13 de mayo de 2014

Si Vd no está indignado, es que no sabe lo que está ocurriendo



              La  población en general no sabe lo que está ocurriendo...
                    y ni siquiera  sabe que no lo sabe". (Noam  Chomsky).


        Si  usted, lector, no está indignado es que no sabe qué está pasando en su  país. Seguro que es consciente de que la situación económica y social del país no está yendo bien. En realidad, está yendo muy mal. El desempleo ha alcanzado niveles récord en la Unión Europea y en España.  Y las agencias internacionales más fiables dicen que la  economía española no alcanzará los niveles de desempleo que tenía antes  de que se iniciara la crisis hasta veinte años (sí, ha leído bien,  veinte años a partir de ahora).
          Y puesto que el desempleo juvenil es el  doble del general, estos pronósticos quieren decir que estamos quemando  nuestro futuro, pues muchas generaciones jóvenes estarán en una  situación desesperada, habiendo sido convertidas en inservibles.
          Esta  situación de los jóvenes está también afectando negativamente al futuro  de la Seguridad Social, contradiciendo, por cierto, el famoso argumento  de que el problema de las pensiones es que hay demasiados ancianos y  muy pocos jóvenes. La falacia de este argumento queda claramente  al descubierto en la crisis actual. El problema de las pensiones no es  que no haya jóvenes sino que no hay trabajo para ellos. Este es el problema que el famoso argumento catastrofista basado en la transición demográficaoculta.

           Esta crisis ha sido consecuencia de unas  políticas públicas llevadas a cabo por gobiernos bajo el mandato de  instituciones altamente influenciadas por la banca, tales como el  Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario  Internacional. Se lo digo yo, que soy Catedrático de Políticas Públicas  y he visto muchos casos antes, en otros continentes, que experimentaron  crisis muy semejantes. En realidad, a finales del siglo  XX, Latinoamérica sufrió una situación muy parecida.

           Estos  bancos que tienen una enorme influencia política (muy, pero que muy  marcada en España, donde el gobierno Rajoy es un mero instrumento de la  banca), están forzando e imponiendo políticas que son la causa de la  crisis. Cito solo un detalle. El gobierno Rajoy está recortando y desmantelando el Estado del Bienestar de España (lo mismo ocurre  en
Catalunya con el gobierno de Artur Mas), recortando y recortando  gasto y empleo público a fin de reducir el déficit y la deuda pública.  Estos recortes están contribuyendo a destruir empleo y bajar la demanda  que debería  estimularlaeconomía.

          Ahora bien, a pesar de los  recortes, la deuda pública española continúa subiendo y subiendo,  ascendiendo ya a 664.000 millones de euros (lo cual es mucho dinero).  Usted y yo pagamos los intereses de esta deuda, que representa ya el  segundo capítulo del presupuesto del Estado después de la Seguridad  Social. Este dinero suyo y mío va a los bancos que han comprado esta  deuda. Hoy los bancos españoles tienen casi la mitad de esta deuda,  299.000 millones.
           La pregunta que debe hacerse es: ¿Y de dónde saca  el banco el dinero para comprar la deuda? Pues, mire usted, por mucho  que le sorprenda, procede de préstamos públicos. Cada año los bancos  españoles piden prestado dinero al Banco Central Europeo, BCE, una  institución pública (que no funciona en realidad como un banco central,  sino como un lobby de la banca), a unos intereses bajísimos, menos  del 1%.
         El BCE se lo presta para que los bancos se lo presten a usted y  a mí, y a las pequeñas y medianas empresas, y así se resuelva el enorme  problema de falta de crédito que ha paralizado la economía. No sé si  usted ha intentado conseguir un préstamo de la banca. Si lo intenta,  verá que no es fácil. ¿Y, por qué no es fácil, si reciben tanto dinero  del BCE?

          La respuesta no es difícil de ver. Los bancos  ganan mucho más dinero comprando deuda pública a unos intereses muy  altos (que el discurso oficial indica que el Estado necesita ofrecer  para que los Estados puedan conseguir prestado dinero de los bancos), de  un 4%, 6%, o incluso 13%. Imagínese el chollo que significa que reciban  dinero a menos del 1% y con ello compren bonos que les generan una  cantidad de dinero muchas veces mayor que la que pidieron prestada del  BCE. ¿Se da cuenta?
          Y, sepa usted, que los banqueros en España están  entre los mejor pagados de la Unión Europea. Y los bancos más  importantes de España han estado entre las empresas con mayores  beneficios. Si después de leer todo esto no se ha indignado, es que no  me he explicado bien.

           Pero si me ha entendido bien, entonces  prepárese para incrementar su nivel de indignación, pues todo esto es  totalmente innecesario. Todo este enorme sufrimiento, incluido el  elevado desempleo, es totalmente evitable. Es, repito, innecesario y  dañino y existe única y exclusivamente para el beneficio  primordialmente de la banca.
           La solución a esta situación es  extremadamente fácil. El BCE debería prestar el mismo dinero, no a  la banca privada, sino a los Estados, y dejar que estos lo ofreciesen a  usted, a mí y a las pequeñas y medianas empresas, al mismo tipo de  interés que el Estado lo recibe del BCE.

          Y usted preguntará ¿Y por qué no se hace así? Pues  porque la banca tiene un enorme poder sobre el BCE, sobre las  instituciones que gobiernan la Eurozona, sobre el gobierno español y,  no lo olvide, sobre los medios de información y persuasión.

          Y un ejemplo  de ello es que este artículo que ha estado leyendo no se publicará en  ninguno de los cinco rotativos más importantes del país. De ahí que le  sugiera que lo distribuya ampliamente entre amigos y familiares, porque  la escasísima democracia que tenemos tiene que cambiarse y ello  empezará por tener una ciudadanía informada, que es lo que no  tenemos.

(VicenÇ Navarro)

11 de mayo de 2014

Los fanáticos



El autor de este mensaje es el Dr. Emanuel Tanay, un conocido y muy respetado psiquiatra.  Un hombre, cuya familia pertenecía a la aristocracia alemana antes de la Segunda Guerra Mundial, fue propietario de una serie de grandes industrias y haciendas. 

Cuando se le preguntó ¿cuántos de los alemanes eran realmente nazis?, la respuesta que dio puede guiar nuestra actitud hacia el fanatismo.  "Muy pocas personas eran nazis en verdad - dijo, "pero muchos disfrutaban de la devolución del orgullo alemán, y muchos más estaban demasiado ocupados para preocuparse.  Yo era uno de los que sólo pensaba que los nazis eran un montón de tontos. 

Así, la mayoría simplemente se sentó a dejar que todo sucediera.

Luego, antes de que nos diéramos cuenta, los nazis eran dueños de nosotros, se había perdido el control y el fin del mundo había llegado. Mi familia perdió todo. Terminé en un campo de concentración y los Aliados destruyeron mis fábricas..."

Se nos dice que la gran mayoría de los musulmanes sólo quieren vivir en paz.  El hecho es que los fanáticos dominan el Islam, en este momento, en la historia.  Son los fanáticos los que marchan.

Se trata de los fanáticos los que producen guerras. 

Se trata de los fanáticos que sistemáticamente masacran cristianos o grupos tribales en África y se van adueñando gradualmente de todo el continente en una ola islámica.  Estos fanáticos son los que ponen bombas, decapitan, asesinan.  Son los fanáticos los que toman mezquita tras mezquita. 

Se trata de los fanáticos los que celosamente difunden la lapidación y la horca de las víctimas de violación y los homosexuales.  Se trata de los fanáticos que enseñan a sus jóvenes a matar y a convertirse en terroristas suicidas.

El hecho cuantificable y duro es que la mayoría pacífica, la "mayoría silenciosa" es intimidada e imperceptible. 

La Rusia comunista estaba compuesta de los rusos, que sólo querían vivir en paz, sin embargo, los comunistas rusos fueron responsables por el asesinato de cerca de 50 millones de personas.  La mayoría pacífica era irrelevante.

La enorme población de China era también pacífica, pero los comunistas chinos lograron matar la asombrosa cifra de 70 millones de personas. 

El individuo japonés medio antes de la Segunda Guerra Mundial no era un belicista sádico. Sin embargo, Japón asesinó y masacró, en su camino hacia el sur de Asia Oriental, en una orgía de muerte que incluyó el asesinato sistemático, a 12 millones de civiles chinos, la mayoría muertos por espada, pala y bayoneta.

Y, ¿quién puede olvidar Ruanda , que se derrumbó en una carnicería.  ¿Podría no ser dicho que la mayoría de los ruandeses eran 'amantes de la paz? 

Las lecciones de la historia son con frecuencia increíblemente simples y contundentes, sin embargo, para todos nuestros poderes de la razón, muchas veces perdemos el más básico y sencillo de los puntos:  Los musulmanes amantes de la paz se han hecho irrelevantes por su silencio. 

Los musulmanes amantes de la paz se convertirán en nuestro enemigo si no se pronuncian, porque al igual que mi amigo de Alemania, se despertarán un día y encontrarán que los fanáticos los poseen, y el fin de su mundo habrá comenzado. 

Los alemanes, amantes de la paz, japoneses, chinos, rusos, ruandeses, serbios, afganos, iraquíes, palestinos, somalíes, nigerianos, argelinos, y muchos otros han muerto a causa de que la mayoría pacífica no se pronunció hasta que fue demasiado tarde.

En cuanto a nosotros, que somos espectadores ante los eventos en desarrollo, debemos prestar atención al único grupo que cuenta: los fanáticos que amenazan nuestra forma de vida.

4 de mayo de 2014

Dos papas a los altares

 El 27 de abril el papa Francisco elevó a los altares a dos papas con una visión de Iglesia diferente: a Juan XXIII, el papa anciano, fallecido hace 50 años, que sorprendió al mundo convocando, por sorpresa, el Concilio Vaticano II: para renovar la Iglesia, volviendo a la sencillez de los orígenes (Hechos de los Apóstoles: la primera comunidad cristiana); y a Juan Pablo II, fallecido hace tan sólo nueve años y que frenó la renovación emprendida por el primero: para volver a la Iglesia triunfalista de cristiandad; y bajo cuyo pontificado fueron inhabilitados y marginados una buena parte de los teólogos más comprometidos con la renovación impulsada por el “Papa bueno”, siendo especialmente implacable con la Teología de la Liberación, que defendía “la opción preferencial por los pobres”.

         La de Juan Pablo II era una canonización previsible. Imparable. La sorpresa ha sido la decisión del papa Francisco de canonizarlo junto a Juan XXIII (a quien eximió de un segundo “milagro”). Se dice que es una jugada maestra de Francisco para hacer de contrapeso y rebajar el excesivo culto a la personalidad hacia Juan Pablo II, el ‘papa viajero’ (104 viajes a 29 países). Y como una forma de solapar los escándalos surgidos bajo su pontificado, especialmente la pederastia por parte de miembros de la Iglesia.

         Es una paradoja que el papa Francisco, que parece decidido a afrontar algunos de los escándalos que vivió la Iglesia durante el papado de Juan Pablo II (pederastia, IOR,…) le haya tocado canonizar a quien -según denuncian quienes los sufrieron- los encubrió. El vaticano ha desmentido esas denuncias, aduciendo que Juan Pablo II “no estaba al corriente”. Sin embargo, en julio de 2013, tras conocerse las intenciones de Francisco de canonizarlo, organizaciones de víctimas de abusos sexuales de México (el país donde Juan Pablo II cosechó mayores fervores) elevaron la voz exigiéndole a Francisco que paralizara el proceso mientras la ONU no se pronunciara sobre la investigación de los casos de abusos sexuales de la Iglesia. Entre los denunciantes está el exsacerdote mexicano Alberto Athié que abandonó el sacerdocio después de que sus denuncias sobre los abusos del fundador de los Legionarios de Cristo, el padre Marcial Maciel (a quien Juan Pablo II propuesto como “modelo y guía de la juventud”) no fueran escuchadas ni en México ni en Roma. “Juan Pablo II se enteró de los casos y nunca quiso hacer nada, prefirió no mover un dedo”, denuncia a su vez Joaquín Aguilar, director de la Red de Sobrevivientes de Abusos del Clero (El País Internacional, 24/07/13).

         El proceso de beatificación y canonización de Juan Pablo II (el más rápido de la historia moderna), ya estaba cantado desde antes de morir. Su agonía, tan televisiva, y el tsunami de pancartas proclamándolo ‘Santo subito’ el día de su funeral, preludiaban su canonización: era como un hecho casi consumado. El entonces secretario de Estado, Angelo Sodano (gran defensor de M. Maciel) lo proclamó como Juan Pablo II El Magno: calificativo que la iglesia medieval daba a los santos por aclamación. Un título que no desentona, pues Juan Pablo II (“un papa preconizado en los EE.UU.”) se encontraba cómodo en su papel de jefe de Estado, con honores y agasajos ante los grandes de la tierra: “por eso llegó a decir que, de los viajes, lo más importante para él era su encuentro con los poderosos. Así robustecía el prestigio de la Iglesia” (Juan Arias, periodista). Según Richard Allen, que fue consejero de seguridad del presidente norteamericano, Juan Pablo II fraguó con Reagan “una de las más grandes alianzas secretas de todos los tiempos”. Con él, el estado vaticano estableció relaciones diplomáticas con EE.UU. (1984).

         Juan Pablo II sufrió desde niño los totalitarismos de los países del Este. Como Papa contribuyó a la caída del comunismo, aunque su apoyo económico al sindicato Solidaridad está lleno de sombras: parte de ese dinero, según diversas investigaciones de la procuraduría italiana, provenía del IOR (el banco vaticano), de depósitos realizados por organizaciones criminales de la mafia. Mijail Gorbachov manifestó que “Sin Juan Pablo II no se puede entender lo sucedido en Europa a finales de los 80”. Sin embargo, la actitud de Juan Pablo II con los totalitarismos de los dictadores latinoamericanas de derechas, que alardeaban de muy católicos, fue más complaciente. Ellos ordenaron miles de asesinatos y de desaparecidos. Una buena parte de las víctimas eran catequistas, sacerdotes, religiosos y religiosas, entre ellos Monseñor Romero, un obispo de perfil muy conservador que fue un paradigma de conversión: arriesgó su vida, y fue asesinado, por ser ‘la voz de los sin voz’.

         También es una paradoja que el papa Francisco, que parece decidido a dotar de mecanismos de transparencia al opaco y polémico IOR (Banco Vaticano) tenga que canonizar a un papa que protegió, dándole más poder al frente del IOR, al polémico obispo Paul C. Marzincus (‘el banquero de Dios’) a quien Juan Pablo I (muerto en circunstancias extrañas a los 33 días de ser elegido), pensaba destituir. Cobra de nuevo actualidad el libro del sacerdote abulense Jesús López Sáez, “El Día de la Cuenta” (The Day of Reckoning) que lleva como subtítulo: "Juan Pablo II a examen", libro que salió a las librerías (en la edición pública, ampliada y actualizada) en 2005 coincidiendo con el anuncio de la beatificación de Juan Pablo II: “Al final de su largo pontificado y ante el insólito proceso de beatificación, al papa Wojtyla se le pide cuenta de la causa de Juan Pablo I y de otros asuntos también importantes”.

         Es decir, “Se canoniza a uno y no se dice absolutamente nada del otro”.Recientemente, el escritor colombiano Evelio Rosero ha vuelto a poner en el candelero la extraña muerte de Juan Pablo I, en una novela: “Plegaria por un Papa envenenado” (Tusquets, 2014). El Papa Wojtyla, "en lugar de ordenar clarificar la muerte de un Papa que gozaba de una salud de hierro, se encargó de cerrar los ojos".

         Otro test para valorar la canonización de Juan Pablo II es su relación con monseñor Romero. Durante su largo pontificado, Juan Pablo II hizo del Vaticano una ‘fábrica de santos’: beatificó a 1340 personas y canonizó a 483 (más que la suma de sus predecesores en los últimos 500 años). Pero no mostró ninguna prisa ni mucho entusiasmo por hacer lo mismo con monseñor Romero; un santo no oficial, canonizado por el pueblo como ‘San Romero de América’; y honrado como tal (fuera de la Iglesia Católica) por otras denominaciones religiosas de la cristiandad, incluyendo a la Iglesia Anglicana que lo incluyó en su santoral: es uno de los diez mártires del siglo XX representados en las estatuas de la Abadía de Westminster de Londres.

         Monseñor Romero no tenía muchos apoyos en los palacios vaticanos. Roma le enviaba ‘visitadores apostólicos’. Él decidió ir a Roma, para defenderse de las calumnias de algunos compañeros. En su primer encuentro con Juan Pablo II (mayo de 1979) monseñor Romero le llevó un Dossier con las flagrantes violaciones de derechos humanos en El Salvador. Se cuenta que, cuando iba a entregarle al Papa el Dossier, Juan Pablo II le dijo: “no me traiga muchas hojas que no tengo tiempo de leerlas. Y procure estar de acuerdo con su Gobierno”. Fue un encuentro desolador. Monseñor Romero salió llorando. “El Papa no me ha entendido, no puede entender, porque El Salvador no es Polonia. Romero palpó la incompatibilidad de la diplomacia con la verdad evangélica: “las curias no podían entenderte: ninguna sinagoga bien montada puede entender a Cristo” escribe el obispo P. Casaldáliga en su Poema “San Romero de América, Pastor y Mártir nuestro” (servicioskoinonia.org/romero/poesia).

         En su último encuentro con Juan Pablo II, enero de 1980, monseñor Romero encontró más acogida. Juan Pablo II le felicitó por su defensa de la justicia social, pero advirtiéndole de los peligros del marxismo incrustado en el pueblo cristiano; a lo que monseñor Romero, con su habitual espíritu de obediencia, respondió que “el anticomunismo de derechas no defendía a la religión, sino al capitalismo”. Ya lo había denunciado el 15 de septiembre de 1978: “hay un ateísmo más cercano y más peligroso para nuestra iglesia: el ateísmo del capitalismo cuando los bienes materiales se erigen en ídolos y sustituyen a Dios”.

         Cuenta el periodista Juan Arias que en el primer viaje de Juan Pablo II a América latina, cuando le mencionó el martirio de monseñor Romero, Juan Pablo II se irritó con él: “Eso aún había que probarlo”. Tras el asesinato de monseñor Romero (24 marzo 1980) Juan Pablo II lo definió como “celoso pastor”. Pero nunca lo elogiaba como mártir. Según Robert E. White, embajador norteamericano en El Salvador (destituido por el presidente Reagan en 1981), Reagan ocultó las pruebas del asesinato de monseñor Romero (Ya, 4-2-1984; El día de la cuenta, pág. 387). En la capital del país más poderoso de la tierra, a Juan Pablo II ya le han erigido un Santuario Nacional ("Culto papal y culto imperial" de Jesús López).


(Braulio Hernández)

3 de mayo de 2014

Un poquito de autocrítica, por favor

Amigos: 

Aquí tienen la carta que el director del tebeo ABC nunca publicará (y a quien ha sido dirigida, obviamente). Pero ABC jamás publica a ningún lector que pueda proponer un punto de vista alternativo al rodillo ideológico casposo, rancio y neoliberal a ultranza de este, mal llamado, periódico que va de católico y anuncia prostitutas a dos folios. ABC ejerce la manipulación y la censura como muy pocos realmente...si es que hay algún medio que le iguale en eso.

Sr Director:

Jamás voté al PSOE pero veo, con asombro, cómo casi dos años más tarde, aún siguen echando la culpa de la actual situación, a "la herencia de ZP".

Las subidas de impuestos del PP son culpa de ZP; las ayudas a la banca, con cargo al déficit público, del PP, son culpa de ZP; las cifras históricas del paro, con el PP, son culpa de ZP, así como la congelación de las pensiones, y un larguísimo y triste etc.

Es decir, que lo que hace mal el PSOE es culpa del PSOE, y lo que hace mal el PP, es culpa del...PSOE. ¡¡Milagro!!  ¡El PSOE es el único culpable y responsable de todo!

Pero ¿me están diciendo que el PP, cuando gobierna, no tiene la más mínima responsabilidad de sus decisiones y sus errores? Por favor: menos manipulación y un poquito más de autocrítica, que hasta para engañar hay que ser algo más disimulados, un poco menos burdos.





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