15 de agosto de 2009

De la mano

No somos mucho: un hombre y una niña
en la húmeda noche de verano.
Nadie nos mira, nadie nos conoce.
Y vamos de la mano entre las sombras,
sin prisa, mientras muge el mar inquieto.
Cantan los grillos. Tiemblan las luciérnagas.
La tierra recompone sus pedazos.

Incontables estrellas nos vigilan
con ojos ciegos, brillantes de asombro
mientras giran y pasan y se extinguen.
Nada es, si nada dura. Y caminamos
sin saber hacia dónde, ni si existe
el camino de vuelta, o si hay camino.
Pero sé que tu mano está en la mía,
y que todo irá bien si no la sueltas.

Eduardo Jordá. “Tres fresnos”, Ed. Península, Barcelona, 2003

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