19 de mayo de 2011

La ética al revés

Los Estados imperialistas no admiten que nadie impugne sus principios y métodos de actuar. Ya como imperialistas se mueven en un terreno impropio y vedado, pero para ellos la ley de la fuerza, que les lleva al desprecio de los derechos –humanos y de los pueblos- y entroniza la explotación y dominación, es su norma.

El soldado norteamericano Bradley Manning, de 23 años, en prisión desde 10 meses, en condiciones de especial aislamiento y severidad, obligado a permanecer solo y desnudo, ha cometido el delito de filtrar a Wikileaks documentos que evidencian múltiples transgresiones contra los derechos humanos de parte de la política de su país.

Un soldadito desconocido e inerme, utilizado al igual que otros miles como ficha de dominó, ha puesto a la luz del día, él solito, las miserias de una política concebida en pecado. El contraste ha sido tan fuerte que sus autores han visto cómo se rompía el disfraz que ocultaba su siniestro rostro: la quiebra entre lo que dicen y hacen, entre el respeto a los derechos humanos y su violación.

Mannig, sin letras ni galones, no presentía seguramente a dónde podía llegar, pero sabía que cumplía con un deber que la conciencia de la humanizad le iba a aplaudir.

Cumplía, pero las “normas” de una política corrupta, le esperan implacables para juzgarle y quién sabe si condenarle. Son ya 10 meses en especial prisión, capaz de destruirle. Un servidor de lo más corriente de la ética y del derecho que debiera recibir premios y al que sin embargo le esperan horas de amargura y crucifixión. Y los que tal hagan creerán que hace un obsequio a Dios.

(Benjamín Forcano)

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