26 de diciembre de 2014

El dilema de Podemos


Ya he ido a tres comidas de navidad en las que estaba prohibido, de mutuo acuerdo, hablar de Podemos. Se hace para que el tema no monopolice las conversaciones. Porque Podemos es la serpiente del invierno, el tema de moda en la calle en los últimos meses. Ha conseguido que la gente en los bares y en las calles vuelva a discutir de política. Y, a la mínima, cada parroquiano tiene una opinión sobre Podemos.

Y todo eso ha sucedido sin que Podemos tenga que definir exactamente qué es. O quizás haya ocurrido precisamente porque Podemos aún no ha definido lo que es.
El estallido del 15M ha sido uno de los acontecimientos sociales más importantes de este siglo en nuestro país. El movimiento de los indignados se extendió desde la Puerta del Sol de Madrid al mundo entero: gente normal se echó a la calle, harta de pagar la crisis, harta de un modelo social injusto y desigual.

Ese hartazgo con la corrupción, con el enriquecimiento desmesurado y con el sistema político que lo fomenta se presentó a menudo en los medios como desencanto con la política. Y sin embargo, la gente en las calles no estaba desencantada con la política, sino con no poder hacer política. Con los profesionales de la cosa pública constituidos en una auténtica casta dirigente. Por eso Podemos dio la campanada. Primero en las elecciones europeas y luego en todas las encuestas.
El éxito de Podemos es que ofrece un modo diferente de hacer política donde la gente puede ser protagonista, en vez de mera espectadora. Por primera vez en mucho tiempo hay gente que sentimos que se puede votar con ilusión. Gente entusiasmada porque va a ser que es verdad que es posible otra forma de hacer política.

Pablo Iglesias y su gente dicen lo que todos pensamos. Nos emocionamos ante su visión de un modelo político más justo. Creen –como nosotros- en un sistema diferente que no esté centrado en los beneficios desmesurados de los de arriba, sino en el bienestar de los de abajo. Aspiran a una sociedad más justa y a una ciudadanía empoderada, donde todos nos sentimos identificados.
Así, Podemos ofrece dos cosas: una manera diferente de hacer política y un nuevo modelo político. El nuevo partido no habría triunfado si ofreciera exclusivamente un programa diferente. El entusiasmo lo fomentan lemas que se repiten como mantras salvadores frente al hartazgo: sí se puede, la sonrisa ha cambiado de bando, somos la gente. El hallazgo de nuevos lemas que nos atrevemos a gritar.

Ahora Podemos tiene que pasar por primera vez de los eslóganes a las realidades. Y su primer reto no es un desafío electoral en el que elaborar un programa, sino el proceso interno de constitución como partido. No tengo muy claro hasta qué punto el brillante grupo de estrategas de Podemos -tan hábiles en la construcción de un programa político ilusionante- es consciente de la importancia del debate interno.

Lo que se está discutiendo en este proceso no es quién se queda el control del partido. No se trata de una pelea de poder entre el equipo de Pablo Iglesias y el de sus dos eurodiputados aparentemente disidentes, y ni siquiera de evitar que grupos más o menos descontrolados de ciudadanos se hagan con Podemos en alguna ciudad. Lo que está en discusión es el modelo de partido. Y del modelo que triunfe ahora dependerá la capacidad de Podemos de seguir generando ilusión.

Es comprensible la preocupación de los promotores de que nadie nos rompa un juguete que ni siquiera hemos estrenado todavía. También se entiende la desconfianza ante lo desconocido y los desconocidos. Esos miedos son lógicos, pero peligrosos. Porque el riesgo más inmediato para Podemos es convertirse en un partido como los demás. Con sus miserias y sus seguridades, pero sin la capacidad ilusionante que nos encantó.

Podemos está al borde del abismo. Está rozando el cielo con los dedos, pero asentado sobre bases movedizas. Si se convierte en un partido donde las decisiones se toman por unos pocos y se imponen a los demás, está acabado. Si se convierte en un aparato donde el secretario de organización fulmine al disidente y el acceso a la cúpula se base en amistades y parentescos ya no será Podemos, sino otro intento fracasado.

La ciudadanía no quiere otro partido de masas. No apoyará una estructura que se aleje de las calles y se quiera legitimar con un puñado de referéndum intrascendentes. No va a entender el autoritarismo, las guerras fraticidas y el endiosamiento dentro del partido. Si Podemos opta por esa vía, puede desinflarse como una burbuja. Antes de llegar.

Estamos en el momento de superar los eslóganes. De dar un paso más allá de las frases bonitas. Podemos tiene que demostrar que otra forma de hacer política es diferente. Una forma basada en dejar el protagonismo y la iniciativa a las gentes, a los barrios, a eso que ahora llamamos la ciudadanía. Sólo así será la herramienta que todos soñamos y deseamos. El verdadero instrumento del cambio. Por eso, sin duda,con la gente sí Podemos. Pero sin la gente, no, y hay que demostrarlo.

(Joaquín Urías. Candidato a Secretario General de Podemos en Sevilla.  Andalucesdiario.es)

14 de diciembre de 2014

El método Mercadona: derechos laborales de marca blanca

El propietario de Mercadona, Juan Roig, se ha enorgullecido en multitud de ocasiones del escaso absentismo laboral que hay en su empresa frente el alto nivel en el resto del país. “En España hay más de un millón de personas que hoy no ha ido a trabajar pudiendo”, declaró Roig en una de sus intervenciones. Esa cosmovisión empresarial la aplica en su compañía de una manera muy especial.
El nuevo paradigma de Mercadona sobre las bajas por enfermedad es explicado a los trabajadores nada más llegar a la empresa y consiste, precisamente, en negar la baja. “Tener una enfermedad no siempre tiene que implicar coger la baja”, dice la ficha que se les entrega. Según este método, mientras no sea perjudicial para la salud, se puede trabajar enfermo. Y ni siquiera siempre se respeta esa máxima.
Mercadona posee unos métodos de presión sobre los trabajadores tremendamente efectivos para que no cojan las bajas. En su plan de acogida a los nuevos empleados, Mercadona especifica claramente a los trabajadores que, en caso de accidente, enfermedad, embarazo o consulta médica, deberán notificárselo al coordinador de la tienda para que éste a su vez les facilite el contacto del médico de plantilla de la empresa. Esto impide que el empleado acuda a la mutua o a su médico de cabecera y, por tanto, que haya baja. En este sentido, lo máximo que se conceden son los llamados “días de descanso”, sin baja, y durante los cuales el médico de plantilla llamará cada día al trabajador para que se incorpore al trabajo. En caso de que se permita al empleado acudir a una mutua que trabaje con Mercadona, los profesionales de estas empresas tienen instrucciones precisas de no dar la baja a los trabajadores de Roig. Según David Fernández, de la CNT en Mallorca, son multitud los trabajadores que han declarado que, ante una petición de baja, han recibido contestaciones como “ya sabes lo que hay con Mercadona” o “sabes lo que te pasará si pides la baja en el médico de cabecera”.
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Una empleada de Zaragoza aseguró a La Marea que un médico de la mutua llegó mostrarle la pantalla de su ordenador, en el que aparecía un aviso claro: “No dar la baja a trabajadores de Mercadona”. Según Isabel Gutierrez, de CCOO, los médicos de la mutua que trabajan con la empresa sólo pueden dar la baja al empleado con el permiso del médico de Mercadona.

Peligros graves

Esta práctica habitual ha provocado casos gravísimos en empleados que, presionados por la empresa, siguieron en sus puestos de trabajo con enfermedades no diagnosticadas o diagnosticadas erróneamente. Uno de los más llamativos es el que casi acaba con la vida de José Luis Enríquez, un empleado de Mercadona en Málaga que, tras cuatro meses de dolores insoportables en la espalda y de ser tratado y medicado por el médico de la empresa, tuvo que acudir a urgencias para que le operaran de un trombo que amenazaba su vida. José Luis informó a su coordinador de un dolor punzante en la pierna y, tras varias negativas de éste a concederle la baja, finalmente el médico de la empresa le diagnosticó por teléfono que sufría una ciática y le recetó un medicamento llamado Incitán.
Después de agotar el tratamiento sin sufrir mejoría alguna y sin faltar al trabajo, decidió ir al médico de cabecera debido a que el dolor era insoportable, no sin antes recibir una llamada del médico de la empresa que le instaba a no cogerse la baja médica y a acudir a una clínica privada concertada con Mercadona. Allí volvieron a recetarle el mismo medicamento. Enríquez cada día iba a peor. Tras varias conversaciones con el médico de empresa y su coordinador, y viendo que el dolor no remitía sino que iba a más, el empleado acudió al hospital provincial de Málaga, donde le operaron de dos trombosis –una en cada pierna– que si no llegan a ser tratadas habrían acabado con su vida. Además, casi le hacen perder la pierna izquierda. Casos como este no son excepcionales, denuncia David Fernández, de la CNT, desde donde llevan varios expedientes de trabajadores de Mercadona que han sufrido secuelas de por vida por seguir las indicaciones de la empresa con respecto a las bajas por enfermedad.

Amenazas de despido

Una trabajadora de un supermercado de Mallorca, por ejemplo, ha quedado con el hombro inutilizado tras ser tratada con calmantes y amenazada de despido si se le ocurría faltar a su puesto de trabajo. Según Isabel Gutierrez, del sindicato CCOO, este método para luchar contra el absentismo laboral se sirve además del enfrentamiento entre los propios trabajadores. La empresa exige que para cobrar la prima trimestral por objetivos no se exceda de un número de bajas determinadas, y Mercadona señala ante los trabajadores de un establecimiento a aquellos que se han cogido una baja y han evitado que el resto pudiera cobrar la prima por objetivos prevista.
En 2010, Mercadona contaba con 63.000 trabajadores en su plantilla total, una cifra que aumentó hasta los 74.000 que tiene en la actualidad la cadena de supermercados. Esto supone un incremento de 11.000 empleados en cuatro años. Sin embargo, el crecimiento se produjo al mismo tiempo que 11.754 trabajadores causaban baja en ese mismo periodo. Este número tan elevado de bajas tiene entre sus causas las fuertes exigencias y presiones impuestas por el método Calidad Total.
En este sentido, cabe destacar que la empresa suele utilizar el despido disciplinario como método para ahorrarse la indemnización por despido. Desde gestión, se alegan excusas falsas o de carácter muy leve que elevan a grave amparándose en el mismo método Calidad Total. Por ejemplo, colocar mal una botella en las estanterías, no sonreír a un cliente, dar un golpe a una puerta o llegar cinco minutos tarde son motivos considerados por Mercadona como constitutivos de un despido disciplinario.
Desde el departamento de comunicación de Mercadona se justifican estas actuaciones por el amplio número de trabajadores en plantilla y la lógica circunstancia de que existen procedimientos de todo tipo. Para sostener estas acusaciones la empresa suele usar la firma de dos o más empleados que, conscientes de las represalias que supondría no colaborar como testigos del despido, firman y apoyan la versión de la empresa. Si el empleado opta por denunciar a la empresa, Mercadona en ocasiones actua al margen de la judicatura con el uso de contratos privados. Estos, según David Fernández, de CNT, incluyen cláusulas de dudosa legalidad, como las que prohíben al trabajador hablar mal o criticar a la empresa en cualquier foro.
Ello no sólo impide al empleado denunciar en el futuro a Mercadona: en el caso de que el extrabajador las incumpla, se vería obligado a pagar un mínimo del triple de lo acordado en la indemnización por el despido. Mercadona se niega a hablar de estos contratos por su carácter privado.
(Revista La Marea).

12 de diciembre de 2014

Pablo Iglesias, un enemigo a eliminar por los mediocres


Observo con atención el proceso que está sufriendo Pablo Iglesias. Como releer un libro, como tener un déjà vu. Acaba de empezar y algunos ya intuimos, como el propio Pablo, lo que va a suceder durante los próximos meses.
Vivimos en un país que no perdona el éxito. Dicho de otro modo, la forma de interpretar las cosas se suele basar en la máxima de “tu éxito es mi fracaso” y así nos va. Como el chiste que cuenta que un feriante vendía cangrejos alemanes y españoles, los tenía en unas grandes vasijas. Los cangrejos alemanes estaban tapados y los españoles estaban en la vasija abierta. La niña preguntona se acercó para saber por qué esta diferencia de trato. El feriante le explicó: “los cangrejos alemanes se organizan, se ayudan, subiendo unos encima de otros consiguen salir del ánfora y, si no la cierro, se me escapan. Sin embargo, los cangrejos españoles no permiten que ninguno consiga subir, en cuanto uno sobresale ellos mismos tiran de sus patitas y lo hacen descender. Por eso no me hace falta tapar la vasija.”
Recuerdo mi primera conversación con Pablo, sé bien que es persona de ley. Un currículum excepcional, joven, comprometido, valiente y buena persona. Alguien que, sin duda, para los mediocres, es un enemigo a eliminar.
Estas conclusiones las saqué mucho antes de que apareciese Podemos. Y cuando decidió dar el paso me alegré sinceramente, porque representa lo que siempre he defendido y lo que creo que necesitamos en este país. Defendemos lo mismo, nos preocupa lo mismo, y hemos apostado por dar la batalla desde lugares diferentes pero con idénticos objetivos. Es obvio que hay muchas diferencias, pero en lo que me ocupa al escribir estas líneas creo estar cargada de razones para entender lo que sucede y apoyar sinceramente a una persona que ha llegado con ganas a levantarle las faldas a las viejas estructuras.
Hace casi dos años comíamos juntos en medio de mi personal vorágine. Aquél día Pablo me vio sobrepasada, cansada, ciertamente asustada y llena de ganas para cambiar las cosas. En aquél momento yo aún no era consciente de todo lo que vendría después, y él tampoco.
En tan sólo unas semanas comencé a vivir mi particular caza de brujas. Titulares falsos en los medios de comunicación que me acusaban de cosas terribles, sin pruebas, que fueron poco a poco desmentidas en algún rincón de esos medios. Mucha gente quiso creer que yo viajaba en primera clase, que cobraba sueldos astronómicos, que mis propios compañeros me querían expulsar…. Tahures de los medios de comunicación alimentaron las mentiras para intentar hacerme caer dentro de la vasija. Sus mentiras se amasaban entre las propias filas, las de mi partido, y salían muchas de ellas envasadas desde la calle Ferraz. No fueron pocos los periodistas que, agobiados por las barbaridades que les hicieron escribir aquéllos días me llamaban para disculparse, para contarme quién les había pedido cargar las tintas contra mi. Me costó comprender todo aquello, me dolió descubrir quiénes estaban detrás.
Un tiempo en el que en cada momento saltaba una historia, que daba lugar a miles de comentarios, que después se convertirían en preguntas en las charlas que he ido dando. Como una gota incesante, una y otra vez he tenido que dar explicaciones sobre historias inventadas. Dicha una mentira es muy difícil que la verdad limpie su mancha.
Según iba descubriendo intereses y engaños, fui comprendiendo el por qué del cuestionable nivel de la mayoría de nuestros políticos. Gentes grises que gestionan su influencia a base de urdir insidias, tejiendo grandes mantos de mentiras que como una red tiran sobre quienes llegamos con las manos limpias para señalarles con el dedo.
Tan pronto pueden hacer de ti una persona casi inhumana, una suerte de héroe, como con la misma velocidad comienzan a hacerte aguadillas que no cesarán hasta verte lejos de sus intereses. Todos ganan en esta historia, pues los medios de comunicación llenan titulares a costa de las modas y los que te consideran enemigo hacen todo lo posible para quitarte del medio. Y desgraciadamente, de eso se trata: conseguir audiencia cuando interesa aplaudirte, para después, conseguir audiencia cuando interesa aplastarte mientras unas sombras van alimentando a las pirañas.
Son los mismos, siempre los mismos, los que no quieren que nada cambie. Los que no quieren dejar de manejar los hilos en la sombra y solamente apoyarán a quienes se dejen manejar.
No hay nada peor que salir valorado muy positivamente en una encuesta. Recuerdo que justo antes de que la tormenta se desatase sobre mí, tuve la “mala suerte” de ser la segunda política mejor valorada, tras Eduardo Madina. Ahí la “niña descarada” dejó de hacerle gracia a algunos para ponerme en el centro de la diana. De nada les sirvieron las suculentas ofertas, de nada les sirvió intentar hacerme callar. A pesar de las dificultades decidí ser fiel a mis principios costase lo que costase. Y me tocó sufrir: bien saben los que me quieren que cuando se trata de tirar piedras algunos hicieron una labor encomiable. No dejaron un hueco por inspeccionar. Y a falta de escándalos reales solamente cabía inventarlos.
Recibí una llamada aquéllos días, justamente antes de comer con Pablo. Alguien que había sido un referente, tanto para él como para mí. Me quiso avisar de lo que pasaría, me quiso advertir de que el enemigo estaba en casa y de que la orden de abrir fuego se había dado ya. No podía imaginar hasta el punto que llegarían.
Y ahora observo cómo todo vuelve a empezar. Esta vez no soy yo, son Errejón, Iglesias, gente joven y con ganas que ha sabido hacer peligrar las sillas de los dueños del teatro.Afortunadamente han sabido con tiempo lo que vendría y a pesar de ello, dudo que las balas de las mentiras y los dardos envenenados no les hieran.
Por suerte lo que no te mata te hará más fuerte. Y quizás aquéllos no saben que sus ataques han servido para cargarnos de razones y, además, que algunos sintamos solidaridad y decidamos apoyar a los que ahora están recibiendo los ataques.
No seré yo el cangrejo que les haga caer. Porque nos han metido en esta cazuela y han puesto a hervir el agua. Si no nos organizamos y nos ayudamos a subir, al final, nos coceremos para ser merendados. Dependerá, sin duda, de que no permitamos cerrar la vasija, de que no dejemos caer a los que venimos con ganas a defender lo que es justo para todos.

(Beatriz Talegón. Elplural.com)

4 de diciembre de 2014

Despierta, que eres libre

Andalucía guapa 
Gitana mujer morena 
Despierta que eres libre 
Gitana, de tus cadenas 
¡Despierta!
Aún hoy no consigo sobreponerme al golpe que la muerte de la Duquesa de Alba me ha supuesto. Es triste la pérdida de una persona, lo siento por sus más allegados.
Yo no la conocía en persona, claro está. Aún así, todavía siento el dolor que me producen las escenas vividas: el haber visto cómo el alcalde de Sevilla, la presidenta de la Junta de Andalucía, muchos ilustres de esta ciudad, medios de comunicación y parte de la sociedad sevillana no han perdido esta oportunidad de hacer público su vasallaje a la casa de Alba. Con todo lo que ello supone pasados 39 años exactos, de 20N a 20N, de la muerte de Franco.
Escuchar a Zoido hablar de la duquesa como una mujer que tanto ha hecho por Sevilla, ofrecerle a la familia el Ayuntamiento, que debiera ser la casa de todos los sevillanos, para el duelo. ¿Qué ha hecho esta mujer por Sevilla que justifique este comportamiento? ¿Haber nacido duquesa de Alba?
Oír a Susana Díaz admirar a la Duquesa por ser una mujer que ha vivido cómo quería, como si fuera la más firme valedora del feminismo en este país. ¡Claro que ha vivido como quería! Pero porque podía gracias a su cuna. ¿Alguien sabe decirme de un duque de Alba que no haya vivido la vida a su antojo? Es el poder que le otorgáis por ser quien es, no la reivindicación de la independencia de la mujer.
Ver a tantos y tantos sevillanos, "ilustres" o no, presentarla como alguien a quien la ciudad le debe mucho (¿pero qué le debemos?), como alguien solidario que tanto ha hecho por los que sufren necesidad... En fin, la huella de alguien verdaderamente implicado en combatir la pobreza, que tiene un patrimonio de más de tres mil millones de euros debería haberse notado, ¿no? ¿Ustedes lo notan?
Lo siento, no logro superarlo. Ni siquiera el saber que estas manifestaciones, mayoritarias en los medios, no representan a la realidad social de Andalucía y Sevilla me consuela.
Tanto quiere la casa de Alba a esta ciudad y esta Tierra, que su domicilio fiscal lo tiene en Madrid, que ha "donado" gran parte de su patrimonio a la fundación Casa de Alba para no pagar impuestos, que se ahorra millones de euros al año en impuestos por las propiedades que tienen consideración de patrimonio histórico pero luego no cumple con la obligación de abrir al público el Palacio de Dueñas a los visitantes de la ciudad, que tiene miles de hectáreas recibiendo ayudas de Eurpoa y de la Junta sin producir y sin apenas dar trabajo, ...
Esta es la casa de Alba de la que se declaran vasallos el Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía... y parte de su sociedad.
Escribo esto torpemente el cuatro de diciembre... y no por casualidad.

3 de diciembre de 2014

Futuro versus Usura - Universidad Pablo de Olavide

A las 13:00 horas del martes 25 de noviembre de 2014, tuvo lugar una acción de flo6x8 en la sucursal que el Banco Santander tiene dentro de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla). Colaboraron en esta acción distintos colectivos de la Universidad, entre los cuales se encontraban miembros del Consejo de Estudiantes, del Movimiento de Acción Estudiantil de Sevilla, el Grupo de Base del MAE-UPO y el Sindicato Andaluz de Trabajadores.
Mientras una masa de decenas de alumnxs y profesorxs les esperaba en la puerta de la sucursal, cuatro bailaoras, una cantaora y cuatro miembros de la comunidad universitaria, entraron en la oficina para realizar una sorpresiva acción de cante y baile donde interpretaron una pieza por peteneras y otra por soleá por bulerías. El objetivo de la misma fue la denuncia del proceso de mercantilización que está sufriendo la educación y el consiguiente lucro de bancos y empresas.
Tanto el retraimiento de las diferentes instancias del Estado como el avance hacia el desmantelamiento de la educación pública universitaria amparándose en el argumentario de la austeridad y de la crisis económica, esconden una realidad harto controvertida: el lucro de las grandes corporaciones. Mientras se manda al paro a decenas de profesorxs, se precarizan las condiciones laborales de lxs docentes, se amplía el número de alumnxs en las aulas, se aumentan las tasas, se reducen las becas, entre otras lindezas... estas entidades colonizan, parasitan y subyugan lo público con la complicidad del gobierno de la propia Universidad.
Se trata de la privatización del Estado, en este caso de la universidad pública, para beneficio de lobbies y corporaciones como la criticada en este caso, la gran beneficiaria de esta operación encubierta de privatización: el banco Santander, una de las grandes corporaciones bancarias del entorno europeo, la mayor de España y una de las más agresivas del ámbito latinoamericano. Por su gran capacidad de presión sobre el gobierno español, el Santander es responsable del rescate de la banca con fondos del Estado y de los programas de ajuste que sufre nuestro país, de la retirada de becas y de los planes que dificultan la conciliación de la vida estudiantil con la laboral, así como de todo tipo de atropellos sobre lxs estudiantes que les dificultan sufragarse los estudios por otra vía que no provenga de los recursos propios: o eres de familia pudiente o te quedas sin estudios.
El objetivo último es empobrecer a lxs estudiantes de modo que sólo puedan realizar estudios superiores recurriendo a endeudarse durante años y siguiendo así el modelo del capitalismo norteamericano y anglosajón. Estas dinámicas de empobrecer a la población para empujarla a endeudarse, ¿te suenan? El Banco Santander, con la ayuda del gobierno central, de los gobiernos autonómicos y de las autoridades universitarias (sucesivos equipos rectorales), busca reeditar en las universidades el paradigma de la deuda que, tras la congelación de salarios y el encarecimiento de la vida en los años 90 y en los 2000, nos precipitó a la crisis económica que sufrimos hoy.
No cejaremos las acciones hasta que en la Universidad Pablo de Olavide y en el resto de universidades públicas se revoquen los acuerdos con el Banco Santander y se enmienden las situaciones de precarización de lxs profesionales, así como aquellas que empujan a endeudarse a lxs estudiantes como única alternativa para disfrutar de estudios universitarios.
Por una universidad pública democrática y de calidad
La creciente cantidad de colaboradorxs que formamos parte de flo6x8 agradecemos mucho los aportes externos de estudiantes y profes de la UPO, quienes habéis hecho posible esta acción, así como la información contextual y conocimiento táctico del medio, fruto del buen hacer de las luchas democráticas en el entorno universitario.
Flo6x8 1 de diciembre de 2014, Sevilla

Letras flamencas:
 
Quisiera yo renegar
de este mundo por entero
volver de nuevo a habitar
mare de mi corazón
por ver si en un mundo nuevo
encontraba más verdad

El dinero la guita
el caudal la manteca
el sueldo los doblones
la perra chica y el dinero
los cuartos los urdores
la monea y el taco
el saldo la tajada
las perras gordas y las pelas
el dinero la guita
el caudal la manteca

Dicen que con mi futuro
quieres montarte un negocio
cuidaito Santander
que puedo ser un demonio

Mal fin tenga el Santander
en to el negocio que pongas
te salga siempre a deber

Y no ha nacío ni nacerá
la mala hierba
no crecerá
por mi corral

Aquí en la universidad
nadie tiene derechos
si no los puede pagar

Rebelion

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