El entusiasmo que provocó el Consejo Europeo de junio se ha esfumado. Ya dije entonces que la música sonaba bien, pero que había que esperar a la letra. Esta ha sido, una vez más, decepcionante.
Los líderes, salvo la Sra. Merkel y sus "socios" triple A, han salido malparados de la cumbre, a pesar de sus declaraciones de "optimismo profesional".
El esfuerzo de Hollande no ha sido acompañado seriamente ni por Rajoy que era el más necesitado.
Lo
peor es que la Instituciones de la Unión siguen sin cumplir su papel.
No pueden, o no les dejan, ser los proveedores de bienes públicos para
el conjunto de los países de la zona euro o de la Unión.
Es
penoso observar esta deriva hegemónica de Alemania, sometiendo a todos
los socios a sus intereses nacionales, incluidos lo puramente
electorales.
En
este escenario no funcionará la Unión Bancaria hasta que pasen las
elecciones alemanas. Ni el mecanismo de rescate (MEDE) cumplirá la
función decidida de capitalización directa de los bancos con
dificultades hasta esas fechas.
¿Cómo es posible que el Sr. Rajoy se muestre satisfecho, hablando de pasos adelante?
De
nuevo somos galgos corriendo detrás de una liebre mecánica que manejan
otros. Sin alcanzarla nunca, sea cual sea el esfuerzo que haga: ¡¡¡hasta
reventar!!!
Ya tenemos una gran parte de nuestro aparato productivo deshecho y unas tasas de desempleo insoportables.
¿Qué
mas podemos hacer, salvo plantarnos desde un gran Pacto de Estado que
nos permita hacer las reformas sin destruirnos y decir a la Unión que
"ya no va mas"?
El Gobierno no decide y no explica. ¿Sabrá adónde nos quiere llevar?
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