12 de septiembre de 2008

Bolivia en llamas

Mirko Lauer
Diario La República

La cuasi guerra civil boliviana temida desde que Evo Morales se inició en el camino chavista de gobernar mediante cambios constitucionales ad hoc se ha acercado un poco más. Probablemente nunca ha habido un conflicto más avisado que ese, al que gobierno y opositores se vienen refiriendo desde el 2005. Ahora parece a las puertas.

Las provincias lideradas por Santa Cruz de la Sierra, la media luna que aloja una población próspera, derechista y desafecta de lo altiplánico, temprano anunciaron su rechazo a que Evo Morales amplíe la cuota de poder presidencial que recibió. Morales ha considerado en todo momento el intento de frenarlo como una conspiración.

Los actos de ambas partes se vienen escalando. El sabotaje del gasoducto a Brasil y las tomas de oficinas del gobierno central en la media luna se empiezan a parecer más a las denuncias-pronóstico de Morales sobre un golpe civil en marcha contra su gobierno. Los datos que esgrime el presidente apuntan a un estallido en diciembre.

Por su parte Morales también ha venido avanzando su ficha. La expulsión del embajador estadounidense se ha dado en el contexto de conversaciones para la expulsión de la DEA del Chapare, el epicentro cocalero de Bolivia. Implícitamente Bolivia acusa a los EEUU de estar promoviendo y sosteniendo la escalada de estos días.

La respuesta de las masas moralistas al sabotaje del gasoducto a Brasil es ahora el bloqueo de las rutas por las que transitan las exportaciones de la media luna. En consecuencia se estaría perfilando la posibilidad de una primera fase del conflicto como de estrangulamiento de los recursos del enemigo.

La insistencia del gobierno en que ya está en marcha un golpe de estado "atípico" lleva a preguntarse de inmediato sobre el papel de los militares en el conflicto. Hasta el momento se han declarado partidarios de la unidad frente a los intentos autonomistas de la media luna. Sin embargo cada vez más la pugna parece por el poder en todo el país.

En Santa Cruz de la Sierra los manifestantes ya están chocando con policías y militares, pero estos no parecen haber recibido órdenes de chocar en serio con la población. Algo que, según Morales, los agitadores estarían buscando para que la sangre llegue al río. Muertos en las calles sería un argumento para el derrocamiento de Morales.

La pregunta ahora es si se han agotado ya los caminos electorales para la solución de conflictos en Bolivia. Morales quiere un referendo constitucional para dentro de muy poco, y hay una elección parlamentaria en el segundo trimestre del 2009. En las actuales condiciones ninguno de los dos ejercicios parece tener mucho sentido.

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