15 de febrero de 2012

En marcha la locura de una nueva guerra





Nuestros tiempostienen que forzar las condiciones que hagan realidad las palabras de la Carta de las Naciones Unidas: “Nosotros los pueblos hemos resuelto evitar a lasgeneraciones el horror de la guerra”. Pero no son los pueblos sino unas élites descabelladas las que, una vez más, pretenden imponer a la humanidad el desquiciamiento de unanueva guerra.

Nosotros seguimos el curso cotidiano de nuestra vida, lo sigue la sociedad, pero a nuestras espaldas y con resuelta determinación Estados Unidos e Israel aceleranlos preparativos de la guerra contra Irán.

Estados Unidos, que tiene más de 60 bases militares e instalaciones en la zona de Oriente Medio con un Comando Central en Qátar,ya ha enviado a Israel más de 8.000 pilotos y técnicos aéreos del ejército estadounidense. A los países vecinos de Irán cerca del Estrecho de Ormuz ha
enviado reservistas de la Fuerza
Aérea, aviones, 110 aviadores, más de 15.000 marines y en Kuwait se han
replegado una buena parte de las tropas sacadas de Irak.

Al mismo tiempo, en
colaboración con los servicios secretos de la Mossad, viene financiando a grupos terroristas dentro de Irán y a ellos
se les atribuye el asesinato en los dos
últimos años de los cinco científicos iraníes. Cosa que varios senadores
estadounidenses han celebrado como una cosa maravillosa, pues puede, entre
otras cosas, servir para poder apropiarse de los recursos energéticos del país.

Estados Unidos
sigue reforzando el Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudita, Qátar, Bahrein, Kuwait,
Omán, Los Emiratos Arabes Unidos) con
armas y con un sistema de escudos antimisiles. En el 2004, Israel invadió Líbano y
en el 2008-2009 hizo la agresión a Gaza. Desde entonces, Estados Unidos
ha incrementado el suministro de armas a Israel.

La
quinta flota de Estados Unidos en el
Golfo Pérsico se ha reforzado aumentando el número de portaaviones, varios de
ellos nucleares. En noviembre de 2011 han probado un nuevo misil hipersónico de
“Ataque Global Inmediato”, lanzado a una velocidad de 6 mil km. hora, que puede
alcanzar cualquier parte del mundo. La Fuerza aérea dispone de una nueva
bomba llamada “Penetrador Masivo de
Artillería”, armada con una cabeza de uranio, capaz de penetrar 60 metros de
hormigón (38 m. de roca dura). Tiene el
poder destructivo de una pequeña bomba nuclear. El Pentágono ha pagado $ 330 millones para poder producir 20 de
estas bombas.

En
el presente, el Pentágono pone énfasis
en una guerra robotizada con aviones no tripulados, con el uso de
mini-drones MALDI (dirigidos a interferir los radares enemigos), con la
guerra espacial e informática y la expansión de bases de operaciones especiales
por todo el mundo.

Después de haberse
reunido en diciembre pasado altos mandos de Estados Unidos e Israel, han comenzado
a realizar maniobras militares conjuntas
de defensa, guiadas por radar y computadora como nunca antes se han realizado.
Israel está haciendo simulacros sorpresa para comprobar la disponibilidad de su
ejército y asegurar la continuidad de
Gobierno, en el caso de una evacuación y
reubicación del mismo. Miembros del Gobierno de Israel han pedido un bloqueo
masivo de Irán por mar y aire. Ehud Barak ha dicho: “Estamos listos para atacar
ahora”. No es de extrañar, por tanto,
que Rusia haya programado maniobras militares en la zona en
previsión de un ataque militar de
Estados Unidos e Israel a Irán.

Lo dicho hace
entender que el gasto de defensa de
Estados Unidos, que llega a un 50 % del gasto
militar mundial, se haya doblado en el último decenio, alcanzando la
cifra de $ 553.000.000.000.

Los datos aducidos
son preocupantes, en el sentido de que el poder de minorías nacionales
desalmadas contradicen y se imponen al sentir mayoritario de la sociedad.

Todas las guerras
son demenciales, pero lo son mucho más las guerras de nuestros días. Sin
embargo, con su poder mediático ingente, logran ocultar esa demencia y
presentarla como necesidad imperiosa
frente a otros males mayores que
sobrevendrían sin la guerra. Y así comienzan a marearnos con su hipócrita
retórica. Lo sabemos y lo hemos experimentado hasta la saciedad en las guerras
de Irak y Afganistán. Pero, han logrado paralizar nuestra acción y conducir
arrogantemente lo que esperaban iba a ser un
triunfo. Hoy, se retiran con la amargura del fracaso. Pero retornan sin
aprender, condenados a proseguir el
fatal recorrido de sus intereses imperialistas, aunque cueste millones de
vidas y laceren hasta la médula al resto
de la humanidad.

El clamor creciente contra la guerra brota del corazón de los pueblos. Nos
habíamos hecho a la idea de no reincidir nunca más en semejante locura. Nadie,
dentro de la política occidental, pide que países como Estados Unidos, Francia,
Inglaterra, India, Rusia, Israel , etc. que poseen armas nucleares, se desarmen
y se sometan a los dictados del Consejo de Seguridad.

En este punto, se
hace patente la contradicción más obscena: prohibir a unas naciones lo que a otras
se permite, por la sola razón de que sólo así se puede conseguir con la fuerza
lo que no es posible con el Derecho. ¿Por qué Irán no y otras naciones sí?
¿Quién se imagina que Estados Unidos se
desarme y destruya su arsenal atómico si otras naciones se lo piden y que, de
no hacerlo, le serán enviados inspectores internacionales y se le constreñirá a
hacerlo con la guerra?


La desigualdad es
la piedra angular de toda la historia
colonizadora e imperialista y la clave
que sustenta la ventaja y superioridad
de unas naciones sobre otras. Hay, de parte de quienes más dicen defender la
justicia y el Derecho Internacional, una transgresión palmaria de los mismos.
Basta con leer los dos primeros artículos
de la Carta de las Naciones unidas:

“Los propósitos de las Naciones Unidas son:

1. Mantener la
paz y seguridad internacionales, y con
tal fin: tomar medidas colectivas para prevenir y eliminar amenazas a la paz y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr
por medios pacíficos, y de
conformidad con los principios de la
justicia y del derecho internacional , el
ajuste o arreglo de controversias o
situaciones internacionales susceptibles
de conducir al quebrantamiento de la
paz.

2. Fomentar
entre las naciones relaciones de
amistad basadas en el respeto al principio de igualdad de derechos y de la libre
determinación de los pueblos , y
tomar medidas adecuadas para fortalecer la paz universal” (Capítulo I, Artículo 1) .

“Para la
realización de estos propósitos la Organización y sus miembros procederán de acuerdo con los siguientes principios: 1. La Organización
está basada en el principio de la igualdad soberana de todos sus miembros” (Capítulo I, artículo 2).

La praxis histórica
de determinadas políticas nos lleva a concluir que, en realidad de verdad, esa
igualdad soberana es humo de pajas. ¿Por
qué unas naciones pueden tener armas de
destrucción masiva y otras no?

Quiero aplicar al
momento presente, lo mismo que cuando la
guerra de Irak escribió Eduardo Galeano: “El presidente del planeta anuncia su
próximo crimen en nombre de Dios y de la democracia. Así calumnia a Dios. Y
calumnia, también, a la democracia, que a duras penas ha sobrevivido en el
mundo a pesar de las dictaduras que
Estados Unidos vienen sembrando en todas partes desde hace más de un
siglo”.

Estoy convencido
que una guerra como la que se está anunciando es del todo injustificable y
representará la muerte de grandes
valores para una convivencia
internacional justa, libre y pacífica.

(Benjamín Forcano)


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