Experto
de la OCDE:
“Para
reducir el déficit presupuestario, una reducción muy significativa de las
inversiones públicas o una disminución de los gastos de funcionamiento no
conllevan riesgos políticos. Si se disminuyen los gastos de funcionamiento, se
debe cuidar de no disminuir la cantidad de servicios prestados, aunque la
calidad baje. Se puede reducir, por ejemplo, los recursos de funcionamiento de
las escuelas y de las universidades, pero sería peligroso restringir el número
de alumnos o de estudiantes. Las familias reaccionarán violentamente ante un
rechazo de la matriculación de sus hijos, pero no ante una baja gradual de la
calidad de la enseñanza y la escuela puede obtener progresivamente una
contribución de las familias o suprimir esa actividad. Eso se hace poco a poco,
en una escuela pero no en el establecimiento vecino, de tal manera que se evite
un descontento general de la población”.
C. Morrisson, Centro de desarrollo de la OCDE, Cahier de l’économie politique,
Nº 13, p. 30.
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