A muchos les va a costar
convencerse, pero el día a día les va a ir demostrando la distancia que media
entre lo prometido por el PP y lo
incumplido en pocos meses. Sin embargo, el Gobierno sigue pregonando por
esquinas, plazas y terrazas: la causa
principal de la crisis es el elevado déficit y la deuda excesiva de
España, para este año 2012 el ajuste presupuestario es de 27.300 millones para
reducir el déficit público, por lo que las medidas y recortes del Gobierno son
necesarias, único camino para superar la
crisis, para salvar al euro, para
recuperar el crecimiento económico, el empleo y el bienestar. Con austeridad y
sacrificio todos los bienes prometidos llegarán. Lo contrario es error,
ineficacia, insolidaridad , antipatriotismo.
Pero lo que los ciudadanos no saben es
que ese presupuesto contempla 28.848 millones de euros por intereses a los financiadores privados de la deuda. El Banco Central Europeo tiene prohibido por
Tratados y Estatutos europeos financiar
directamente a los gobiernos para no impedir el negocio de los bancos privados.
Da todo el dinero que quieran a los bancos al 1 % y los bancos compran la deuda
de los Estados al 6 %, 7 % y aún más. No
hay dinero y con el dinero de los
recortes sociales pagamos los intereses
privados de los bancos. De existir un auténtico Banco Central en la Unión
Europea, éste hubiera financiado al
Estado Español al 0 %, sin tener que pagar intereses ni hacer el recorte de
gasto.
Y para amaestrarnos sobre todo esto,
vienen representantes del Banco Central
Europeo y de la Banca alemana, justo los
que provocaron la crisis, pues el Banco Central Europeo y la Banca Alemana prestaron 109.000 millones de euros a la Banca española que, unida al sector inmobiliario, los invirtió especulativamente creando la burbuja inmobiliaria. Y, cuando
estalla la burbuja inmobiliaria, son ellos los que provocan el problema de la
deuda privada de España: 227 % del PIB.
Alemania consigue entonces enormes beneficios que dedica a acumular más y más euros convirtiéndose en la mayor fuente de euros en Europa. Como
Alemania tenía una gran parte de su capital prestado a la banca española (sólo
el 10 % al Estado español), al explotar la burbuja inmobiliaria, sintió pánico
y se puso a pregonar que el euro estaba en peligro.
Economistas no neoliberales apuntan
a otra dirección, si queremos salir de la crisis: en el 2007, el Estado
Español no tenía déficit, tenía un
superavit seis veces mayor al Estado alemán (un 1,9 % frente a un 0,30 % del PIB); y su deuda pública era de un 27 % del
PIB, la mitad de la deuda pública alemana (un 50 % del PIB).
Pero ahora,
cuando los bancos alemanes (y franceses) corren el peligro de que los
fondos prestados no les sean pagados, gritan que el euro está en peligro. Y,
con aire de soberbia exento de toda solidaridad,
decretan la política de austeridad que
todos estamos padeciendo, cuyo objetivo no es otro que lograr que
paguemos a los bancos alemanes (y franceses). Y, para ello, sirve la ayuda que la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional dan a los
bancos españoles.
Lógicamente, esta política rebaja
los salarios, disminuye la protección social, recorta los gastos públicos, sin que se pueda evitar el descenso de la
demanda doméstica, la disminución de la actividad económica, el descenso de los
ingresos al Estado y, en consecuencia,
el aumento del déficit y de la deuda pública.
Y, a pesar de todo, la promueven,
porque los dogmas económicos son irracionales, impermeables a los datos
reales y sirven a los intereses de la
banca, con la complicidad o debilidad de
políticos subordinados.
Está claro que los intereses de la
banca no coinciden con los intereses generales. Esa es la gran mentira, contra la que los ciudadanos
debemos rebelarnos: existen otras medidas y otras políticas alternativas.
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