el bulo de la parálisis de la economía, incitando a la gente a vaciar las tiendas y a vaciar los fondos de los bancos.

Toda una clase media se sintió amenazada, convenientemente excitada y aleccionada en sus misas dominicales por una Iglesia golpista, aprendiz del brujo Richard Nixon que meses antes había recomendado a su gabinete la necesidad de "desestabilizar la economía del país".

A una señal de Washintong, el felón democristiano Eduardo Frei, presidente del Senado, declara inconstitucional el gobierno democrático de Salvador Allende.

El resto creo que ya lo recordáis. Después de comulgar, el general Pinochet, que meses antes había puesto a dios por testigo para defender la república, se convierte en uno de los más famosos asesinos en serie de la historia. Pero eso sólo ocurre en países como Chile. Creo.

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