28 de junio de 2009

MEDITACION DE MANOLO SACO (PUBLICO)

Otra meditación para hoy (enviada al periódico varias horas antes del cierre de los colegios electorales): En su último día de campaña, Mariano Rajoy se mofó de la ceremonia de “bautismo civil” del hijo de la actriz Cayetana Guillén Cuervo. Lo tildó de “ridículo coloxal”, el adjetivo colosal favorito del líder del PP. Lo dijo en un mitin, y toda la concurrencia le rió la gracia hasta el delirio. Gente toda ella posiblemente bautizada según el rito de la secta judaica conocida como cristianismo, a la que le parece ridículo que a un niño se le lean sus derechos cuando llega al mundo, pero que cree estar con sus facultades mentales intactas cuando se reúne para derramar agua sobre la cabecita de sus hijos con la pretensión de lavarles así un supuesto pecado original que, según ellos, traen de serie los recién nacidos. Son capaces de hacer un festorro para bautizar su nuevo yate de treinta metros de eslora, pero les parece ridículo dar la bienvenida a un niño a un país democrático, con la lectura de algunos de los artículos recogidos en la Convención Internacional de los Derechos de la Infancia, para que los padres tomen conciencia de la obligación de hacer felices a sus hijos. Se ríen del acto simbólico, porque la derecha meapilas preferiría que el registro de bautismo religioso (la base de datos con la que luego cobran del Estado, de todos nosotros) siguiese teniendo preeminencia sobre el civil, y dejan alegremente que los curas católicos toquen con sus manazas a sus hijitos, sin antes indagar sobre su pedigrí pederasta.Unos pretenden otorgar carta de ciudadanía a sus hijos, y otros prefieren creer que mediante un chorro de agua y unas palabras mágicas han reservado para sus niños una entrada para el Paraíso. Y sin embargo son estos últimos los que se mondan de risa.

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