24 de marzo de 2008

Un gremio con dignidad

Hace poco tiempo que la Junta de Andalucía, por medio de la Consejería de Educación, ha ideado un proyecto de ley que me parece totalmente desacertado por muchísimos motivos: lo han llamado "Plan de Calidad" y consiste en "incentivar" a los profesores de Secundaria con un "refuerzo" de 7000 euros, a lo largo de cuatro años, si "mejoran la calidad" de la educación en Andalucía.

Funciona de este modo: la Junta sólo paga "a fondo perdido" 600 euros el primer año; los restantes 6400 euros se cobrarían escalonadamente durante los tres años siguientes, "en función de los resultados". ¿Que cuáles son los resultados, y por tanto el criterio de evaluación de la Administración, para pagar? Evidentemente, las notas.

El plan es horrendo, como digo por varias razones y desde todos los puntos de vista: lo es didáctica y pedagógicamente, lo es psicológicamente, socialmente y políticamente. De fondo están los resultados del último informe Pisa sobre educación, colocando a Andalucía a la cola de Europa. Teniendo en cuenta que tal plan se dio a conocer en época pre-electoral, pues ya está: "pagamos por aprobados y matamos dos pájaros de un tiro", mejoramos resultados y tenemos contentos a los profesores con incentivos económicos, y a los padres con mejores calificaciones.

Naturalmente, esto olía a quemado desde su concepción: en caso de haber sido aceptada por los profesores tal propuesta, de golpe se me vienen tres grandes inconvenientes: uno pedagógico y moral (más rebaja aún del nivel académico y un gremio que "se prostituye simoníacamente", vendiendo, literalmente, notas a cambio de dinero), otro social (la sociedad se echaría aún más encima de los profesores -y con razón, esta vez- pues pensaría que, si se podía mejorar la enseñanza, ¿por qué no lo habían hecho antes y sólo lo hacen por dinero?) y un tercero, de tipo estratégico, de funcionamiento interno de los institutos (¿imaginan vds el "mal rollo" entre profesores compañeros, cuando algunos mantuviesen su nivel de suspensos y los otros les presionasen para aprobar, porque si no, no cobran -ya que la evaluación de los resultados se haría globalmente por institutos y no por asignaturas o profesores-?)

Yo opino que si la Administración reconoce (cosa que ya ha hecho implícitamente al proponer este plan) los malos resultados de su gestión educativa, tendrá que analizar y resolver las grandes causas de la misma. Así, tendrá que revisar la situación de abandono a que condena a profesores e institutos, tendrá que comprometerse a cubrir todas las bajas (y no tener a alumnos sin profesor semanas y semanas), tendrá que dotar mucho más y mejor económicamente a los centros (muchísimos de los cuales carecen de recursos básicos, materiales y humanos), y tendrá que escuchar al gremio de los profesores, que tiene mucho que decir acerca del funcionamiento del sistema. Pero todo eso se obvia: pagamos un dinerito, sin más, y aquí paz y después gloria

Para colmo de despropósitos, la Junta amenaza con no ampliar las plantillas de profesores "más que en aquellos centros que hayan aprobado el plan de calidad".

A mí se me antoja que si la Junta cree que tiene que hacer algo por mejorar (o tiene pruebas de que los profesores no hacemos todo lo que podemos), pues que saque una orden obligatoria y la imponga: es su deber velar por el derecho social a la educación, y sería nuestro deber de funcionarios públicos el acatarla.

Antes hablé de simonía, que es "negociar con lo sagrado", y la educación de nuestros hijos es sagrada: no se compra ni se vende. Aparte de que está en juego mucho más que la buena fama del sistema: nos jugamos el futuro de nuestra autonomía y de nuestro país.

Pero la Junta creyó que estaba todo hecho (con lo que, una vez más, mostró el bajísimo concepto que tiene de nosotros, los profesionales) y pensó que los claustros (que tienen que aprobar el plan por votación de sus miembros) le seguirían el juego.

Pues no ha sido así: la inmensa mayoría de los institutos ha votado un rotundo "no" a dicho plan, dejando a la Administración a la altura del betún. A día de hoy (que yo sepa) creo que sólo cuatro institutos lo han apoyado, recibiendo un pitido general de todos los profesores que hace pocas semanas se manifestaban ante el Parlamento Andaluz, cuando nombraron a dichos institutos. Por cierto, no se manifestaban pidiendo la homologación salarial con las demás comunidades autónomas (a lo que tendrían pleno derecho, pues "a igual trabajo, igual salario" -y "esta vez" le pagan más a los profesores vascos y catalanes, entre otros-); se manifestaban en contra del Plan de Calidad.

Yo no sé qué tenemos que hacer los profesores (a los que hasta nos pegan y amenazan nuestros alumnos, mientras nuestra Administración nos abandona) para recobrar el muy perdido prestigio social de que gozábamos hace ya mucho tiempo. Lo que sí sé es que, una vez más, con este "no" a nuestros jefes, y con nuestra renuncia a vender aprobados por 7000 euros, hemos demostrado que somos un gremio con dignidad.

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