13 de octubre de 2011

Frustración

Recibo con estupor la noticia de que una aplicación de Google que servía para detectar si tu hijo era homosexual, no sólo se ha retirado de la circulación, sino que, además, resultó ser un montaje de un escritor para promocionar su novela.


Una pena, porque la detección precoz de la homosexualidad favorece la eficacia de la terapia para reconducir al sujeto por la vía recta, la de la sexualidad verdadera, que no es otra que la que marca el Vaticano a los fieles: relación conyugal con fin exclusivamente procreativo, en la postura del misionero y sin fantasías.


Se ha avanzado mucho en el campo de la terapia homosexual. Tuve la ocasión de escuchar una entrevista emitida en la cadena COPE a un psicólogo que afirmaba que su técnica curaba la homosexualidad, prácticamente, en todos los casos.


Yo me pregunto si la emisión pretendía luchar contra la lacra sodomita, o banalizar su riesgo, ya que la práctica de hábitos contra natura no tiene retorno y confiere carácter, como el crimen, o el hurto, al que la acomete, y estas medidas presuntamente reparadoras pueden incitar a la cata sin recato, consiguiendo un fin propagandístico ajeno a su intención primigenia, del mismo modo que la recomendación de medidas profilácticas en la práctica del sexo, al reducir el riesgo de contagio, fomenta la promiscuidad.


Urge por tanto un test de detección, habida cuenta de que, como denunció Intereconomía, Zapatero tiene un plan para hacer el aborto “obligatorio”, lo que sumado a la homosexualidad global podría acabar con la especie humana.


(Gran Wyoming. Público)

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