23 de octubre de 2012

Los Presupuestos más sociales de la historia

¿Lo han echado a usted del trabajo, con una mano delante y otra detrás, y no sabe cómo va a pagar la hipoteca, o cómo va a sacar adelante a sus hijos?  ¿Le han embargado la vivienda porque, al haber sido despedido, no puede afrontar la hipoteca y, además, queda Vd en deuda, al no estar permitida la dación en pago?   ¿Ha ido usted al médico con  su padre, que padece cáncer, y le han dado cita para dentro de año y medio porque falta media plantilla en el hospital? ¿Está su hijo descontento porque, al ser cuarenta en su clase, él se queda atrás y el profesor no puedo atenderlo? ¿Están usted agobiado porque no puede pagarle a su hija mayor los estudios universitarios, y ya no hay becas? ¿Se ha planteado usted suicidarse porque le han quitado hasta la ayuda al desempleo, con la que esperaba usted aguantar hasta encontrar otro sub-trabajo mal pagado? ¿Está usted asustado porque, cuando llamó a la policía, notó que tardaban en llegar (o no llegaron), entre otras cosas, porque no dan abasto o porque están cabreados al haberles robados dos de sus catorce pagas (como al resto de los funcionarios)? ¿Está usted angustiado porque la clientela de la que vivía, ha dejado de serlo, al haber sido despedidos casi sin finiquito, y ve que su negocio va hacia la ruína?

¡Pues está usted totalmente equivocado! Porque ha dicho el Sr Montoro, en el Congreso (la institución donde reside la soberanía de la banca, los mercados y el FMI, es decir, de todos menos del pueblo) que éstos "son los Presupuestos más sociales de la historia de España". Y medio minuto después se ve, en los vídeos ya difundidos en la red, que está aguantando la risa. Esto se une al "que se jodan los parados" de la desvergonzada y parásita Andrea Fabra, y al mayordomo de Ana Botella, que usted paga (con el dinero que no tiene) para que le lleve el café por la mañana, o  los tres coches oficiales, con chófer (que también paga usted) para llevarla a la peluquería (no se sabe si antes o después de misa) -mientras su marido, Aznar, blanquea dinero en paraísos fiscales (como medio PP y medio PSOE), según hemos sabido por el New York Times (y que "casualmente" toda la prensa española ha callado porque uno de los delincuentes es Botín -no mucho: unos dos mil millones de euros evadidos al fisco-, el gran financiador de la prensa "libre" española).

Y después de ver a Montoro -y de intentar soportar el ataque de urticaria, por no decir el amago de infarto, uno se pregunta: ¿esto qué es?  ¿Es tan simple como que se están cachondeando de la gente que sufre, en las mismas barbas de su propio dolor?  ¿Es una tomadura de pelo?  ¿Se puede ser más cínico (y otra palabra que también empieza por "c" y termina por "o", y de donde sale el jamón)?  Porque si está ensayando para actor de cine (de comedia), lo primero que debe es aprender a aguantar su estúpida risita.

Yo lo veo clarísimo: es una provocación en toda regla. Nos está llamando gilipollas a los españoles y se está cagando en nuestros difuntos y en nuestros hijos. ¿Y qué busca con eso? Pues que le escupamos y le tiremos piedras por la calle que, por un lado, da votos (pobrecito, el mártir de la democracia) y, por otro, (y sabiendo que ni los escupitanjos ni las piedras le rozarán, pues  él va protegido por los escoltas que le pagamos), le permite tener la mínima excusa para seguir cebándose, por medio de la policía, en el pueblo, siempre tan molesto.

En realidad, sólo necesitan una excusa para repartir hambre y sangre (que riman asonantemente): total, ya nadie puede fotografiar a los polis, en plena matanza, porque Gallardón ha tipificado como delincuente peligroso al fotógrafo...

Y uno se sigue preguntando: ¿hasta cuándo vamos a seguir permitiendo esta violación impune de nuestra dignidad? ¿Qué más tienen que hacernos para que digamos, en serio y de una vez, "hasta aquí hemos llegado"? 

Tal vez sea, como dice un compañero mío del trabajo (sí, por fortuna, todavía trabajo y tengo el honor de poder ser explotado por la Administración), es que "todavía no hay suficiente hambre". A ver si va a ser eso: que falta hambre, que todavía comemos. En la tradición militante obrera se solía decir que la revolución del proletariado se produjo cuando los trabajadores dijeron: "y ahora, además de comer, queremos también cenar", Y, claro, como nosotros aún almorzamos y cenamos...

Pues apretémonos los machos que vienen ya pitando a quitarnos la cena. Y eso va a ser más pronto que tarde.

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