Otra vuelta de vuelta de la hipocresía de estos nuevos ricos neoliberales peperos: ahora se trata de la Botella de Aznar, es decir, de Ana Botella.
Ha dicho, y se ha quedado tan tranquila, que los maestros y profesores trabajan menos que cualquier funcionario, y ha dado a entender que trabajan muy poco.
A esta señora hipócrita, enriquecida gracias a que su marido apoyó la matanza de Irak (supongo que ente misa y misa), se la ha olvidado (por poner un simple ejemplo) recordarnos cuánto trabaja un diputado de las cortes españolas. O dicho de otro modo: ¿cuántos (y cuántas veces) faltan al hemiciclo, para el que los hemos votado? ¿Y quiénes les controlan? ¿Y cuándo nos informan a los ciudadanos de ese control? Y, sobre todo, ¿cuánto ganan? ¿A que ganan más que un maestro de escuela o un profesor de bachillerato?
La hipocresía de esta gente me lleva al hartazgo: uno puede no creer en el Estado o en ninguna función pública; uno puede estar a favor de la privatización de todo. De acuerdo. Pero si no se reconoce, se es hipócrita: esconder las intenciones y ensuciar, cara a la opinión pública, nada menos que la imagen de los docentes de la Escuela Pública, es de mala persona.
Yo le sugiero a la clase trabajadora pública (maestros, médicos, policías, guardias civiles, milityares, bomberos, jueces, etc, etc) que se pongan en huelga indefinida. Hasta que estos hipócritas reconozcan que no son más que unos neo-lockianos que sólo quieren al Estado para que les proteja sus muchas propiedades privadas. Mientras, a los demás (y, sobre todo, a los últimos), que nos vayan dando por... Después, si eso, pues ya rezan por nosotyros y quizá nos den una limosnita.
¡Qué asco!
Yo sugiero que aumenten las horas de trabajo de los congresistas en el hemiciclo, que ésos sí que trabajan poco. Y a los niños de las escuelas y de los institutos...que los eduque Ana Botella, que tiene una educación exquidita y diferenciada, por supuesto.
Ha dicho, y se ha quedado tan tranquila, que los maestros y profesores trabajan menos que cualquier funcionario, y ha dado a entender que trabajan muy poco.
A esta señora hipócrita, enriquecida gracias a que su marido apoyó la matanza de Irak (supongo que ente misa y misa), se la ha olvidado (por poner un simple ejemplo) recordarnos cuánto trabaja un diputado de las cortes españolas. O dicho de otro modo: ¿cuántos (y cuántas veces) faltan al hemiciclo, para el que los hemos votado? ¿Y quiénes les controlan? ¿Y cuándo nos informan a los ciudadanos de ese control? Y, sobre todo, ¿cuánto ganan? ¿A que ganan más que un maestro de escuela o un profesor de bachillerato?
La hipocresía de esta gente me lleva al hartazgo: uno puede no creer en el Estado o en ninguna función pública; uno puede estar a favor de la privatización de todo. De acuerdo. Pero si no se reconoce, se es hipócrita: esconder las intenciones y ensuciar, cara a la opinión pública, nada menos que la imagen de los docentes de la Escuela Pública, es de mala persona.
Yo le sugiero a la clase trabajadora pública (maestros, médicos, policías, guardias civiles, milityares, bomberos, jueces, etc, etc) que se pongan en huelga indefinida. Hasta que estos hipócritas reconozcan que no son más que unos neo-lockianos que sólo quieren al Estado para que les proteja sus muchas propiedades privadas. Mientras, a los demás (y, sobre todo, a los últimos), que nos vayan dando por... Después, si eso, pues ya rezan por nosotyros y quizá nos den una limosnita.
¡Qué asco!
Yo sugiero que aumenten las horas de trabajo de los congresistas en el hemiciclo, que ésos sí que trabajan poco. Y a los niños de las escuelas y de los institutos...que los eduque Ana Botella, que tiene una educación exquidita y diferenciada, por supuesto.
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