20 de octubre de 2014

Saben que sabemos que el rey está desnudo

ARCHI_38572Y no les importa, es más, se regocijan paseando al rey en pelotas a la vista de todos.
Lo sabemos y lo saben. Los timados por las preferentes, aquellos que han perdido los ahorros de toda su vida, al parecer, según dicen, conocían al detalle los riesgos de este producto financiero complejo. Sin embargo, los consejeros de Caja Madrid, la élite que tiene conocimientos de economía sobrados como para que confiemos en ellos la gestión de la caja, al parecer, según las mismas fuentes, no conocían al detalle que unas tarjetas "para gastos de representación" con las que pueden comprar lo que quieran, sin control, son sospechosillas. Dice un amigo que habría que haber puesto a estos sabios jubilados a dirigir CajaMadrid en lugar de a estos autoreconocidos ignorantes de élite.
Lo sabemos y lo saben. Siguiendo con las tarjetas "opacas", la fiscalía no tiene claro que sea delito el poseer y usar estas tarjetas para gastos que no son de representación. A pesar de que son los consejeros de la entidad, la fiscalía no les termina de encontrar responsables. Sin embargo, en 2007 una madre de dos hijos, sin dinero para nada, se encontró una tarjeta y decidió usarla para comprar comida y pañales por 195€. La pillaron, la juzgaron, devolvió el dinero, la dueña de la tarjeta le perdonó... pero cuatro años más tarde, cuando ya era madre de tres hijos, la justicia sí la encontró responsable del uso de una tarjeta que, a ella también, la providencia le había regalado. Fue condenada a dos años de cárcel, que eludió gracias al clamor de la sociedad. La misma sociedad que ahora clama contra Blesa, Rato y sus compinches.
Lo sabemos y lo saben. Esta semana hemos conocido las peticiones de pena por la Fiscalía para 14 de los detenidos en la manifestación que dio origen al 15M. En total piden 74 años de cárcel para ellos, 10 se enfrentan a peticiones de más de 6 años por desórdenes públicos, daños, resistencia, faltas, lesiones y atentado a agente de la autoridad. La nueva ley de seguridad ciudadana lo tipifica como perturbación de la seguridad ciudadana en actos públicos, espectáculos deportivos o culturales, solemnidades y oficios religiosos u otras reuniones numerosas. También esta semana hemos conocido las peticiones de pena por el Fiscal de Madrid para los 15 acusados por la terrible y tristísima tragedia del Madrid Arena. En total se piden 46 años de cárcel, siendo el máximo para el organizador del evento: 4 años. No sé si estos dos hechos son comparables, pero el horroroso resultado de cinco jóvenes fallecidas evidencia que en el Madrid Arena la perturbación de la seguridad ciudadana fue mucho más grave... No lo entiende así el Ministerio Fiscal.
Estos son asuntos relacionados con la justicia, pero encontramos evidencias similares (y más dolorosas) si hablamos de derechos sociales, de economía, de igualdad de oportunidades, de pobreza, de infancia, de inmigración, del trabajo... si hablamos de Justicia, con mayúsculas.
El rey está desnudo y no lo esconden, lo exhiben con una desvergüenza pasmosa, como ha hecho estos días Arturo Fernández, beneficiario de una tarjeta opaca y presidente de los empresarios madrileños, al presentarse como víctima al igual que los preferentistas. ¿Se puede tener más descaro?
Parece parte de la estrategia de intimidación. Como si supieran que al evidenciar con tanta crudeza las injusticias de las mal llamadas democracias capitalistas (por lo contradictorio de ambos términos), modeladas para servir a los intereses del poder económico, al que ya no le interesa siquiera simular un estado del bienestar para los ciudadanos... Me voy por las ramas, decía que como si supieran que de esta manera, exhibiendo al rey desnudo, produjeran por igual desánimo y miedo en sus siervos.
¿Y qué esperan? ¿Que la gente aguante estoicamente el duro malvivir en precario que le están diseñando poco a poco, como una gota malaya china? ¿Creen que aguantaremos esto indefinidamente? Y lo malo es que gritar "¡el rey está desnudo!" no servirá de nada... pues saben que lo sabemos. Pero algo habrá que hacer...

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