30 de septiembre de 2008

¿Llegará la hora de la venganza?

Manel Fontdevila
Público


La mezquindad de los burócratas

Sobre lo tendencioso del periodista que entrevistó a Olivier Besancenot en Público

María de Delás
Rebelión

La izquierda no ha sabido encontrar, hasta el día de hoy, una vacuna contra la degeneración burocrática. El poder administrativo, la pasión por mantenerlo, el amor por la silla, por el despacho, por conservar y potenciar el servilismo de los subalternos… son síntomas de una enfermedad de efectos catastróficos para el socialismo.

Socialdemócratas y comunistas han intentado destruir todo lo que ven a su izquierda, como si en esta práctica encontraran alguna garantía de supervivencia. Y ese hábito les ha llevado a extremos espantosos. Su historia está llena de difamaciones, calumnias y crímenes por los que nunca sentirán suficiente vergüenza.

Unos convirtieron las sociedades en las que vivían en un auténtico infierno. Los que defendieron aquella patria suya, mal llamada soviética, intentan que ese dato no figure en su currículum. Otros no saben siquiera el motivo por el cual su partido se llama así: socialista. No imaginan otra manera de organizar la sociedad diferente a la que imponen las leyes del mercado. Ni siquiera han pensado en ello.

Pero para alegrar la vida de los optimistas, en el mapa de la vida política, mirando a la izquierda, hay algo más. Siempre aparecen colectivos que no conocen la palabra resignación y razonadamente todavía aspiran a que un día triunfen los perdedores de siempre.

El movimiento antiglobalización ya tiene unos cuantos años de historia. Lleva ya tiempo en el empeño de encontrar caminos hacia un mundo más justo, menos violento, más habitable. “Otro mundo es posible”. En algunos países, entre ellos Francia, aparecen con bastante fuerza corrientes políticas dispuestas a ir un poco más allá y a explicar en qué puede consistir ese mundo posible. “Nuestras vidas valen más que vuestros beneficios”, repite la gente de la Ligue Communiste Revolutionaire. Sintetizan así de manera inequívoca su voluntad de plantar cara al capital.

Se proponen dar vida a un nuevo partido, que mientras no tenga nombre le llaman Nuevo Partido Anticapitalista (NPA). Dicen que ya cuentan con unas 10.000 personas dispuestas a participar en este proceso. Les va tan bien que han hecho sonar las alarmas en las organizaciones de la izquierda tradicional.

El eco de ese movimiento político resuena más allá de las fronteras francesas, pero apenas se oye desde esta parte de los Pirineos y cuando se escucha llega con distorsiones.

Público ha sido uno de los pocos medios que ha explicado algo sobre el tema. Lástima que lo hiciera de manera sesgada. Informó sobre la decisión del Partido Socialista (PS), del Partido Comunista Francés (PCF) y de los Verdes de progreso de poner en marcha un “proyecto común” sin contar con la LCR ni con el NPA. La noticia se recogió en la fiesta de l’Humanité, el diario del PCF. No era sorprendente.

El personaje más conocido de la LCR, Olivier Besancenot, ya había explicado que la palabra clave del nuevo partido es la ruptura. Ruptura con el capitalismo, con sus instituciones y con las “viejas direcciones” del PS y del PCF. En las pasadas elecciones presidenciales, Besancenot obtuvo algo más del 4% de los votos, un porcentaje superior al del PCF.

El corresponsal de Público dijo de él que es “una figura ascendente de la izquierda contestataria francesa”, “un mutante neotrotskista”, “un individuo difícil de catalogar por el desfase inmenso de su recorrido político”. El “desfase” reside, según él, en que igual se le ve “del lado de la gente que sufre que en los platós de programas de gran audiencia, en cadenas de televisión privadas de derecha, ligadas al gran capital”. Al periodista ese dato le parece sospechoso.

Para afinar en el dibujo de su perfil le calificó de “simpático cartero”, “que se gana la vida distribuyendo correo en un arrabal rico de París, que fuera feudo de Sarkozy”, que es “titular de un pequeño diploma de historia de la Universidad de Nanterre”. ¿Es un dato significativo el barrio por el que distribuye correo? ¿Se miden las titulaciones por el tamaño del diploma?

“Queda por saber la sinceridad real de Besancenot”, se preguntaba el corresponsal. “Es invitado en las mismas emisiones de variedades que Carla Bruni”. Es un hecho objetivo, remarca. Y concluyó con una reflexión que, para disimular la falta de rigor, pone en boca de “malas lenguas”: “Sarkozy pretende jugar con Besancenot para condenar a la izquierda”. Debe tener poderosas razones para mantener en el anonimato a las malas lenguas que cita, pero son poco originales. Pertenecen sin duda a cabezas mezquinas acostumbradas al “todo vale” para desacreditar al disidente.

29 de septiembre de 2008

La solución a la crisis económica

Traemos buenísimas noticias: la crisis económica tiene una solución fácil y rápida, y nuestros expertos en cuestiones financieras nos la han aportado.

Por ejemplo, Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la CEOE, sugiere "flexibilizar la extinción del contrato laboral en España". Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, opina, por su parte, que "la cláusula de la revisión salarial de los convenios es especialmente nociva". Estamos hablando de dos de los más altísimos cargos en el mundo empresarial y financiero español. Y la solución que aportan a la crisis, en resumen, es que se despida mucho más barato (o gratis) a los trabajadores, y que se les congelen los sueldos.

A ver si lo he entendido: suben los intereses de las hipotecas ( y el precio del dinero en general) exponencialmente, suben los precios de los artículos de primera necesidad, suben los impuestos indirectos (ésos que pagamos por igual Díaz Ferrán, Fernández Ordoñez, Botín, la duquesa de Alba y yo), los bancos nos cierran sus puertas, muchísimos ciudadanos de a pie se han visto abocados directamente al paro o a la ruina total. Y la solución es que nos despidan más fácilmente y que no podamos revisar las subidas salariales.

Pero eso no es todo: los que se están atreviendo a buscar las causas de la crisis y a aportar soluciones, haciendo un análisis más "profundo" de la cuestión, nos enseñan que el problema de la actual situación es el "enorme gasto social".

¿Ha quedado claro? Los gerifaltes de las finanzas, los grandes especuladores de la Bolsa, los que han arrasado el mercado financiero (y parecen dispuestos a arrasar el "mercado real"), los bancos nacionales que permitieron los tipos de intereses pasados, los gobiernos que hicieron la vista gorda con la especulación de la vivienda, etc, etc, están destrozando el sistema que ellos mismos crearon, pero la culpa es de los trabajadores, de los funcionarios, de los que llevamos a los niños a la escuela pública o vamos al médico de la Seguridad Social, de los ancianos que cobran su miserable pensión y de los pobres en general.

La crisis es galopante (ya no la niegan ni siquiera ZP o Solbes, y hasta Sarkozy y Bush han dado el puñetazo en la mesa) y no parece que sea un ciclo recesivo corriente (un pico bajo normal), pero los que la han provocado, no sólo no se ven afectados sino que siguen ganando más y más. Los que se quejan del "excesivo gasto social", ponen la mano para recibir las inyecciones del Estado (para recompensar sus pérdidas en el "gran casino financiero") y, al final, la culpa es del pueblo, de los trabajadores y de los pobres. ¡Claro! Y fíjense si será verdad todo esto que hasta Aznar nos ha echado la culpa.

Resulta que los trabajadores matamos a Manolete (cual Fuenteovejuna) y aquí la sociedad civil, el pueblo, la gente no reacciona. Podría sacarse algo bueno de esta situación si la misma nos llevase a una reflexión profunda (desde el punto de vista teórico -para acabar comprendiendo, de una vez, que este sistema neoliberal salvaje no funciona y empezar a estudiar alternativas reales y viables-, y desde el punto de vista militante -para empezar, ya de una vez también, a hacer algo realmente sonado y eficaz para cambiar las cosas-). Pero ni se oyen muchos intelectuales hacer un análisis mínimamente serio y profundo (más allá de los mequetrefes anteriores, que van a reventar de cinismo) ni el pueblo afectado se plantea nada, que no sea rezar a Santa Bárbara para que a él le coja confesado.

Para mí, lo más triste es que hasta los que más padecen la crisis, si se les resolviera su problema particular, no les importaría que todo volviera a su cauce anterior. Y así nos pinta el pelo.

Los ladrones y asesinos del planeta (sí, he dicho asesinos: estaba pensando en los que generan guerras y matanzas civiles para mantener el sistema económico) se han cargado la gallina de los huevos de oro (que ellos mismos crearon), y en el entierro de la misma, nos quieren meter en la fosa a los que padecimos sus picotazos.

Creo que Robin de los bancos se ha quedado corto. Es hora de que nuestra primera acción militante consista en empezar a quemar bancos. No es tan difícil: un pasamontañas o careta (para engañar a la cámara de seguridad), un bote de gasolina y una caja de cerillas. No es necesario que el banquero esté dentro. Todavía nos consideramos "no violentos". Se puede hacer de noche, que es más pacifista y se corre menos riesgos.

¿Alguien se apunta?

Mercados alimentarios

26 de septiembre de 2008

700.000 millones de dólares

Hoy copiamos al amigo Abraham, porque mejor no sabemos decirlo.

otromundoesposible


700.000 millones de dólares. Cantidad que equivale a cerca de medio billón de euros, es la factura inicial para pagar la crisis provocada por la avaricia.

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Según estimaciones de Intermón Oxfam, se necesitarían unos 150.000 millones de dólares anuales hasta el 2010 para asegurar la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

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150.000 x 2 años= 300.000 millones de dólares y objetivos cumplidos. Me hubiera gustado (cortesía de Jose Luis) disfrutar de ese momento, pero rompieron el saco.

Cabrones.

Actualización > La cumbre de la ONU sobre los Objetivos Milenio recauda 16.000 millones dólares.

Sin credibilidad. Informe de Human Rights Watch sobre Venezuela

Benjamín Forcano
ALAI, América Latina en Movimiento

Movido por la curiosidad y mi afán de veracidad, he leído el informe que la ONG Human Rights Watch, ha hecho público el 18 de septiembre en Caracas, por medio de José Miguel Vivanco, su director y que, como consecuencia de ello, ha sido expulsado del país.

La lectura, al menos para mí, parte de unos presupuestos que ponen bajo sospecha el enfoque y todo lo que dice el informe. El Informe admite como necesaria, positiva y válida la Constitución que, en 1999, el pueblo de Venezuela y el Gobierno Chávez aprobaron. Reconoce que los gobiernos anteriores –desde cuándo- estaban corruptos y habían echado raíces profundas en sectores de la sociedad, que ejercían dominio, monopolio y disfrutaban de privilegios inmorales.

El informe olvida, y es lo que condiciona todo su estudio posterior y lo hace carecer de credibilidad, que el gobierno de Chávez, elegido y apoyado mayoritariamente por el pueblo, comenzaba una nueva época de cambio, respaldado por esa Constitución, a favor precisamente de los más desfavorecidos y humillados. El informe desestima por completo lo que este cambio iba a suponer en determinados sectores de esa sociedad que vivían de espaldas al pueblo y la gobernaban con manipulación y ausencia de él.

El informe no valora lo que la oposición despiadada y agresiva de esos sectores iba a significar para llevar adelante el cambio y les da, de entrada y en todo, la razón. Para ella, todo son derechos, ningún fallo o corrupción y, por supuesto, ninguna obligación en la creación de la nueva revolución bolivariana. Como si la oposición fuera nueva o surgiera de la nada y no viniera marcada por los vicios de lo que siempre demostró ser y fuera a aceptar de buena gana el contenido real de la Constitución.

Es seguro que no todo lo hecho por Chávez y sus gobiernos ha sido bueno y correcto, pero ha hecho muchas, muchas cosas buenas en favor del pueblo, (de lo cual no dice absolutamente nada el Informe) que suponían mermar los privilegios y abusos de los que siempre mandaron. Y esos abusos y privilegios había que revisarlos, cercenarlos por imperativo de la Constitución. En el informe nada se atribuye al egoísmo, ambición o excesos de la oposición y cualquier intervención del gobierno, se la califica a priori vejatoria, represora y transgresora de los derechos humanos, sin que con objetividad se aduzcan datos y razones.

Pensar que la nueva situación de Venezuela -al igual que en Bolivia- nace de una voluntad democrática pura, en que todos comienzan a caminar desde cero, sin una historia de dominadores y opresores por delante, es una abstracción y una mentira deliberadamente callada, y que es la clave que explica los conflictos que están surgiendo. Los beneficiados y liberados por la nueva Democracia y Constitución la aplauden y aceptan gozosamente, pero para quienes ven en entredicho los “derechos” de su pasado, se sienten “agredidos y discriminados”. Lógicamente, el informe de la HRW opta por imputar a Chávez todas estas “discriminaciones”, sin analizar que es la nueva situación democrática con su nueva Constitución las que imponen el cambio y “discriminación” contra los que siempre e impunemente discriminaron.

No sé quiénes componen la ONG Human Rights Watch, cuál es su apadrinamiento ideológico, ni quiénes están detrás. Y quizás sea mejor así. Pero una simple lectura pone al descubierto el sesgado enfoque de todo el documento y su predeterminada voluntad de achacar todos los males a Chávez. Una cosa es clara: no hay análisis riguroso e imparcial, equilibrado, y sí una contraria posición hacia los más pobres, o mejor, empobrecidos. Por más que D. Jorge Castañeda escriba lo contrario. ¿Para qué quería Venezuela un nuevo Cambio y Constitución si todo debía seguir igual?

Benjamín Forcano es sacerdote y teólogo.

25 de septiembre de 2008

Fábula sobre la bolsa

Una vez llegó al pueblo un señor, bien vestido, se instaló en el único hotel que había, y puso un aviso en la única página del periódico local, que está dispuesto a comprar cada mono que le traigan por $10.

Los campesinos, que sabían que el bosque estaba lleno de monos, salieron corriendo a cazar monos.
El hombre compró, como había prometido en el aviso, los cientos de monos que le trajeron a $10 cada uno sin chistar.

Pero, como ya quedaban muy pocos monos en el bosque, y era difícil cazarlos, los campesinos perdieron interés, entonces el hombre ofreció $20 por cada mono, y los campesinos corrieron otra vez al bosque.

Nuevamente, fueron mermando los monos, y el hombre elevó la oferta a $25, y los campesinos volvieron al bosque, cazando los pocos monos que quedaban, hasta que ya era casi imposible encontrar uno.

Llegado a este punto, el hombre ofreció $50 por cada mono, pero, como tenia negocios que atender en la ciudad, dejaría a cargo de su ayudante el negocio de la compra de monos.

Una vez que viajó el hombre a la ciudad, su ayudante se dirigió a los campesinos diciéndoles: fíjense en esta jaula llena de miles de monos que mi jefe compró para su colección.

Yo les ofrezco venderles a ustedes los monos por $35, y cuando el jefe regrese de la ciudad, se los venden por $50 cada uno.

Los campesinos juntaron todos sus ahorros y compraron los miles de monos que había en la gran jaula, y esperaron el regreso del 'jefe'.

Desde ese día, no volvieron a ver ni al ayudante ni al jefe. Lo único que vieron fue la jaula llena de los monos que antes tenían en el bosque y que ellos compraron con sus ahorros de toda la vida.

Ahora vosotros teneis una noción bien clara de cómo funciona la Bolsa.

Diez ideas para entender la crisis financiera

Juan Torres López
ATTAC-España

Aunque todo el mundo habla de la crisis, hay muy pocas ideas claras que permitan a los ciudadanos corrientes y molientes saber a ciencia cierta lo que está pasando. Juan Torres, integrante de la Comisión de Justicia Fiscal Global de Attac España, da algunas pistas para entenderlo.

Tengo la impresión de que la mayoría de los ciudadanos se sienten confusos ante la crisis que se ha desatado en las últimas semanas. A la vista del esfuerzo financiero desplegado por los bancos centrales deben intuir que se trata de una crisis muy seria. Y a tenor del efecto que tiene sobre sus bolsillos la subida de los tipos de interés, pueden percibir que va a hacerles más daño de lo que las autoridades quieren reconocer.

Habitualmente, los economistas ortodoxos y la mayoría de los dirigentes políticos nos quieren hacer creer que las medidas económicas que toman son siempre las más acertadas y que responden a criterios “científicos” y “técnicos” indiscutibles que no hay que poner en cuestión. Pero cuando las cosas no salen bien, como ahora, cuando todos los datos se descuadran, cuando las economías casi saltan por los aires , callan como si nada ocurriera.

Su silencio está dirigido a que nos creamos que lo que sucede es algo normal, que no pasa nada de relieve y que todo deber seguir, por tanto, exactamente igual que estaba. Evitan plantearlo como un problema “político” (que es lo que en realidad es) para los ciudadanos no nos pronunciemos sobre sus causas, responsabiolidades y soluciones.

En mi opinión, la crisis de este verano es grave, mucho más profunda de lo que están reconociendo las autoridades económicas y, sobre todo, nada más que un anticipo de situaciones peores que están por llegar. Tiendo a creer que lo que está ocurriendo ahora es solo un aviso.

Conviene, pues, entender bien lo que ha ocurrido y lo que puede ir sucediendo en los próximos meses. Y para tratar de ayudar a entenderlo voy a apuntar algunas ideas explicativas básicas de la forma más sencilla e intuitiva posible, sin perjuicio de abundar más en ellas en otros trabajos posteriores más detallados.

Para facilitar su lectura omitiré datos y números así como referencias bibliográficas que, en todo caso, aún no son muy definitivos para saber con todo rigor lo que está sucediendo.

Las cuestiones que principalmente me parece que hay que conocer pare entender la actual crisis son las siguientes.

1. Es una crisis hipotecaria.

El origen inmediato de la crisis radica en el mercado hipotecario estadounidense.

Como es sabido, al calor de la enorme expansión del sector inmobiliario se generó una masiva oferta de hipotecas, de las cuales casi una quinta parte se concedieron a familias que apenas si tenían las rentas justas para pagarlas cuando los tipos de interés estaban muy bajos.

Cuanto se fueron produciendo subidas en los tipos y las hipotecas se fueron encareciendo comenzaron a darse impagados.

Esto afecta inmediatamente a los bancos que había concedido estas hipotecas pero dado lo que normalmente hacen con los títulos, la crisis se extendió.

Lo que sucede es que los bancos que conceden estas hipotecas venden, a su vez, los títulos hipotecarios en los mercados financieros. Esta es la forma en que los bancos convierten el endeudamiento familiar en un impresionante negocio porque no sólo van a recibir el dinero que prestaron más los intereses sino que, además, obtienen beneficios negociando los títulos de crédito.

El inconveniente es que, como ha pasado este verano, cuando comienzan a producirse impagos porque suban los intereses o porque disminuya la renta familiar, se genera un efecto en cadena que es el que provoca que la crisis se extienda.


2. Pero la crisis no es solamente hipotecaria: es una crisis financiera.

Cuando se firma una hipoteca se crea un título financiero. Un “pasivo” u obligación para el que debe el dinero y un “activo” o derecho para el que lo presta. que es el banco. Y lo que puede y suele hacer el banco, como acabo de señalar, es comerciar con ese activo. Por ejemplo, asegurarlo o venderlo.

La paradoja que lógicamente se produce entonces es que cuanto más riesgo lleve consigo un título será menos seguro y en principio menos atractivo, pero por eso se pagará más por él y resultará más rentable.

Esa es la razón de que los títulos “basura” (técnicamente llamados “sub prime”), es decir, los que tienen bastante riesgo porque se han dado a familias con poca renta, sean precisamente los más rentables y, en consecuencia, los más apetitosos para los inversores que, en principio, busquen preferentemente rentabilidad, que son aquellos más poderosos y que, por tanto, pueden asumir más riesgo.

Los bancos norteamericanos colocaron en el mercado millones de estos títulos que adquirieron bancos e inversores de todos los países.

Es por esa causa que cuando se desata la crisis hipotecaria se desencadena al mismo tiempo una crisis financiera, puesto que el impago creciente inicial afecta enseguida a la seguridad y rentabilidad de los grandes bancos y fondos de inversión internacionales. Cuando se ven afectados, no sólo pierden dinero sino que retiran sus fondos de los mercados hasta el punto de frenar o incluso paralizar los flujos financieros internacionales, en mayor o menor medida en función de la magnitud del “latigazo” original o de su participación en el montante de los fondos afectados.

Se produce así una crisis de liquidez, no porque “falten” medios de pago, sino porque se retiran y esto ocurre porque hoy día la inmensa mayoría de los medios de pago son “ficticios”, es decir, papeles financieros más o menos como los títulos hiptecarios que comenté arriba que están vinculados principalmente a operaciones financieras de carácter especulativo.


3. Y además es una crisis que afecta a la economía real.

Aunque la crisis se desencadene inicialmente en el ámbito hipotecario, bancario o financiero, enseguida tiene efectos sobre la economía real (es decir, la que tiene que ver con la producción efectiva de bienes y servicios y no con “papeles” financieros).

El impacto sobre la economía real de esta última crisis se produce por tres razones principales.

En primer lugar, porque la crisis hipotecaria afecta lógicamente de modo muy directo al sector de la construcción que, como es bien sabido, ha sido una de las bases principales, cuando no la que más, de la expansión económica de los últimos años.

La inicial crisis hipotecaria producirá sin lugar a dudas desempleo no sólo en la construcción sino en las actividades que están relacionadas con el sector inmobiliario. Y eso permite aventurar que, sin lugar a dudas, nos encontramos desde que la crisis se empezara a manifestar incluso de manera latente, ante una nueva fase de recesión económica.

En segundo lugar, porque cuando se desata la crisis los bancos y los inversores reaccionan, como he dicho, retirando fondos del mercado y generando falta de liquidez. Los bancos ya no se prestan tan fácilmente entre ellos y, lógicamente, también reducen su oferta de créditos a los consumidores y empresas que necesitan recursos para gastar o invertir en actividades productivas.

Por lo tanto, la disminución de la liquidez en los circuitos financieros afecta a la financiación de la economía. El gasto total se resiente y, a su socaire, el conjunto de la actividad económica “real”.

En tercer lugar, y como corolario de lo anterior, los bancos centrales se enfrentan a una dilema perverso: por un lado lo que hacen (como han hecho) es poner a disposición de los bancos cientos de miles de millones de dólares (con una generosidad de la que carecen cuando los afectados por las crisis son los más desfavorecidos del planeta). Pero, por otro, para favorecer la movilización del capital, suben los tipos de interés.

Esto último lo hacen porque el tipo de interés es, al fin y al cabo, la retribución que recibirán los propietarios del dinero cuando lo ponen en disposición de otros. Y al subirlos, lo que hacen los bancos centrales es a incentivar a los poseedores de recursos financieros para que vuelvan a colocar en los mercados los recursos que han retirado.

Pero la subida de los tipos de interés tiene un doble efecto. Por un lado, favorecen la movilización del capital gracias a su mayor rentabilidad. Pero, por otro, encarecen el casi siempre imprescindible endeudamiento de las empresas y de las familias. Lo primero enriquece a los propietarios del capital que actúan preferentemente en la economía financiera y lo segundo coadyuva de nuevo a que baje su inversión y su consumo, deteriorando como he dicho el conjunto de la actividad económica.


4. Es una crisis global.

Los flujos financieros son prácticamente los únicos que se puede decir que estén completamente globalizados hoy día. Todas las operaciones financieras se realizan a escala internacional y la inmensa mayoría de ellas pasando por los paraísos fiscales que se encuentran estratégicamente situados en todos los husos horarios del planeta con el fin de que no quede ni un segundo del día sin posibilidad de ser utilizado para realizar las transacciones.

Por eso, aunque la crisis se inicie en el mercado hipotecario de un país, en este caso de Estados Unidos, es completamente seguro que se extenderá por todo el globo terráqueo, puesto que los mercados financieros son globales y los bancos e inversores que adquirieron los títulos a partir de los cuales se desencadena el latigazo inicial de la crisis están y operan en todas las esquinas de la Tierra.

De hecho, lo más probable que esté ocurriendo es que mucho de esos bancos ni siquiera sepan todavía a ciencia cierta en qué grado están siendo afectados por la crisis. Las inversiones que realizan en los mercados financieros son cruzadas, muy opacas, de papel sobre papel y de estructura piramidal, de modo que el tenedor final de un título no sabe bien a qué operación financiera original responde lo que está comprando o tratando de vender en operaciones que las nuevas tecnologías permiten realizar e modo vertiginoso y anónimo.

Pero poco a poco se va a ir descubriendo que en la crisis están implicadas muchas más entidades bancarias (por ejemplo en España) de las que en un principio han reconocido estarlo.


5. Y quizá sea algo más que una crisis hipotecaria, financiera y global.

Lo que no sabemos aún de la presente crisis es hasta qué punto todo lo anterior ha generado una crisis de solvencia bancaria, algo que no hay que descartar ni mucho menos, al menos en algunos países como España.

Los bancos (y en general los grandes poseedores de recursos financieros) se han convertido en el eje torno al cual gira la vida económica. Vienen obteniendo ingentes beneficios y han realizado inversiones gigantescas alimentando la concentración bancaria y empresarial y la especulación financiera. Bien directa o indirectamente (gracias a su financiación) son los verdaderos protagonistas de las burbujas especulativas inmobiliarias de los últimos años, de las adquisiciones especulativas de empresas y de los vaivenes de las bolsas.

Pero ahora, la cuestión estriba en saber si, después de haber colocado sus reservas en tantas inversiones especulativas, en estos momentos estarían en condiciones de soportar una crisis de liquidez financiera, una drástica disminución de la capacidad de endeudamiento de las familias y las empresas, impagos más o menos generalizados, o una explosión de la burbuja inmobiliaria que redujera el valor contable de sus activos. Es decir, si ahora dispondrían de recursos suficientes para hacer frente a las demandas de efectivo o para proporcionar los recursos financieros que requiere la vida económica.

No es aventurado sospechar que esto puede estar ocurriendo y que la ingente aportación de liquidez que han realizado los bancos centrales haya tenido como fin tratar de paliar la irresponsabilidad bancaria de los últimos años.

De hecho, es sorprendente la falta de información, la opacidad y falta de transparencia con la que las autoridades económicas manejan la crisis. Sólo están preocupadas por quitarle importancia y porque no se publiciten sus peligros, que es justamente lo que conviene hacer para pasar de puntillas cuando lo que hay sobre la mesa es una crisis de solvencia bancaria.

Puede ser, por tanto, que lo que esté ocurriendo sea algo más que una crisis producida por una mala gestión puntual de cartera de los grandes inversores derivada de los problemas hipotecarios de las familias que genera, a su vez, una crisis de liquidez. Es decir, que nos encontremos con que, además de ello, se estuviera dando una crisis que afectara a la propia estructura patrimonial de los bancos, en cuyo caso la situación actual tendría, lógicamente, consecuencias más graves y a largo plazo.

En ese caso, nos encontraríamos ante una crisis gravísima que obligaría (para salvaguardar la rentabilidad y el status quo bancarios) a establecer una especie de “corralito global” o localizado según se diera, es decir, una inmovilización del dinero depositado en los bancos para favorecer (como se hizo en Argentina) la recuperación de la solvencia bancaria.

En mi modesta opinión, ésta última circunstancia no es del todo imposible ni descartable hoy día. Hay indicios de ello: las ampliaciones de capital de algunos bancos, la intensidad con que tratan de atraer fondos (por cierto, con activos de alto riesgo que podrían agravar en el medio plazo los problemas) y las demandas de algunos dirigentes políticos más sensatos para realizar algunos cambios en las reglas del juego que imponen los reguladores (los bancos centrales, principalmente) y que actualmente consisten en dar “barra libre” a los fondos de inversión más arriesgados y volátiles detrás de los cuales están los propios bancos.

Como se sabe, el funcionamiento del negocio bancario se basa en un principio muy simple: se recogen fondos ahorrados, se “reserva” una parte de ellos para hacer frente a la demanda de pagos y con el resto se hacen inversiones rentables.

Tradicionalmente, esas inversiones consistían en prestar el dinero a los inversores reales, es decir, a las empresas que crean bienes y servicios o a los consumidores. Pero en los últimos decenios el negocio bancario ha cambiado y se dedica a colocar el ahorro, principalmente, en operaciones financieras especulativas.

Gracias al apoyo de los bancos centrales (que salen enseguida en su apoyo cuando lo necesitan) y al grado general de aceptación que tiene este estado de cosas, los bancos han podido aumentar sus negocios manteniendo una porción de reservas cada vez más pequeña, lo que lógicamente incrementa su rentabilidad, como viene sucediendo, pero aumenta agigantadamente el riesgo y disminuye su solvencia.

La consecuencia de todo ello es el extraordinario aumento de la inestabilidad del sistema y del riesgo que se asume y la pregunta que hoy día es inevitable hacerse es si en esa loca carrera hacia el beneficio no habrán llegado los bancos al paroxismo y al riesgo excesivo en los momentos actuales.

Este es un asunto que reconocen hasta los propios economistas liberales más sensatos y coherentes cuando critican el actual régimen del negocio bancario y proponen un sistema de reservas bancarias al 100% para evitar lo que podría llevar a un verdadero colapso económico.

Quizá sea demasiado atrevido afirmar que nos encontremos en esta situación, aunque yo no me atrevería tampoco a desestimarla.

En los próximos meses, o quien sabe si en pocas semanas, podremos ir descubriendo lo que efectivamente está pasando en el negocio bancario.


6. Es una crisis que tiene perjudicados.

Las autoridades económicas suelen hablar de estas crisis como si fueran algo parecido a la avería de un mecanismo de fontanería o de un automóvil, sin hacer referencia a los millones de individuos que en realidad pagan con sus rentas, con su trabajo y con su seguridad y bienestar la irracionalidad del sistema financiero en que se soportan nuestras economías.

Como cualquier otra, esta crisis tiene unos claros perjudicados.

En primer lugar, los millones de personas que en Estados Unidos y en otros países han perdido o van a perder sus viviendas y sus ahorros. O sus rentas, puesto que no se puede olvidar que cada vez que los bancos centrales suben los tipos de interés lo que directamente se produce es un trasvase de rentas desde los bolsillo de las familias o empresas endeudadas al de los banqueros. Así de fácil.

En segundo lugar, las economías más débiles (como las de las periferias en África, Latinoamérica o las de los países asiáticos más empobrecidos) puesto que cuando se desata la crisis los capitales escasean y su falta se nota especialmente en los territorios que están más necesitados de inversiones y recursos. Y que son, además, los que hacen frente con más dificultad a intereses más elevados.

En tercer lugar, la actividad económica real, las empresas y empresarios dedicados a la producción efectiva de bienes y servicios que conforman, a su vez, un anillo marginal respecto a la inversión financiera. Lo cual es lo mismo que decir, que la crisis se paga en términos de empleo, actividad económica y creación de riqueza.


7. Pero la crisis tiene también unos claros beneficiarios.

No todo el mundo pierde con la crisis. Al revés, de ella saldrán fortalecidos los bancos y los grandes poseedores de capital.

Por un lado, hay que tener en cuenta que los bancos solo tienen en títulos arriesgados una parte pequeña de su negocio, de modo que la subida en los tipos de interés repercutirá favorablemente en su rentabilidad global.

Otro efecto de la crisis será que se concentrará mucho más la propiedad de los recursos financieros y económicos.

De hecho, ya ha pasado así con los activos inmobiliarios.

Los grandes promotores y constructoras y los bancos han acumulado cientos de miles de viviendas y terrenos que en gran parte han financiado gratis gracias a la burbuja que ellos mismos han contribuido a crear. Se calcula, por ejemplo, que los bancos han adquirido alrededor de la mitad del suelo urbanizable puesto a la venta en España en los últimos quince años.

Ahora que la crisis hipotecaria se desata volverán a acumular activos inmobiliarios puesto que serán los que cuenten con información privilegiada para comprar barato a familias en apuros o a los pequeños constructores con el agua al cuello. O, simplemente, los que no tengan el más mínimo apuro a la hora de ejecutar sus créditos frente a familias que no puedan pagarlos, quedándose con sus viviendas. Y si el Estado (como incluso se ha apuntado en Estados Unidos) da ayudas a las familias para que paguen las hipotecas, lo único que se estará haciendo será garantizar que los bancos sigan cobrando sus anualidades aunque con intereses más elevados.

Además de todo ello, cuando se produce la crisis financiera los poseedores de títulos que tienen menos cobertura (los pequeños o medianos ahorradores, los fondos de inversión con menos liquidez o los que hayan calculado peor el riesgo que debían o podían asumir) tratarán de vender a toda prisa los títulos “infectados”, que serán adquiridos por los grandes bancos y fondos de inversión a precios de saldo, puesto que ellos pueden acumular títulos con rentabilidad más baja gracias a su cartera mucho más grande y a sus beneficios mucho más elevados.

Finalmente, el efecto de la crisis hipotecaria, de la crisis financiera y de la crisis real se traduce, como es lógico que así sea, en la rentabilidad empresarial y en las cotizaciones en bolsa de sus acciones. Y también en este mercado se producirán movimientos masivos de venta que serán aprovechados por los grandes inversores para acumular propiedades empresariales, concentrándose así el poder de los grandes bancos y grandes corporaciones sobre el conjunto de la economía.

La existencia de perjuidcados y beneficiados de estas crisis es lo que demuestra claramente que no son meras cuestiones “técnicas” sino auténticos asuntos políticos: son las autoridades políticas y económicas haciendo, no haciendo o dejando hacer son las que hacen que unos u otros sea perjudicados o beneficiados.


8. Es una es una crisis que quizá no sea fácilmente pasajera.

Como es fácil deducir de lo que vengo diciendo, una de las causas de la crisis actual (como de otras semejantes que se han producido en los últimos decenios) es que la economía mundial se ha volcado cada vez más hacia los intercambios financieros. En lugar de servir de instrumento para los intercambios de bienes y servicios, el dinero se ha convertido en un objeto del intercambio. Lo que se compra y se vende privilegiadamente son medios de pago, títulos financieros, papel por papel... Es lo que se ha llamado la economía financiarizada que es intrínsecamente inestable y propensa a las crisis (Un análisis más detallado en mi libro “Toma el dinero y corre. La globalización neoliberal del dinero y las finanzas”. Editorial Icaria, Barcelona 2006).

A este tipo de economía se la ha calificado como “de casino” precisamente porque se basa en la especulación, porque en ella predomina el riesgo desmedido y la incertidumbre (a cambio, eso sí, de una extraordinaria rentabilidad) y eso lleva lógicamente a que las crisis se produzcan con inusitada frecuencia.

La generalización de la especulación financiera obliga a que los sujetos económicos estén continuamente caminando sobre la cuerda floja, sin una base real efectiva, como de puntillas. Pero, como dice un viejo refrán chino, ninguna persona puede mantenerse de puntillas mucho tiempo.

Por eso se sabía que la crisis hipotecaria iba a desencadenarse antes o después. Llegaría un momento en que las familias con rentas más bajas pero con hipotecas abusivas iban a no poder pagarlas. El nivel de endeudamiento que hoy día existe en la economía estadounidense, en la española o en muchas otras es sencilla y materialmente insostenible. Ha terminado saltando allí y saltará en los demás países.

La razón de por qué se ha consentido una situación abocada a la crisis es doble.

Por un lado, ya ha quedado dicho que la crisis no sólo tiene paganos, sino grandes y privilegiados beneficiarios. Y estos tienen el poder suficiente como para hacer que las cosas transcurran a favor de sus intereses aunque sea a costa de crisis y problemas económicos para los demás.

Por otro, resulta que es imposible evitar este tipo de crisis en el contexto financiarizado y global del capitalismo neoliberal de nuestros días. Cuando salta la chispa se puede tratar de paliar, como han querido hacer los bancos centrales, se pueden poner remedios pasajeros, pero es inevitable que la llama se extienda por todas las economías y por todos los sectores de la actividad económica.

Todo eso quiere decir que el caldo de cultivo de la crisis actual no es una mera incidencia hipotecaria, que sería más o menos fácil de atajar, sino el modo de funcionar de la economía capitalista de nuestros días en su conjunto. Algo que es mucho más difícil de controlar, sobre todo, cuando no hay intención ninguna de hacerlo.

En consecuencia, si hubiera que apostar, yo más bien lo haría por unos meses largos de inestabilidad profunda, de sobresaltos y de pérdida de vigor económico. El sector inmobiliario, en primer lugar, saltará próximamente por los aires en los países, como España, en donde ha generado burbujas especulativas; y detrás de él, quizá algunos ámbitos del sector bancario y financiero. Tras de lo cual es inevitable que venga una nueva fase recesiva que puede ser duradera si no se adoptan medidas de choque rápidas y contundentes en forma, principalmente, de incremento del gasto.

Desgraciadamente, esto último no suele tener hoy día otra lectura que no sea la militar como factor antirecesivo, lo que me permite augurar que, si la crisis va a más, volverán a hacerse fuertes los tambores de guerra.

Ojalá me equivoque.


9. Es una crisis avivada y consentida por los bancos centrales.

Es de gran importancia y muy relevante destacar que los bancos centrales han sido uno de los principales factores responsables de la crisis hipotecaria y financiera que estamos viviendo.

Podemos decir que los bancos centrales son responsables de la crisis, al menos, por tres razones fundamentales.

En primer lugar porque a ellos corresponde la labor de vigilar la situación del negocio bancario, la de advertir del riesgo y prevenir sus consecuencias. Y tienen medios y poder suficiente para llevarla a cabo ... si quisieran hacerlo.

Su vista gorda ante el verdaderamente aberrante e irracional comportamiento del mercado hipotecario, su indiferencia ante el sufrimiento económico que los bancos imponen a millones de familias, su mano abierta para consentir que la banca actúe con plena libertad para imponer condiciones draconianas en créditos y préstamos, o su ceguera cómplice ante el deterioro de la solvencia han favorecido la génesis de la crisis hipotecaria como primer e inmediato detonante del problema económico y financiero que hoy día se está viviendo.

Incluso algunos gobiernos o líderes mundiales estaban advirtiendo desde hace meses del riesgo que se estaba acumulando en los fondos de inversión especulativos, del peligro global que eso llevaba consigo y de la necesidad de regularlos de otra forma para tratar de darle más seguridad a la economía mundial. Pero los bancos centrales, que son quienes disponen de la mejor información sobre esa realidad y quienes sabían bien el problema real que se estaba generando, han venido callando y consintiendo que durante todo este tiempo se acumule la volatilidad y un peligro cierto de recesión mundial provocado por la llamarada originada en los flujos financieros.

En segundo lugar, porque los bancos centrales son los garantes del régimen de hipertrofia financiera y de privilegio de los flujos financieros sobre la economía real hoy día existente. Estas instituciones y la política que llevan a cabo constituyen el sostén principal de la especulación financiera y del privilegio que éstas actuaciones tienen en comparación con la actividad económica real orientada a la creación de riqueza.

Es obvio que la política monetaria es un instrumento esencial de la política económica general para conducir la actividad económica. Pero, en manos de los bancos centrales, se limita a aplicarse para controlar los precios (algo que beneficia sobre todo a los ricos y al capital, porque gracias a ello se garantizan salarios reducidos y retribución más alta al capital financiero), olvidándose de cualquier otro objetivo, como el crecimiento de la actividad o el empleo. Y ya he señalado que esa financiarización es el verdadero caldo de cultivo de estas crisis.

Finalmente, porque los bancos centrales no sólo se limitan a actuar de esta forma sino que, para colmo, atan de pies y manos a los gobiernos, que no tienen capacidad de maniobra para adoptar medidas que pudieran llevar a las economías por otros senderos.

Los bancos centrales, esclavos de una ortodoxia sin base científica alguna (puesto que ni uno solo de los postulados en los que se basa la política monetaria y económica que defienden ha quedado demostrado como más conveniente o adecuado que cualquier otro) ni comen ni dejan comer en la economía de nuestros días: como la crisis de estas últimas semanas está demostrando, vienen a ser unos meros instrumentos al servicio del mantenimiento del status quo bancario y del poder monetario y financiero global.

Su papel perverso es ya tan estrepitosamente claro que incluso algunos gobernantes de derechas más lúcidos, como Sarkozy, empiezan a denunciarlo. Y es que es muy difícil que un pirómano pase desapercibido cuando quiere actuar como apagafuegos.


10. Y es una crisis de las que podrían evitarse con otras políticas y con otros objetivos sociales.

Para terminar, hay que preguntarse si crisis como las que estamos viviendo son inevitables o si, por el contrario, hay medios para evitarlas.

En mi opinión, será muy difícil que dejen de existir en el contexto del capitalismo financiarizado de nuestros días. Como he dicho antes, son consustanciales a la lógica compulsiva del beneficio y a la hipertrofia de unos flujos financieros y actividades especulativas que son intrínsecamente inestables y volátiles.

Pero eso no quiere decir que no tengan remedio. Hay fórmulas e instrumentos suficientes para que la sociedad no tenga que soportar sus tremendos costes y para que las economías no se vean sometidas a la quiebra constante, al despilfarro, a la ineficiencia y al bloqueo permanentes.

En el marco breve de estas líneas no puedo desarrollar extensamente un planteamiento alternativo, del que hoy día ya empezamos a disponer en la literatura económica no neoliberal. Me limitaré a presentar, casi a manera de ejemplo y sin pretensión alguna de ser exhaustivo, los que considero más importantes y significativos.

- Para evitar las crisis hipotecarias es preciso evitar que la vivienda se convierta en un activo creado para generar beneficio a través de la acumulación y la especulación. Y, por supuesto, que sus instrumentos de financiación se transformen en la fuente que nutre la actividad de los mercados financieros secundarios intrínsecamente inestables y generadores de crisis. Los gobiernos tienen medios para asegurar que las viviendas sean lo que deben ser, soluciones al problema social de la habitabilidad, y no activos para canalizar el ahorro de los ricos y para labrar ganancias especulativas.

Para ello pueden establecerse reservas de suelo, controles de precios y políticas impositivas que desincentiven la especulación con bienes sociales básicos. Puede y debe romperse la vinculación entre el mercado de la vivienda y los flujos financieros garantizando fuentes estables y asequibles de financiación no vinculadas a los mercados secundarios que, como hemos visto, son la fuente de las crisis financieras.

- Para evitar las crisis financieras ni siquiera sería necesaria, aunque fuese deseable, una auténtica regulación financiera internacional que hiciera saltar por los aires los mecanismos que transmiten la especulación y la volatilidad a todas las actividades económicas. Quizá baste con incorporar, como dijera hace años James Tobin, algo de arena en las ruedas de las finanzas internaciones para desincentivar ese tipo de lógica financiera. Una arena que deberían tener la forma de impuestos y tasas internacionales, erradicación de los paraísos fiscales, transparencia y control y, sobre todo, de la creación de fuentes de crédito públicas que garanticen el funcionamiento de la actividad económica con independencia de los desequilibrios y la volatilidad de los mercados.

- Para evitar las crisis de solvencia bancaria y para limitar el irracional y excesivo poder bancario que provoca crisis y desequilibrios constantes es preciso establecer un sistema basado en la plena cobertura de las reservas bancarias.

- Para evitar que crisis localizadas se conviertan peligrosamente en crisis globales es preciso, sobre todo, acabar con el régimen de plena libertad de movimientos de capital. un régimen que solo es necesario y está justificado para garantizar mayores beneficios a los propietarios de capital, puesto que no hay razón científica alguna que permita asegurar que de esa forma se logran mejores resultados en la producción de bienes y servicios y en la actividad económica en general.

- Para evitar los efectos de las crisis financieras sobre la economía real lo necesario es, lógicamente, evitarlas aplicando los mecanismos que vengo señalando y, sobre todo, controlar la hipertrofia de los flujos financieros, y garantizar fuentes de financiación en la vida económica que no estén al albur de la lógica del beneficio sino en función de las demandas sociales.

- Para evitar que estas crisis aumenten las desigualdades produciendo millones de afectados y muy pocos beneficiarios es preciso restablecer el valor social de los impuestos, crear un auténtico sistema fiscal internacional y mecanismos internacionales de redistribución de la renta.

- Para evitar que lo bancos centrales sigan estando al servicio exclusivo de los más poderosos y esclavos de una retórica económica equivocada que coadyuva a la aparición de recesión y crisis económicas, es preciso modificar su naturaleza, someterlos al control público y de las instituciones representativas y garantizar que la política monetaria se comprometa efectivamente con objetivos económicos como el pleno empleo, la equidad y el bienestar social efectivo.

Naturalmente, todo ello, que es plenamente posible, no puede llevarse a la práctica si los ciudadanos no son capaces de negar el estado de cosas actual, de imponer su voluntad sobre la de los mercados en donde gobiernan los poderosos y para ello es preciso no solo que sean conscientes de la naturaleza real de estos problemas económicos sino que tengan el poder suficientes para convertir sus intereses en voluntades sociales y éstas en decisiones políticas. Es decir, que las mayorías ciudadanas pueden hacer justo lo que desde tiempos inmemoriales vienen haciendo solamente los más ricos y poderosos.

Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga (España).


Pinche en "Leer más..." para ver desarrolladas cada una de las diez cuestiones del artículo.

24 de septiembre de 2008

Crisis

El Roto
Diario El País


El día con coches

Javier Ortiz
El dedo en la llaga

Ya se conocen los datos sobre la circulación de automóviles en las ciudades españolas durante el pasado lunes, declarado Día Sin Coches. Fue como la de cualquier otro día laborable del año. En algunas capitales resultó más problemática, debido a las fuertes lluvias, que hicieron el tránsito aún más lento y dificultoso. A cambio, hubo carreteras interprovinciales y autovías en las que el objetivo del Día Sin Coches se logró plenamente, pero no por la respuesta favorable de los conductores, sino porque quedaron cortadas, debido a los desprendimientos y las balsas de agua.

Pocos síntomas indican mejor que un problema va a continuar tiempo y tiempo sin resolverse que el hecho de que las autoridades le dediquen oficialmente un día. La declaración de tal o cual fecha como el Día de Esto o el Día de lo Otro suele ser, a la vez, una coartada y una confesión: una coartada para disimular que no conceden prioridad a ese asunto los demás días del año y la confesión de que cuentan con que el problema va a seguir sobre la mesa indefinidamente.

El caso del Día Sin Coches es de los más llamativos. Es ridículo que unas alcaldías que insisten en llenar los centros urbanos de aparcamientos, invitando a los automovilistas a meterse con sus vehículos hasta el mismísimo corazón de la ciudad, se declaren arrebatadas por una repentina devoción ecologista y pretendan que todo sea distinto… un solo día al año. La utilización diaria del coche para acudir al trabajo, llevar a los críos a la escuela o hacer recados es fruto de un buen número de factores, que van desde la pre cariedad de las alternativas públicas hasta el feroz individualismo potenciado por el modelo social imperante. Eso no se cambia celebrando un Día Sin Coches.

Como muestra, un botón. Sé de una persona que, si el pasado lunes se hubiera apuntado al Día Sin Coches, habría tardado tres cuartos de hora, como poco, en llegar a su trabajo. Y otro tanto en volver a casa. Ni el metro ni la red de autobuses le proporcionan una comunicación medianamente directa. En coche, hizo el recorrido en 10 minutos, como todos los días.

Es ecologista, pero no masoca.

23 de septiembre de 2008

Noticias reales

La hija mayor de los Reyes será directora de Proyectos Sociales y Culturales en la Fundación Mapfre.Su función será la de ayudar a la integración laboral de personas discapacitadas y a los niños en situaciones de desamparo, así como promover actos culturales. Por este trabajo, la Infanta Elena cobrará un sueldo que ronda los 200.000 euros anuales, y eso que sólo trabajará a media jornada.

Elena dispondrá de un despacho en la sede de la entidad, en el paseo de Recoletos, en Madrid. Suponemos que dejará su anterior trabajo, pues era profesora de Primaria en un colegio de su propiedad.

Comienza una nueva etapa para la Infanta, ya que los trámites de divorcio con Jaime de Marichalar están en trámites muy avanzados. Elena se ha comprado un piso para vivir con sus dos hijos. El domicilio tiene unas dimensiones de 500 metros cuadrados y su precio es de casi dos millones de euros.

Efectivamente, como dice todo el mundo (y los programas del corazón y todo), la Casa Real española es... muy sencilla.

(Que es muy sencilla la vida así, he querido decir).

Una militancia original

Transcribimos, a continuación, el escrito que ha realizado el ya famoso "Robin de los bancos", un activista original que ha actualizado, llevándolo a la realidad, el mito de Robin de los Bosques: se ha dedicado a robarles a los bancos y a darles el dinero a varias ONGs. Con su acción pretende denunciar las injusticias de este sistema financiero, a la vez que nos muestra cómo, con imaginación, son posibles multitud de acciones. Vaya, desde Enfoca, nuestro apoyo y admiración a "Robin de los bancos".

Y, sin más, os dejamos con él.

He “robado” 492.000 euros a quienes más nos roban para denunciarlos y construir alternativas de sociedad.

Escribo en estas páginas para hacer público que he expropiado 492.000 euros a 39 entidades bancarias a través de 68 operaciones de crédito. Si incluimos los intereses de demora, la cifra actual de la deuda es de más de 500.000 euros que no pagaré.

Ha sido una acción individual de insubmisión a la banca que he llevado a cabo premeditadamente para denunciar al sistema bancario y para destinar el dinero a iniciativas que alerten de la crisis sistémica que estamos empezando a vivir y que intenten construir una alternativa de sociedad.

Se trata de una acción ajena a cualquier tipo de violencia, que reivindico como una nueva forma de desobediencia civil, a la altura de los tiempos que corren. Cuando la financiación al consumo y la especulación son dominantes en nuestra sociedad, ¿qué mejor que robar a los que nos roban y repartir el dinero entre los grupos que denuncian esta situación y construyen alternativas?

Pueden leer aquí el texto completo.

22 de septiembre de 2008

La otra memoria histórica de los obispos

Elplural.com

La COPE promociona un libro sobre el sanguinario general franquista Queipo de Llano
La Memoria Histórica fue durante la pasada legislatura uno de los temas que la Iglesia utilizó para atacar al Ejecutivo de Rodríguez Zapatero: aunque hubo homenajes para los “mártires” de la guerra, los fallecidos del bando republicano no parecen haber encontrado la misma comprensión por parte del catolicismo.

La radio episcopal parece seguir en esta línea: este jueves, César Vidal ofreció una larga entrevista con Jorge Fernández-Coppel, quien acaba de publicar un libro sobre la vida del general franquista Queipo de Llano.

Se le acusaba de ser uno de los generales que, pese a haberse unido a Franco bastante tarde, más vidas se cobró. Numerosos historiadores lo han calificado como un asesino sanguinario y su nombre se relaciona con el asesinato del poeta Federico García Lorca, cuyos restos serán exhumados estos días de una fosa común a petición de una de las familias de otro de los republicanos enterrados con él. Sin embargo, Jorge Fernández-Coppel, autor del libro Queipo de Llano, memorias de la guerra civil, tiene una visión muy diferente de este general que apoyó el golpe franquista.

Promoción y justificiación. Fernández-Coppel dispuso este jueves de un largo espacio en la radio de los obispos para promocionar su libro, que ha escrito basándose en las propias memorias inéditas del general. Durante su intervención en el programa de César Vidal, el autor trató de limpiar la imagen del que fuera el jefe del Ejército del sur de España durante la guerra, justificando sus asesinatos al enmarcarlos dentro de la coyuntura de la contienda.

¿Ordenó matar a Lorca? Vidal, seguidor de corrientes revisionistas –que defienden que la guerra civil no se produjo por la sublevación de Franco, sino por la mala marcha de la República- apoyó estas tesis y también la mantenida por el escritor sobre la muerte de Lorca: aunque el historiador Ian Gibson primero, y muchos otros después han apuntado a la figura de Queipo de Llano como el mando que ordenó asesinar a Federico García Lorca, Fernández-Coppel insistió en que no había ningún dato que lo relacione con esta muerte.

Críticas a Garzón. Durante la tertulia no faltaron tampoco las críticas al juez Baltasar Garzón, que en las últimas semanas ha puesto en marcha una iniciativa para rastrear los datos de fusilados y desaparecidos durante la guerra y la dictadura. Tanto el historiador como el propio Vidal criticaron al magistrado y lamentaron que sólo se trate de restituir con la Ley de Memoria a los damnificados por el franquismo.

Otra Memoria Histórica. Aunque los agraviados por el bando republicano ya tuvieron numerosos homenajes durante la dictadura, desde la COPE se defendió que estos tienen aún abiertas sus heridas. Para Fernández-Coppel, “nunca se cerrará la herida hasta que desde la democracia no se pida perdón a todos”. Parece que una vez más ciertos sectores tratan de promover una memoria histórica muy diferente a la que recoge la ley aprobada en diciembre del año pasado.

Visto en Rebelión.

¿Capitalismo de quita y pon?

Juan Torres López
Ganas de escribir

El presidente de la patronal española, Gerardo Díaz Ferrán, ha pedido al Gobierno "un paréntesis en el libre mercado para afrontar la crisis económica".

No se qué me resulta mas estúpido si esta novedosa propuesta de capitalismo de quita y pon o creer que ahora en España hay un "mercado libre".

Un mercado libre, lo que los economistas llaman de "competencia perfecta", es aquel en donde, inexcusablemente, se dan las siguientes condiciones:
  1. Número muy elevado de compradores y vendedores en el mercado de modo que ninguno de ellos pueda tener influencia sobre los precios.
  2. Producto en venta completamente homogéneo, sin ninguna diferenciación a través de la publicidad o cualquier otro tipo de medio.
  3. Ausencia total de barreras de entrada y salida en el mercado, de forma que cualquier sujeto o empresa que quiera incorporarse o salirse de él pueda hacerlo sin limitación alguna.
  4. Información perfecta y disponible al alcance de todos los sujetos que participan em el mercado.
Todo lo que no sea así no es mercado libre o de competencia perfecta, lo que significa sin ningún género de dudas que, salvo algunos casos verdaderamente excepcionales, en la realidad ni existen ni pueden darse de forma generalizada los mercados "libres". Así de claro y rotundo.

El discurso del jefe de los empresarios españoles es una manifestación fehaciente más de que lo que guía el discurso y la política de los poderosos no es sino una ideología falsa que quiere hacernos creer que en nuestras economías el mercado nos iguala a todos.

La realidad es la contraria. Los mercados son de todo menos libres. Lo que más temen las empresas es a la competencia y por eso gastan tantos recursos en tratar de acabar con sus competidores.

La economía capitalista ni es de mercado libre, ni puede serlo ahora sí, ahora no, como dice el líder de los empresarios. Es lo que es: el resultado histórico de una gran acumulación de poder en los propietarios del capital.

De una acumulación de poder que hoy día se aprovecha para explotar de forma insostenible los recursos naturales, para crear un universo financiero muy rentable para los que participan en él pero irracional, porque no responde a las necesidades humanas más perentorias, y desestabilizante, porque se encuentra al margen de todo tipo de control gubernamental.

Por eso, lo que tratan de conseguir personajes como este líder empresarial no es que ahora haya más o menos libertad en los mercados sino que la intervención gubernamental que niegan para apoyar a los demás se utilice ahora para ayudarles a ellos.

No deberíamos consentirlo.

21 de septiembre de 2008

Vientos del pueblo me llevan

Lo prometido es deuda.

Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

No soy un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.

¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.

Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra;
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.

Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.

20 de septiembre de 2008

La banca, ladrona de guante blanco

Hace dos días, comprobando, en el cajero automático, los movimientos de mi cuenta corriente, observé que mi propio banco (una Caja de Ahorros, en la que tengo domiciliada la nómina desde hace más de quince años) me había pasado un cargo de 18 euros por "apuntes". Así que entré y hablé con el director de la sucursal: me explicó que es una normativa nueva de la mayoría de los bancos. Han empezado a cobrar 20 cts por cada apunte. Es decir, que cada movimiento que se realice en nuestras cuentas (el más mínimo, desde una transferencia hasta, simplemente, comprobar nuestro saldo con la tarjeta del cajero automático) cuesta 20 céntimos (simplificando, cada cinco movimientos cualesquiera, nuestro propio banco nos arranca un euro). El antedicho cargo de 18 euros era trimestal, que es como lo va a cargar.

Como quiera que esto no había ocurrido antes jamás, le pregunté, indignado, que si no tenían bastante con cobrarnos la cuota de mantenimiento de la cuenta, la tarjeta del cajero, la comisión por órdenes de transferencia, etc, como para que ahora nos cobren absolutamente todos los apuntes.

El director (que, por lo demás, es un empleado más que no inventa las normas del banco y que siempre se ha portado como un señor conmigo, razón por la cual no quiero desvelar el nombre de la entidad -aparte de que esto ya es moneda común en prácticamente toda la banca-) me dijo, sonriendo, que eso era un servicio que prestaba el banco y que había decidido cobrar a todos por él. Cuando le pregunté que a qué venía esa nueva política de extorsión al cliente (cuando nunca antes cobraban a los que tenemos allí la nómina), me respondió textualmente:

- "Hombre, es que el banco ha decidido que a él no debe afectarle la crisis económica, y debe ganar más que en el pasado ejercicio". ¿Hacen falta más explicaciones?

En ésas estamos. Si nos organizásemos como sociedad civil, acabaríamos con tanto robo "legal" y le daríamos un escarmiento a estos ladrones de guante blanco: simplemente, tendríamos que molestarnos en hacer nuestros cobros en mano, y nuestros pagos personalmente, quitando todo nuestro dinero de la banca. Ojalá fuésemos capaces"Extorsionados Sin Fronteras" de crear una macro-ONG, "Extorsionados Sin Fronteras", para hacerle un pulso mortal a nuestros ladrones sonrientes. Yo, por mi parte, estaría perfectamente dispuesto organizar esa militancia. Podríamos, por ejemplo, abandonar nuestros bancos totalmente y meter el dinero en alguna de las iniciativas de banca alternativa y solidaria, como Oikocredit o Fiare, por ejemplo. Y si fuésemos los suficientes, temblaría el sistema. No, no se ría Vd de mí, que si no lo conseguimos es por falta de gente o por la comodidad de la misma.

Con este plan, robándonos el Ayto con multas injustas y nuestro propio banco (que, por cierto, es posible que pronto nos cobre también por ver nuesra cuenta "on line"), va a salir de la crisis el Pequi.

El obispo de Almería

El obispo de Almería, Adolfo González Montes, ha hecho una proclama contra el Rock&Roll, afirmando textualmente que "millones de jóvenes, electrizados por el rock, se entregan a la práctica banal y destructiva de la sexualidad".

Magnífico, casi inigualable. Tanto que no quiero manchar semejante noticia con ningún comentario personal.

Como dice la vieja sentencia: "no hables si lo que vas a decir no es mejor que el silencio".

19 de septiembre de 2008

La Ortiga abre un nuevo establecimiento

La Ortiga ha abierto un nuevo establecimiento en Sevilla Este. Concretamente en la C/ Tigris esquina Séptimo Día. Pueden ver aquí el plano de situación.

Como se dice en su página web, La Ortiga es una organización de consumidores, sin ánimo de lucro, que promueve desde 1993 el consumo ecológico, responsable y solidario.

La Ortiga es también un proyecto de economía alternativa y solidaria.

Sus objetivos son:
  • Promover el consumo y la producción de productos ecológicos.
  • Favorecer el desarrollo de la agricultura familiar y campesina.
  • Divulgar los beneficios de la agricultura ecológica.
  • Promover hábitos de consumo ecológicos y responsable.

Nueva censura a Amnistía Internacional

Este vídeo no podrán verlo por la tele:



De nuevo tenemos noticia de que un video de Amnistia Internacional ha sido censurado por el Ministerio de Industria, al negarle el carácter de servicio público o interés benéfico del anuncio y, en consecuencia, denegar la exención de cómputo publicitario. Esto impedirá que el anuncio sea emitido gratuitamente en las televisiones estatales y casi todas las autonómicas.

Alucinante: hablar de derechos humanos no es de interés social. ¿Qué temen desde el Gobierno?

18 de septiembre de 2008

Sufragio Universal

En 1955 Isaac Asimov publicó un relato, titulado Sufragio Universal, en la revista If narrando cómo serán las elecciones del 4 de noviembre de 2008 en los Estados Unidos.

El escritor imaginaba entonces la existencia de un superordenador, Multivac, que sería capaz de seleccionar un único "votante" que representara la voluntad del pueblo americano y eligiera al presidente. El elegido es un varón de entre 20 y 60 años.

En el relato, que ya hemos dicho que se sitúa en 2008, el elegido es Norman Muller. Asimov narra la carga de responsabilidad que tienen que asumir el "elector" y las presiones que recibe de su mujer para que saque provecho de la situación.

El cuento termina con la frase: En este mundo imperfecto, el pueblo soberano de la primera y mayor Democracia Electrónica había ejercido una vez más, a través de Norman Muller (a través de él), su libre derecho al sufragio universal.

Pueden obtener el relato completo en pdf en este enlace.

Leído en Guerra y Paz.

El toro de Osborne con mascarilla

A primera hora de ayer activistas de Greenpeace han colocado una mascarilla al toro de Osborne situado en la A1, a las afueras de Madrid, para "protegerlo" de las emisiones de gases de efecto invernadero de los automóviles. Los escaladores han descolgado, además, una pancarta en el cuerpo del toro con el lema "STOP CO2".

La acción se enmarca en la Semana de la Movilidad Sostenible y se suma a los actos que la organización está llevando a cabo, en toda Europa, de cara a la próxima votación de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo sobre la limitación de las emisiones de CO2 de los nuevos turismos que se vendan en Europa.

Además, el próximo 22 de septiembre es el Día Sin coches.

Más información en este enlace.

17 de septiembre de 2008

Los buenos y los malos, El País mintiendo con fotos de Bolivia

Pascual Serrano
Rebelión

Como de todos es sabido, en Bolivia se enfrentan dos grupos sociales bien diferenciados. En torno al presidente Evo Morales, se encuentran los indígenas, los pobres, los campesinos, los excluidos. Frente a él, y abanderando los movimientos autonómicos de las regiones más ricas del país, los sectores opositores de familias acomodadas que se niegan a aceptar los nuevos derechos de los sectores indígenas y que, con un marcado carácter racista, se han lanzado a las calles a destruir sedes y oficinas del estado y perseguir y atacar a indígenas y campesinos.

En diferentes ocasiones, los fotógrafos de prensa han podido captar imágenes de ambos grupos. Reuters difundió en noviembre del pasado año esta foto de miles de indígenas simpatizantes de Evo Morales congregados en la Plaza Murillo de La Paz, frente a la Casa de Gobierno, tal y como informó la BBC:


Ahora, con motivo de los ataques de los grupos opositores que han provocado dos decenas de muertos, Reuters también ha difundido fotografías de los sectores autonomistas que, como es sabido, tienen como emblemas el verde de su bandera regional y el símbolo una cruz bizantina. Comos se aprecia son jóvenes de clase acomodada y bien pertrechados para enfrentarse al estado boliviano.


Ahora veamos cómo ha presentado ambas fotos el diario El País. El 28 de noviembre del pasado año, los indígenas que se manifestaban a favor de Evo Morales, fueron publicados así:


Es decir, dijeron que eran opositores: “Cientos de opositores al Gobierno de Evo Morales se congregan en la plaza Murillo de La Paz, en Sucre”. Y aunque ya fue denunciado públicamente en rebelión.org, no se rectificó.

Ahora, el 15 de septiembre, los jóvenes violentos autonomistas de Santa Cruz, se presentan en El País así:


Es decir, como “Partidarios del presidente de Bolivia, Evo Morales. Y aunque fue denunciado en el portal Menéame tampoco se rectificó. Es más, hasta se borró del foro de El País el comentario que lo criticaba.

La conclusión es clara, los aparentemente buenos de las fotos sólo pueden ser opositores, y los agresivos, por supuesto, partidarios de Evo Morales. Y si se descubre, a mirar para otro lado, que la mentira hay que explotarla.

Esperanza Aguirre y la cadena perpetua

La presidenta del PP por la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha realizado unas recientes declaraciones en las que se manifiesta totalmente partidaria de la cadena perpetua, sólo revisable en casos excepcionales.

Su evidente excepticismo respecto a la reinserción social de los presos tiene, para mí, un cuádruple enfoque: jurídico, político, psicológico y antropológico:

Desde el punto de vista jurídico, sus palabras muestran que su concepto del Derecho Penal se basa más en el valor de la "protección social" o de la "seguridad" (propio de todas las teorías absolutistas y totalitarias, desde Thomas Hobbes) que en el de la "reinserción social" (más propiamente liberal y democrática, lo que prueba que lo único que a ella le interesa del liberalismo es su defensa del capital, del derecho ABSOLUTO a la propiedad privada y de la "supuesta" libertad de mercado). De este modo, creo que queda patente cuál es su concepción del Derecho y de la legitimación jurídica y filosófica del Estado.

Desde el punto de vista político, su negativa a aceptar la reinserción social nos pone claramente de manifiesto que, para ella, la cárcel es una institución indispensable para su modelo de sociedad. Así renuncia a cualquier proyecto ético de talante utópico, haciendo gala de un feroz "realismo político", al estilo maquivélico en estado puro.

Pero no sólo es que así las cárceles sean un elemento totalmente necesario en la configuración del Estado, sino que su postura le lleva a una irresoluble contradicción. Verán: aunque sólo fuese desde una perspectiva puramente egoísta (y desde un cálculo racional estrictamente económico), interesaría más empujar a la sociedad hacia la transformación de las políticas penitenciarias (más volcadas en la recuperación humana y psicológica de los presos, en busca de la reinserción) que mantenerlas como un simple mecanismo de justicia entendido como "el que la hace, la paga lo máximo posible", pues los presos convertidos (realmente, quiero decir) se convierten en personas de bien, que pueden aportar sus servicios a la sociedad y, lo que es muy importante desde el punto de vista presupuestario, en contribuyentes, Mientras que mantener a los presos de modo indefinido en la cárcel es un gravamen para las arcas del Estado, que nos cuesta el dinero a todos los ciudadanos de bien.

De manera que la buena señora, que no cree que la Administración Pública deba pagar la educación infantil de los hijos de las clases sociales más precarias, sí encuentra, no obstante, presupuesto suficiente para que mantengamos la manutención de los presos indefinidamente. Aparte (y he aquí lo más flagrante de su conradicción) de que, como ultraliberal que se define, reclama sin embargo un Estado que mantenga más cárceles y con más plazas y más dinero para ellas.

Desde el enfoque antropológico, su postura denota una concepción del hombre enormemente negativa y muy propia de las posturas más conservadoras y reaccionarias: el ser humano "no tiene arreglo ni solución alguna" (por eso es imposible cualquier ideal utópico).

El hombre es malo por naturaleza y por genética, y no por aprendizaje ni por cultura (Aguirre estaría así mucho más cerca de Hobbes y de todos los dictadores que de Rousseau, por ejemplo). Por cierto, que esta postura defensora de la "inmutabilidad de la naturaleza" es la que justifica también el machismo, desde el supuesto de que las diferencias de roles masculio y femenino estaría justificada por las diferentes naturalezas y genéticas del hombre y de la mujer, y no por la educación, el aprendizaje y la tradición cultural.

Y desde el punto de vista psicológico, las posturas obcecadas en la cadena perpetua o en la pena de muerte, obedecen más a psicologías personales caracterizadas por la sed de venganza que por la búsqueda de la justicia propiamente (la Filosofía Política del siglo XX ha demostrado de sobra esto). La psicología de la presidenta de la comunidad madrileña se nos revela así como justiciera y vengativa (y no tengo nada claro que ella no estuviera a favor de la pena de muerte, sólo que esto es demasiado impopular -nunca mejor dicho- para reconocerlo públicamente).

Pues así piensa y así es el cargo político del PP preferido por Jiménez Losantos, la COPE y los obispos. ¿Es casualidad o cuadra todo perfectamente bien?

16 de septiembre de 2008

Partido Popular e inmigración

Ha dicho Rajoy: “Hay 180.000 extranjeros cobrando seguro de desempleo y ya volvemos a tiempos pasados. Hay 20.000 andaluces que han pedido trabajo en la vendimia francesa”.

Teniendo en cuenta que los extranjeros que cobran el paro, como cualquier ciudadano, deben haber cotizado previamente, el comentario es xenófobo y provocador.

Teniendo en cuenta que este año han ido a la vendimia 12.000 andaluces, el comentario es falso y manipulador.

Teniendo en cuenta que en 2002, con Aznar de presidente y Rajoy de vicepresidente, fueron 10.000 andaluces a la vendimia, el comentario es demagógico.

Teniendo en cuenta todo, ya nadie se pregunta por qué en España no hay un partido como el de Le Pen, porque el Partido Popular ocupa ese espacio de la extrema derecha.

Aznar también desbarra cuando habla de la crisis económica

Juan Torres López
Ganas de escribir

El ex presidente del gobierno español José María Aznar acaba de opinar sobre la crisis económica en la línea de su forma habitual de pronunciarse: tratando de dar gato por liebre cuando se trata de comparar lo que hizo su gobierno con lo que hace el actual de Rodríguez Zapatero.

Dice Aznar que "la crisis de hoy es la cosecha de los últimos cuatro años. Es la cosecha de los últimos cuatro años de gasto público excesivo, de subida de los impuestos y de ausencia de reformas económicas".

El argumento es cainita, demagógico y falso. Pero no resiste medio asalto así que lo rebatiré en pocas palabras y de la forma más evidente e intuitiva:

Primero. ¿Es la crisis una cosechada de cuatro años de gobierno socialista? Si la crisis solo se padeciera en España quizá podría decirse que es la cosecha de cuatro años de gobierno socialista. Pero ¿cómo aceptar ese razonamiento cuando otros países (entre ellos, por supuesto, los gobernados por los amigos ideológicos de Aznar, como Bush), la padecen en igual o incluso mayor grado?

No vale la pena, pues, perder ni medio segundo en este argumento

Segundo. ¿Es el gasto público excesivo de Zapatero el origen de la crisis? La expresión "gasto público excesivo" es una expresión vacía si no se concreta. ¿Qué es excesivo y qué no? ¿El gasto en becas que redujo Aznar era excesivo? ¿o quizá lo era el gasto social en general, cuyo porcentaje sobre el PIB bajó con Aznar?

En cualquier caso, la afirmación es demagógica y sin fundamento porque lo que sabemos con certeza es que cuando Aznar dejó el gobierno, el presupuesto del Estado registraba un déficit equivalente al 0,3% del PIB mientras que a final de 2007 se registró un superávit del 2,2%.
¿Cómo puede Aznar calificar de excesivo al gasto público de Zapatero y culparlo de la crisis si con su gobierno se registraba déficit y con éste último superávit cuando se desencadenó?

Tercero. ¿Son las subidas de impuestos con Zapatero la causa de la crisis? También en este aspecto utiliza Aznar un argumento inválido, por no calificarlo de una forma más hiriente.

La verdad es la siguiente: cuando Aznar llegó al Gobierno la presión fiscal en España era del 33,7% del PIB y cuando se fue en 2004 había aumentado al 34,45% del PIB.

Por tanto, y aunque ahora lo disimule, la verdad es que Aznar subió los impuestos de los españoles.

De hecho, según el informe "El futuro de la fiscalidad. Propuestas para un tejido productivo más competitivo", elaborado por el Instituto de la Empresa Familiar los españoles soportaron con Aznar el mayor esfuerzo fiscal de todos los países de la OCDE.

Lo que le pasa a Aznar es que confunde una cosa fundamental: el aumento de la presión fiscal global con los impuestos que pagan los ricos, que fue lo que él redujo.

Según el estudio "Simulación sobre los hogares españoles de la reforma del IRPF de 2003" del Instituto de Estudios Fiscales, los hogares más beneficiados en términos de renta neta por la reforma fueron los de mayor capacidad económica, porque lo que hizo Aznar favoreció especialmente a los perceptores de rentas del capital, entre ellos, los arrendadores de pisos, y porque la pérdida de recaudación generó un IRPF con menor capacidad redistributiva, pues Hacienda dispuso de menos fondos para transferir de las rentas altas a las bajas.

En 2007 la presión fiscal había subido al 36,8% del PIB pero, al contrario de lo que sucedía con Aznar, la presión fiscal que soportaba una familia media en España bajó en 2007 por vez primera en cuatro años, según un informe elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Cuarto. ¿Ha sido la ausencia de reformas económicas la que ha generado la crisis? En este aspecto estoy algo de acuerdo con Aznar. Creo que en gran medida padecemos una crisis singularmente grave porque el gobierno de Zapatero no ha hecho algunas reformas económicas imprescindibles. Por ejemplo:
  • Cambiar radicalmente la Ley del Suelo de Aznar que abrió paso a la venta más irracional y especulativa de suelo de toda la historia de España.
  • Dar marcha atrás más valientemente a las políticas fiscales regresivas de Aznar que he mencionado arriba y que habían hecho perder recursos al Estado.
  • Dar la vuelta (aunque entiendo que esto era ya imposible) a las reformas de Aznar que pusieron en manos privadas (y en muchos casos de sus amigos) el patrimonio empresarial público español a bajo precio y e forma lesiva para España.
En fin, también en este punto discurre Aznar fuera de razón. Más bien fueron precisamente sus reformas las que en gran medida hicieron que la crisis que ahora padecemos haya sido tan grave.

Como es natural, la valoración global del periodo de gobierno de Aznar puede ser muy diferente según los puntos de vista de cada uno y de las ventajas y perjuicios que se recibieran puesto que, como acabo de señalar, las medidas que tomó afectaron como es lógico de forma desigual, según su renta y condición, a los ciudadanos.

Pero en relación con los juicios que ahora hace sobre la situación actual de la economía española, y a la vista de los argumentos que acabo de aportar, creo que sí se puede llegar a una conclusión evidente. O el ex presidente está tremendamente mal informado sobre lo que él mismo hizo cuando gobernó (algo realmente surrealista e imposible de creer) o se trata de otra cosa: que Aznar también miente cuando habla de la crisis.

Rebelion

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