14 de julio de 2010

Fútbol y política

Manuel Rico nos dice esto en Público:
"Los mismos predicadores mediáticos que utilizan los éxitos deportivos para comunicar la buena nueva de su nacionalismo de botijo reclaman que se tome ejemplo de “la unidad y cohesión” ofrecida por la selección de fútbol en Suráfrica. Excelente consejo. Eso sí, con un destinatario confundido, ya que es el nacionalismo español quien debe sacar las lecciones oportunas.

Una lección que, con un poco de voluntad, puede asimilar incluso la inteligencia menos despierta. Es la siguiente: cuando todos tienen idénticos derechos y son tratados igual, es posible crear grupos unidos que compartan objetivos. Resulta que Xavi, Pujol o Piqué entrenan en el mismo campo, comen las mismas viandas y reciben los mismos cuidados que Navas, Mata o Silva. Obviamente, si en la selección llegan a considerar a los jugadores catalanes o vascos como futbolistas de segunda, no habría ni espíritu de equipo ni unidad ni cohesión.

Pues lo mismo ocurre con la política. Cuando un Tribunal Constitucional asegura que los catalanes son una especie de un género superior que es el español, dictamina que en un territorio donde hay dos lenguas oficiales sólo existe el deber de conocer una de ellas o niega el hecho de que Catalunya tiene la voluntad de ser una nación desde el siglo XVII, pues resulta evidente que está dinamitando cualquier intento de convivencia o proyecto común.

¿Lecciones del éxito de la selección? Sí, por supuesto: que una España plural es posible siempre que el nacionalismo de botijo deje de agredir a quienes hablan o sienten de forma diferente".

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