Helsinki ha tomado medidas para proteger más a los trabajadores y los desempleados. Continua con el famoso "modelo escandinavo" mientras el sur de Europa liberaliza su mercado laboral.
ESCANDINAVIA. En Finlandia, el Estado del bienestar sigue siendo una realidad concreta, e incluso más que antes. Cuando España anuncia el abaratamiento del despido, Finlandia toma medidas para proteger mejor a sus trabajadores. Con un crecimiento del 2,9% y el paro al 7,6% en 2011, pero sobre todo, un rating 'AAA' de parte de todas las agencias de calificación, Finlandia tiene toda la amplitud para proteger a su población activa de la mejor manera, y existir en Europa como un modelo económico alternativo.
A pesar de sus buenos datos macroeconómicos, las perspectivas en Finlandia seguían negativas en 2011 por el contexto general de la Unión europea y la fuerte inflación. El Gobierno conservador, presidido por Jyrki Katainen, decidió apostar por su mercado interior sin la menor intención de mejorar la competitividad.
La primera legislación que ha puesto en marcha se aplica a los trabajadores temporales, que podrán beneficiarse de condiciones mínimas y términos de protección en cualquier trabajo, si no son iguales a las de los empleados de la empresa a la que han sido incorporados. La Ley de contratos de empleo, modificada de común acuerdo por los sindicatos, los empresarios y la administración, incluye medidas de mayor protección sanitaria y de seguridad, con el objetivo de ayudar a los empleados quedarse el tiempo más largo posible como población activa.
No sólo Finlandia protege a sus trabajadores, sino también a sus desempleados. La pérdida media de poder adquisitivo ha sido del 0,6% en 2011, por lo que las prestaciones básicas por desempleo pasarán de 25,74 euros a 31,36 euros al día, lo que representa un aumento de casi 120 euros al mes. La ayuda a la renta y el subsidio de vivienda también aumentarán, una persona soltera recibirá 461,05 euros al mes como ayuda básica a la renta.
En octubre de 2011, los interlocutores sociales también crearon un nuevo acuerdo tripartito, en el que el Gobierno sirvió como consejero. En fin de aceptar el aumento de las cotizaciones para pensiones, los sindicatos obtuvieron la reducción del impuesto sobre la renta del 0,2%.
Todas las partes se pusieron de acuerdo para elevar los salarios en una media del 0,6% en 2012, luchar contra la inflación y reducir las tasas profesionales para aumentar el poder adquisitivo de los finlandeses.
Ese mismo poder adquisitivo que preocupó a los medios y la población el año pasado, que sufrieron una inflación media del 3,42% en 2011. Mejorar las condiciones de vida de los parados, los ingresos de los trabajadores y las ayudas para la vivienda son las tres principales soluciones que permitirán ayudar a todos, hasta a los más vulnerables.
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