Si no fuese porque ha dicho lo que ha dicho, poca gente habría oído hablar del Instituto de la Empresa Familiar. Y si yo leo que existe algo con ese nombre, de entrada podría haber creído que se trata de algo relacionado con las PYMES (por tanto, algo bueno). Cuando veo que quienes los invitan a hablar son los de Intereconomía (esa emisora en la que un mentecato, que alardeaba de católico, solía llamar "guarra" a una ministra del Gobierno por hacer campaña pro preservativo), ya me empieza a sonar al Foro de la Familia, y ese tipo de organizaciones terriblemente casposas y cavernícolas.
Pues bien: el buen señor Isak Andic, responsable de semejante organismo terrorífico, dijo anteanoche (en la "moderada y demócrata" Intereconomía), que a los funcionarios se les debería poder despedir sin problemas y bajarles el sueldo cuando convenga. Y punto. Y se queda tan ancho y tan pancho.
Justo cuando nos acaban de robar de la nómina dinero del pan de nuestros hijos (que no nos sobra), justo cuando nos informan de que en Navidad nos vuelve a robar (el PSOE de Zapatero) un mínimo de 600 euros; justo el año en que los funcionarios hemos empezado a hacer realidad el sueño del malvado Díaz Ferrán (estamos trabajando más -han ampliado nuestro horario- y cobrando menos)... justo en ese momento, sale ese señor, Isak Andic (muy conocido en su casa) para clavarnos otra puñalada.
Pero se le ha olvidado sugerir, por ejemplo, que los ricos-riquísimos paguen un poquito más de impuestos; o que se persiga la evasión de capitales, o que Teddy Bautista (de la SGAE) comparta algo de los 24500 euros mensuales que le han quedado de pensión (el pobrecito); o que los bancos ganen menos y roben menos; o que a la FAES no se le dé un céntimo... Todas esas posibles sugerencias se le han olvidado. La solución, como siempre, de estos neoliberales fascistoides es "cargar contra los trabajadores públicos".
Y ya nos están hartando. Desde luego, si yo fuese un médico de un ambulatorio público y me llegara ese señor, lo mandaría a... O si fuese un profesor del instituto (o colegio) de sus nietos; o un bombero, o un policía, o un cartero, o un funcionario de los Juzgados, o un juez, o un guardia civil...
Y lo más triste es que ese "señor" hasta hace dos días era un Don Nadie y ahora... lo sigue siendo pero ya algunos conocen su nombre (tan bonito por lo demás), gracias a la bofetada que nos acaba de dar a los trabajadores públicos. Aznar, Esperanza Aguirre y Rouco pueden estar contentos.
4 comentarios:
Una lectora, que dice llamarse Drusilia, ha publicado un comentario en el que muestra su disconformidad con esta entrada. Lamentablemente en su comentario deja su dirección de correo electrónico, por este motivo no ha sido publicado. A continuación pondré su comentario sin el email, para que madie piense que censuramos algo.
Hola:
yo, con todos mis respetos, estoy de acuerdo con este señor, porque señores, tambien deberian ponerse en la piel de las personas que no son funcionarios del estado. Porque deberian pensar que por la comodidad que adquirieron dichos funcionarios, nadie tiene por qué aguantar que, mientras un funcionario esta en su puesto de trabajo atienda una llamada personal y haga esperar a la persona que esta frente a ella. Señores, que su trabajo es atender a las personas que van a hacer los trámites que necesitan, que porque ustedes no trabajen de tarde, esa persona tenga queperder una mañana entera en hacer estas cosas y, no solo eso, quizás tenga que volver a pedir el día siguiente a su jefe (y no cobrarlo) porque ustedes han ido a tomar su cafecito dejando una cola de diez personas delante de su ventanilla. Otro caso, ponganse en la piel de estas personas de la calle, no es de crédito que un funcionario, que tanto trabajo usted que tienen, se pase la mañana de brazos cruzados delante de su mesa hablando con sus compañeros y que, cuando alguien vaya a su ventanilla, simplemente haga que trabaja y le diga que vuelva otro dia o que haga las cosas por internet, que ellos no tienen tiempo, ¡Pero señores, que no por quitarse una oposición pueden dejar de trabajar el resto de su vida!
Por esto, y no es por poner verdes ni insultar a los funcionarios, que yo quiero ser una de ellos, aunque no dejare de realizar mi trabajo por tenerlo fijo, creo que el señor Isaac Andik tiene muchisima razón. Si esta afirmación se convirtiera en realidad, el país iria muchisimo mejor ya que la gente no perderia tanto tiempo a causa de los funcionarios que solo saben decir: estoy ocupado, vuelva usted mañana; y otros muchos que no realizan su trabajo y este país saldría antes de todos estos problemas económicos.
por ultimo, con esto no quiero decir que las personas que trabajan en una empresa privada no sean también vagos o que no trabajen, simplemente considero que se esfuerzan más porque tienen que mantener su puesto de trabajo, y eso es lo que hace que las empresas vayan adelante, trabajando y no descuidando un trabajo que, si se sabe fijo, uno se duerme en los laureles y lo manda todo de paseo, total, ya tiene un trabajo y ya cobrara el resto de su vida laboral, como los funcionarios españoles.
A Drusilia:
Estoy de acuerdo contigo en que hay puestos de trabajo que deberían ser vigilados, de cara a su buen servicio al público y su productividad. Pero te recuerdo que los funcionarios (maestros de escuela, médicos, policías, Guardias civiles, carteros, jueces, abogados de oficio, y una largo etc) TRABAJAN PARA SERVIRTE A TI, y también hacen colas y tienen que aguantar "al de la ventanilla".
Es cierto, por otro lado, que sobran muchos puestos de trabajo: la mayoría de cargos políticos "a dedo", sin oposición alguna estudiada y aprobada, y con pensiones vitalicias d miles de euros. ¿Me puedes decir, por ejemplo, para qué sirve un vicepresidente "tercero" de gobierno? ¿O para qué tantas diputaciones duplicadas, triplicadas, multiplicadas?
En realidad, el problema es que a los verdaderos culpables de lo mal que van las cosas (el capital, fundamentalmente, la banca y los grupos financieros)- aliados con los cargos políticos del poder
(muchos de ellos, los cargos que mencionábamos antes), para seguir (ésos sí, viviendo de la auténtica sopa boba) buscan un chivo expiatorio (los trabajadores públicos) para echarles encima a la gente, y que ésta calme así su frustración y desconsuelo (como echaban los leones a los cristianos en el circo romano).
Los ladrones de guante blanco (que controlan los mass media y los centros creadores de opinión) intentan echarle la culpa de su voracidad e ineficacia, a los tfabajadores públicos. Así, la gente ignorante se queda satisfecha y ellos siguen, tan campantes.
Pero la gente inteligente no cae en esta trampa.
No he podido evitar acordarme de Drusilia, al leer esta carta al director, en el priódico, que os remito:
"Quiero pedir disculpas. Me siento azorado, avergonzado y
triste. Últimamente hasta duermo mal y tengo frecuentes
dolores de cabeza .Tengo que confesarlo: soy funcionario, y
de los peores : de la Junta de Andalucía. Sé que es una
vergüenza. que soy el cáncer de este país e incluso puede que
de la Unión Europea. Por mi culpa se ha desencadenado una
crisis económica a escala mundial que ha afectado a cientos
de millones de familias en todo el mundo. Yo, que creía que
hacía bien al cumplir con mi horario de trabajo y tramitar
con toda la diligencia y escrupulosidad posible los expedientes
a mi cargo (haciendo cumplir la normativa a grandes y a
pequeños). Todo ello intentando no despilfarrar material,
aunque algún que otro folio tuve que tirar. Pues resulta que
estaba equivocado. Me he quedado de piedra al enterarme
que la crisis, la famosa crisis, no ha sido culpa de especuladores
y empresarios sin escrúpulos, de la mala gestión de
gobernantes, malversadores y otros «entes» parecidos. ¡Ha
sido culpa mia! (Y al parecer de los trabajadores laborales y
funcionarios interinos también). Nada tiene que ver la ruina
actual de las arcas publicas con el hecho de pasar como
dietas los viajes y comidas personales, los teléfonos móviles
de altos cargos, los asesores personales hasta para elegir el
color de la corbata, el dinero gastado en autopropaganda.
Nada tienen que ver con el caos de la Junta de Andalucía los
contratos incontrolados que se han hecho durante años, las
decenas de agencias, sociedades mercantiles y fundaciones,
con presupuestos desorbitados y funciones solapadas ...
No busque mas: yo, funcionario, soy el culpable de todo (y
eso que llevo sólo un año en la Junta). Es lógico que usted
quiera eliminarme".
JOSE AUGUSTO CASQUERO DiAZ
SEVILLA
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