Indignados andan con los “indignados” altos representantes del Partido Popular. Esperanza Aguirre, siempre en los medios por méritos propios, manifiesta lo que para ella representa este movimiento: “Un representante del pueblo no puede estar bajo la opresión de camorristas y pendencieros disfrazados de idealistas. Bajo el eufemismo de la democracia directa se puede muy bien esconder un golpe de Estado”. A no ser que sus únicas fuentes de información sean las cadenas de la TDT party, no se explica cómo puede tildar a los participantes en las concentraciones de camorristas y pendencieros cuando, por no molestar, manifestaban su acuerdo con los oradores levantando las manos en silencio.
Con respecto a lo del golpe de Estado, yo aconsejaría a esta líder de los que se llaman liberales que, si realmente le preocupa tal posibilidad, no mire hacia el Movimiento 15-M, sino en el interior de su partido, donde no le van a faltar admiradores de la dictadura que festejan la memoria de los golpistas, evitan la retirada de sus nombres de las calles y protegen los monumentos que les ensalzan contraviniendo una ley que, le guste o no, está vigente. Sin ir más lejos, hace unos días, en un acto público, un alcalde de su partido recordaba a Franco y a José Antonio Primo de Rivera como “grandes personas”.
También sería propio de alguien que teme los golpes de Estado no patrocinar con el dinero de todos jornadas de capacitación a profesores de Historia impartidas por reconocidos neofascistas que ensalzan esa forma de gobierno sin el menor recato.
(Gran Wyoming. Público)
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