EL Gran Berta fue el
nombre de un tipo de mortero de asedio desarrollado por las industrias Krupp en
Alemania durante la
Primera Guerra Mundial. Al comienzo sólo había dos
ejemplares, y se utilizaron para destruir los fuertes belgas en Lieja, Namur y
Amberes. El Dora fue un inmenso cañón de artillería de 800 milímetros,
construido en Essen (Alemania) y utilizado durante la Segunda Guerra
Mundial contra las fortificaciones de la ciudad de Sebastopol, en la península
de Crimea. Hasta el día de hoy, es la pieza de artillería más grande que se ha
construido jamás.
La prima de riesgo es el arma de artillería manejada durante la tercera guerra por la industria Merkel que calibra el riesgo financiero y la exposición de España en relación con la de Alemania. Dicho en términos militares, la prima de riesgo (o el riesgo país) es un arma de acoso para terminar pacientemente con la resistencia de los sitios gracias a la obstinación devastadora de sus obuses. En la convulsa y bélica Europa que habitamos, las escaramuzas se suceden todos los días con una puntualidad obsesiva. Los racimos de obuses caen y vuelven a caer con una tozudez de cruzada sobre los gobiernos y sobre la población civil. Las heridas se abren en forma de pobreza y la pobreza, a su vez, genera miedo, desconfianza y xenofobia, arruina los países y deja un extraordinario reguero de víctimas. Cuando el Pentágono anunció que había descubierto la guerra limpia nadie pensó que hablaba de artillería económica.
Ayer Europa se levantó ligeramente aliviada después de la que derecha griega desempatara las elecciones y aceptara formar un gobierno de claudicación ante las exigencias de Alemania y sus aliados para salvar la divisa común a costa de debilitar y desangrar a una población ya exangüe, enclenque y humillada. Aun así la alternativa era peor. El abandono del club habría supuesto (al parecer) una ristra inacabable de iniquidades que da miedo nombrar. Pero apenas levantó el día y transcurrieron las primeras horas las descargas volvieron a estallar en la bolsa española donde la prima de riesgo alcanzó cotas insólitas de virulencia. Los torpes movimientos estratégicos del Gobierno español no han podido impedir hasta ahora el éxito de las constantes y abrasadoras incursiones enemigas con lo que la hora de la intervención, es decir, la hora de la conquista y el sometimiento al país predominante, se acerca con una fatalidad imparable. Los gobiernos democráticos, una vez entregada su voluntad, ya no gobiernan. Primero contaminaron sus constituciones con referencias al déficit, luego aceptaron rescates millonarios a cambio de someter la voluntad y ahora están en un tris de rendirse y aceptar la vejación.
La tercera guerra continúa.
La prima de riesgo es el arma de artillería manejada durante la tercera guerra por la industria Merkel que calibra el riesgo financiero y la exposición de España en relación con la de Alemania. Dicho en términos militares, la prima de riesgo (o el riesgo país) es un arma de acoso para terminar pacientemente con la resistencia de los sitios gracias a la obstinación devastadora de sus obuses. En la convulsa y bélica Europa que habitamos, las escaramuzas se suceden todos los días con una puntualidad obsesiva. Los racimos de obuses caen y vuelven a caer con una tozudez de cruzada sobre los gobiernos y sobre la población civil. Las heridas se abren en forma de pobreza y la pobreza, a su vez, genera miedo, desconfianza y xenofobia, arruina los países y deja un extraordinario reguero de víctimas. Cuando el Pentágono anunció que había descubierto la guerra limpia nadie pensó que hablaba de artillería económica.
Ayer Europa se levantó ligeramente aliviada después de la que derecha griega desempatara las elecciones y aceptara formar un gobierno de claudicación ante las exigencias de Alemania y sus aliados para salvar la divisa común a costa de debilitar y desangrar a una población ya exangüe, enclenque y humillada. Aun así la alternativa era peor. El abandono del club habría supuesto (al parecer) una ristra inacabable de iniquidades que da miedo nombrar. Pero apenas levantó el día y transcurrieron las primeras horas las descargas volvieron a estallar en la bolsa española donde la prima de riesgo alcanzó cotas insólitas de virulencia. Los torpes movimientos estratégicos del Gobierno español no han podido impedir hasta ahora el éxito de las constantes y abrasadoras incursiones enemigas con lo que la hora de la intervención, es decir, la hora de la conquista y el sometimiento al país predominante, se acerca con una fatalidad imparable. Los gobiernos democráticos, una vez entregada su voluntad, ya no gobiernan. Primero contaminaron sus constituciones con referencias al déficit, luego aceptaron rescates millonarios a cambio de someter la voluntad y ahora están en un tris de rendirse y aceptar la vejación.
La tercera guerra continúa.
(Alejandro V. García .Diario de Sevilla)
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