A pesar de ser algo meramente simbólico, pues, como ocurre con cualquier acuerdo de la ONU, no obligará a los países que mantienen la pena capital a dejar de usarla, el hecho es muy importante. Desde 1993 se venía intentando sin éxito que la Asamblea General de Naciones Unidas aprobara una resolución similar.
La resolución expresa preocupación por la continuada aplicación de la pena de muerte e insta a los países que mantiene la pena capital en sus códigos penales a que "establezcan una moratoria de las ejecuciones con miras a abolir la pena capital".
También llama al respeto de los estándares internacionales que garantizan los derechos de los condenados y a la progresiva reducción de los delitos que se penan con la muerte.
El texto fue aprobado por 99 votos a favor, 52 en contra y 33 abstenciones tras dos días de intenso debate.
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