24 de enero de 2016

NECESITAMOS OTRO GOBIERNO. Decisiones apremiantes


El Documento, que recibes, (Ver firmas al final) recoge un clamor   que no debe ser desoído por las fuerzas políticas interpeladas. Colabora a que circule y sea conocido por cuantos pueden acogerlo y  apoyarlo con entusiasmo.

Las elecciones del pasado 20 de diciembre han deparado un resultado que casi todo el mundo consideraba previsible: un mapa de partidos mucho más abierto que impide mayorías automáticas en torno a los dos más poderosos, el PP y PSOE, como ha venido sucediendo hasta ahora.
Es verdad que eso produce más inestabilidad y mayores incertidumbres pero también creemos que esos resultados pueden abrir la puerta a cambios muy positivos si somos capaces de aprovechar las oportunidades.
Muchas personas consideran que la mayor complicación a la hora de formar gobierno es una desgracia para nuestro país y añoran la vieja forma de hacer política pero nosotros creemos, por el contrario, que se trata de una circunstancia afortunada que responde a un hecho fundamental: una proporción cada vez mayor de los españoles quiere romper con la política de imposiciones y de “leyes de rodillo” propias de mayorías parlamentarias  absolutas, y prefiere que predominen el acuerdo, la negociación, el equilibrio y la proporcionalidad entre los diferentes intereses en juego.
Las elecciones se celebraron después de mucho tiempo de debate y reflexión, no solo por parte de los partidos sino de toda la sociedad, lo que ha permitido poner de manifiesto la enorme crisis que nos envolvía, los abusos, fraudes, corrupciones, transgresiones e irregularidades de todo tipo que se han generado en los últimos años y, sobre todo, que se estaban aplicando políticas que sufrían los sectores más débiles y necesitados. Se extendió la idea de que las nuevas elecciones eran el momento en el que la ciudadanía podía mostrar su demanda de regeneración y cambio ante un edificio institucional que hacía aguas por todas partes. Y eso es lo que ha ocurrido: las elecciones han venido a demostrar que hay ya una gran parte de la sociedad española que no quiere seguir siendo prisionera  de un sistema económico que acrecienta sin cesar  las desigualdades ni  esclava de una política despiadadamente clasista, injusta, patriarcal, discriminatoria y que atenta contra los principios y derechos básicos que con grandes palabras se establecen en nuestra Constitución. 
Solo los tres partidos más fuertes que reclamaron, con un signo u otro, un claro cambio de tendencia (PSOE, Podemos y Ciudadanos) han sacado más del doble de los votos recibidos por el PP, lo que indica claramente que es muy mayoritaria la sociedad española que reclama cambio, regeneración política y reforzamiento de una democracia cada vez más amenazada. Y también ha sido mayoritaria la opción electoral de izquierdas que, también con mayor o menor intensidad, ha propugnado combatir la política europea de austeridad y tratar de poner en marcha otras políticas sociales y económicas.
Por tanto, satisfacer la demanda mayoritaria de los españoles y españolas que han votado en estas últimas elecciones obliga a formar OTRO gobierno, con fines diferentes a los del anterior, con otra forma de tomar las decisiones y de dirigir la vida política y la de las instituciones.
Si se quiere satisfacer la demanda que el electorado ha expresado con su voto, como es obligado, ya no se puede seguir haciendo una política económica y social que tan claramente ha beneficiado a unos pocos, haciendo que España se convierta en el país europeo con más desigualdad de ingresos entre ricos y pobres, según la OCDE, y en donde más ha crecido la desigualdad durante la crisis, no solo porque las reformas laborales orientadas a disminuir el poder negociador de las clases trabajadoras produce una constante caída de los salarios en la renta nacional sino también porque, para colmo, los gobiernos han redistribuido la riqueza a favor de los grupos sociales de mayor renta.
No se puede tampoco imponer por decreto a los demás las preferencias que son claramente las de grupos sociales minoritarios, deteriorando para ello los criterios de elemental proporcionalidad y llegando a desvirtuar  en ocasiones el papel independiente, arbitral y equilibrado que deben tener instituciones como la magistratura. Y hay que hacer política de otra forma, más amigable y menos frentista, que parta del principio de que la diversidad nos enriquece y que los que piensan diferente no son enemigos sino simplemente compatriotas que también tienen derecho a expresar sus ideas y a tratar de llevarlas a cabo.
Necesitamos y reclamamos otro gobierno que ponga en marcha una auténtica regeneración de nuestra vida política e institucional. Que refuerce la  democracia y se comprometa de veras con la igualdad, la justicia, la solidaridad, la libertad y el ejercicio efectivo de los Derechos Humanos, que promueva y asegure la convivencia entre todos los españoles  poniendo al día y modificando la Carta Magna que desde 1978 ha sido suprema referencia y garantía pero que ahora requiere adaptaciones y reformas, especialmente en el Título VIII relativo a la estructura del Estado. Y que  promueva una nueva ley electoral que corrija las actuales deficiencias y permita que los elegidos puedan ser revocados por los electores si incumplen sus mandatos.
Necesitamos y reclamamos otro gobierno que defienda los intereses generales, particularmente justicia, educación, sanidad, atención a la infancia y a la dependencia, igualdad de género ciencia y protección del medio ambiente, como prioridades permanentes y que, aunque actuando con lealtad ante nuestros socios europeos, no entregue nuestra soberanía a los poderes económicos y financieros ni a instituciones que desprecian e ignoran los derechos del Pueblo.
Necesitamos y reclamamos otro gobierno que propicie grandes acuerdos de Estado para combatir todas las manifestaciones de la desigualdad, para salvaguardar los derechos sociales y el funcionamiento adecuado de los servicios públicos de bienestar, para hacer equitativas y eficientes las políticas de redistribución de las rentas y para evitar que los salarios sigan cayendo llevándose tras ellos a miles de pequeñas y medianas empresas.
Necesitamos y reclamamos otro gobierno que ponga las bases para otra política económica que cree riqueza, empresas y empleo, que evite que siga aumentando la deuda y el trabajo precario e incluso basura, como ha ocurrido con el último del Partido Popular, que incentive el uso sostenible de los recursos y el respeto del medio ambiente así como la actividad realmente productiva en detrimento de la especulación y la cultura del pelotazo, y que reorganice el sistema de cuidados para combatir las discriminaciones y carencias actuales.
Necesitamos y reclamamos otro gobierno que garantice que todas las personas tengan acceso a fuentes de información plural y que se ponga a su disposición la que sea necesaria para saber con transparencia y objetividad lo que ha pasado en España en los últimos años y que ha provocado tanto sufrimiento, quiénes han provocado la crisis y quiénes se han beneficiado de su desencadenamiento y de las políticas adoptadas en este tiempo. Y, sobre todo, que impida que las administraciones utilicen los medios públicos de comunicación o incluso las políticas de seguridad o defensa nacional como instrumento partidista o fuente de lucro para unos pocos.
Somos conscientes de que esta alternativa es difícil de poner en marcha y que su andadura se enfrentará también a todo tipo de obstáculos. Es más fácil ordenar unilateralmente e imponer que consensuar, y en etapas anteriores se ha podido comprobar que el egoísmo de los grandes grupos de poder (que siempre han creído que España es suya y que solo ellos son los auténticos españoles) es ilimitado en nuestro país. Pero por muchas que sean las dificultades nunca serán infranqueable ni mucho menos. La dificultad simplemente nos obliga a realizar un esfuerzo mayor y a cambiar los objetivos, los contenidos y las formas de la política gubernamental.
Frustrar la posibilidad de iniciar un proceso de regeneración política en España sería una enorme desgracia y quien contribuya a ello cargará para siempre con una enorme responsabilidad. Las fuerzas políticas de izquierdas deben intentarlo y sin miedo de involucrar en el esfuerzo al mayor número posible de sensibilidades, con tal de que se haga colectiva la voluntad de asumir principios y cambios de esa naturaleza. Y para ello es fundamental ser consciente de que OTRO gobierno solo puede nacer de nuestra soberanía a los poderes económicos y financieros,  y contribuya a reforzar la unión política, social y económica, limitada hoy a una frágil  unión estrictamente monetaria. A una Europa solidaria, destinando los medios necesarios  para la acogida de los refugiados y emigrantes y, muy especialmente incrementando la tan decaída ayuda al desarrollo para evitar los grandes y humanamente intolerables flujos de seres humanos  desamparados, porque no pueden vivir dignamente  en sus lugares de origen.  Reiteramos que es insoslayable y urgente  que se actúe sin dilación  para no seguir permitiendo que mueran de hambre cada día  miles de personas, en su mayoría niñas y niños de uno  a cinco años de edad, al tiempo que se invierten  en armas y gastos militares  más de 3.0000 millones de dólares. Para ello, a  escala mundial debe favorecerse como clamor popular,  un multilateralismo democrático eficiente  procediéndose a una auténtica  refundación del Sistema de las Naciones  Unidas que el neoliberalismo sustituyó por grupos plutocráticos (G7, G8, G20,…) Sólo así podría asegurarse el cumplimiento de acuerdos  sobre medio ambiente, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la regulación  de los tráficos supranacionales y garantizarse la eliminación  inmediata de los paraísos fiscales.
Por eso reclamamos diálogo y no confrontación permanente, fraternidad y no agresión y violencia verbal, generosidad e inteligencia por todas las partes a la hora de negociar, para que los acuerdos no se traduzcan en meros repartos de cargos sino en un programa real de cambio.

FIRMAN ESTE TEXTO:

Luis Eduardo Aute                          Elena Caballero
José Angel Cuerda                           Rafael Díaz Salazar
Benjamín Forcano                            Lina Gálvez Muñoz
Carlos Jiménez Villarejo                  José Antonio Martín Pallín
Angells Martínez Castells                Federico Mayor Zaragoza
Manolo Monereo                             José  Mora Galiana
Ana Noguera                                   María Pazos
Montserrat Ponsa                             Pilar del Rio
Manuel de la Rocha Rubí                 Lola Sanjuán
Juan Torres López                             Demetrio Velasco




29 de diciembre de 2015

Siete consideraciones a favor de un Gobierno de Progreso

Hemos pasado de una situación en la que la ciudadanía concentraba mayoritariamente el voto en dos partidos (PP y PSOE) y en algunos partidos nacionalistas, a otra con 4 grandes formaciones en todo el estado, más IU (quinta formación en votos, pese a todos los obstáculos a los que ha debido hacer frente) y diversos partidos de ámbito autonómico.

La ciudadanía, además de distribuir el voto, ha manifestado su rechazo mayoritario a los gobiernos monopartidistas, así como su preferencia, también mayoritaria, por coaliciones de izquierda y centroizquierda. No tiene sentido, pues, proponer que gobiernes el partido más votado ni comparar los resultados actuales del PSOE (o del PP) con los de la situación precedente, exigiendo dimisiones a “los perdedores”. Ahora, afortunadamente, hablar de gobierno, o de ganadores y perdedores, obliga a hablar de coaliciones.

Los resultados obtenidos globalmente por las fuerzas de izquierda y centro izquierda han sido mejores que los de la derecha y centroderecha (y hubieran sido aún mejores si la coalición a la izquierda del PSOE hubiera incorporado a IU en todo el Estado, evitando la pérdida de cerca de un millón de votos). Ha sido la izquierda plural, pues, la ganadora de las elecciones.

Esta ventaja de las fuerzas de izquierda se puede y debe traducir en un gobierno de progreso que rompa con las políticas mal llamadas de austeridad del PP, rechazadas mayoritariamente por la ciudadanía, porque han conducido, entre otros, al debilitamiento de los servicios públicos, a la precarización laboral, al hundimiento de la actividad cultural, a la pérdida de derechos sociales, a la desprotección del medio ambiente, a leyes (en sectores vitales como la educación o la justicia) que han merecido el rechazo generalizado de la sociedad, etc., mientras se favorecía a las grandes fortunas y a la corrupción, con amnistías fiscales y reducciones de impuestos.

Ningún interés partidista debe anteponerse a esta necesidad de un gobierno de progreso, que puede lograrse con un programa transparente en torno a los muchos puntos de acuerdo existentes. Hay que hablar, pues, de esos puntos de acuerdo en vez de airear divergencias que, aunque legítimas, no deben bloquear los acuerdos necesarios y posibles.

Tras las pasadas elecciones autonómicas y municipales, las fuerzas políticas de izquierda y centroizquierda dieron muestras de generosidad, superaron descalificaciones mutuas y legítimas diferencias -gracias, en buena medida, a una potente presión ciudadana- y formaron gobiernos plurales en torno a programas consensuados con transparencia, que la ciudadanía ha acogido muy favorablemente. Eso mismo ha de hacerse ahora, en vez de pensar en innecesarias “grandes coaliciones” (que algunos extienden a “todas las fuerzas políticas”) que solo favorecerían a la derecha y su inmovilismo, en nombre de supuestos peligros secesionistas.

La alternativa al gobierno plural de izquierdas, que los resultados electorales hacen posible, es dejar que la derecha siga (des)gobernando u obligar a unas nuevas elecciones, en las cuales la ciudadanía castigaría al conjunto de la izquierda por haber antepuesto equivocados intereses partidistas a la formación de un gobierno de consenso. La presión ciudadana y de los militantes de los partidos es de nuevo esencial para evitar este despropósito y lograr la formación del gobierno de progreso que los pueblos de España necesitan ahora.



Un abrazo

(Esteban de Manuel. Partido EQUO)

5 de noviembre de 2015

Cuento de Noviembre

           

     Érase un país en el que la Sanidad funcionaba cada vez peor, a causa de una terrible reforma legal al respecto, firmada por el Ministro de la cosa (que ni tenía idea de medicina, ni había consentido escuchar a los médicos para hacerla). Para colmo, dicha reforma fue acompañada de recortes económicos cada vez mayores, a la vez que se invertía en la sanidad privada.
Las colas en los hospitales y centros de salud eran interminables; las listas de espera, demenciales; y en los centros cada vez había más colapso, menos medios, y el personal cualificado estaba cada vez más desbordado y estresado. A muchos enfermos, el remedio le llegó demasiado tarde, o no le llegó nunca, con lo que las estadísticas empeoraron dramáticamente.
Pero el Sr Ministro vio la luz: contrató a un “escribe-libros” para que le sirviese de portavoz, publicando el Libro Blanco de la Sanidad.
El autor (que gozaba de grandes espacios en la radio y la TV) dio en el clavo: la culpa era de los médicos, que no eran lo suficientemente buenos, porque no se les evaluaba. En adelante, en vista de tal sospecha, habría que entrar en las consultas de los galenos, para ver si hacían bien su trabajo. Al mismo tiempo, se les ofreció la gran panacea: su salario iría en función de los resultados. Si se curaban más enfermos, se les pagaría más; y si no, pues menos, como enseña la buena lógica matemática. En caso de que no mejorasen las curas reales, tampoco importaba: podía bastar con maquillar los datos de los resultados, haciendo buenos diagnósticos, fuese cual fuese la salud de los  enfermos.

Como es de suponer, médicos, ATS y todo el personal sanitario (el realmente preocupado, y ocupado, de la salud de los demás) puso el grito en el cielo, así como cualquier persona razonable. 

11 de septiembre de 2015

Los políticos contra los ciudadanos más necesitados


Marea Verde apoya la huelga de hambre de un padre que se ve directamente perjudicado por los recortes en educación

La Junta de Andalucía discrimina con los recortes en la educación pública a los alumnos con Necesidades Educativas Especiales, en este caso un alumno con necesidades vitales.

Un padre de un alumno con necesidad de un monitor personal, ha dado el paso para reclamar el derecho que tiene todo ciudadano a una educación pública en igualdad de condiciones. Su hijo necesita un monitor para poder asistir al colegio que le corresponde con sus compañeros de clase, y la administración le insta a cambiar a otro con riesgo para su salud lejano del centro de salud, por ahorrarse un monitor. El largo camino que ha recorrido para pedir la dignificación en la escolarización de su hijo le ha llevado a iniciar una huelga de hambre que ha iniciado a las 9 de la mañana del 11 de septiembre delante de la delegación provincial de Educación de Sevilla.

Asegura que no abandonará esta huelga hasta que la administración no cumpla con la asistencia necesaria de este alumno, para poder asistir con normalidad a su centro escolar.

Por todo ello, Marea Verde denuncia y reclama los monitores necesarios para que los alumnos que lo necesiten puedan tener las mismas oportunidades que sus compañeros y el derecho que todo ciudadano tiene a la educación pública.

-- 

Marea Verde de Sevilla
correo electrónico: mareaverdesevilla@gmail.com

6 de septiembre de 2015

"RIP por Sofía. Un cuento sobre la muerte de la Filosofía"



Siempre he creído que un país (una sociedad, en general) podrá llegar lejos en la medida en que sus ciudadanos cultiven la capacidad de pensar. También he mantenido siempre que una democracia no es posible si el pueblo no tiene conciencia crítica.   También he defendido en todo momento que, sin una educación ética de la ciudadanía, la sociedad nunca respetará los Derechos Humanos.

Esas tres capacidades (pensar por sí mismo, tener juicio crítico para evitar manipulaciones y optar por valores éticos) las aporta el estudio de la Filosofía, y de su rama especial, la Ética. Conocer lo que ha sido la cuna del pensamiento, la ciencia, la ética y el derecho en Europa, los últimos veintisiete siglos, nos da una idea de lo que somos y de quiénes somos. Saber lo que han reflexionado los pensadores más importantes de la historia de la humanidad, es absolutamente imprescindible en la formación humanista del ciudadano, y en la construcción de la mentalidad democrática.

Por eso no podemos comprender la opción de la LOMCE, última propuesta educativa del gobierno del PP, respecto a la Filosofía y la Ética: quitar la primera en 2º Bachillerato (como materia obligatoria que era hasta ahora) y eliminar también la segunda, poniéndola tan sólo como alternativa a la religión (entendemos que la formación moral del ciudadano, no puede ser opcional, sino que debe ser obligatoria).

No alcanzamos a adivinar ninguna posible buena intención en eliminar una materia que hace pensar y construye ciudadanos críticos, y en quitar otra que forma éticamente al pueblo. ¿Qué se puede pretender con ello? Los mal pensados podrán argüir que se busca una ciudadano sumiso y acrítico con el poder, y tan amoral (o inmoral) que no le preocupe ni la corrupción, ni la mentira ni el ataque a los Derechos Humanos.

Como reivindicación de la Filosofía, y de su papel en la sociedad y en la vida de las personas, Pedro Jiménez escribe esta novela corta, “RIP por Sofía. Un cuento sobre la muerte de la Filosofía” que, escrito en un lenguaje para alumnos y jóvenes, sin embargo ofrece un debate y una reflexión totalmente abierta a adultos. La búsqueda de la felicidad personal y la transformación de la sociedad en un mundo mejor, son los fines de la sabia Sofía,  que es la protagonista principal del cuento y la que representa simbólicamente a la Filosofía.

Si deseáis adquirir “RIP por Sofía”, lo tenéis en la librería Anatma, del pasaje de Los Azahares (detrás de las Setas de la Plaza de la Encarnación), en Sevilla, o pidiéndolo por e-mail a la dirección pedrojoji@gmail.com.


Un saludo y una invitación a luchar por la Filosofía y la Ética.

Rebelion

Web Analytics