27 de marzo de 2012

Andalucía resiste

Las pasadas elecciones andaluzas nos dejan varias conclusiones:

Algunas sobre el cómo ha podido producirse ese resultado (desde los que opinan que el triunfalismo del PP dejó a muchos de sus votantes en la playa -si ya vamos a ganar, ¿para qué molestarme en votar?- hasta los partidarios de interpretar que los más puristas del idealismo radical, indignados y socialistas cabreados con los ERES, salieron de la gruta para votar la única forma de detener el inexorable avance de la apisonadora neoliberal).

Otras sobre la reacción emocional de los electores frustrados de derechas (desde el que te escribe un mail con una sarta de insultos llamando "subnormales e idiotas" a los que han votado al PSOE y a IU, hasta el estudiante de la Facultad de Medicina, que ha puesto en un tablón de la misma el siguiente comentario:

"Está claro que, aunque suene eugenésico, hay gente que no sabe lo que vota, que sigue anclada en el pasado, en miedos baratos y demagogos. Y sí, es verdad que el cambio propuesto por Arenas parece no ser necesario. Quizás los andaluces nos conformamos con tener "nuestras cuatro tonterías", aquí la gente es feliz con dos cervezas, un cubata y poder poner pecho de pavo").

Ambos tipos de reacciones (el del exabrupto agresivo, violento e insultante) y el del despotismo ilustrado, que desprecia la opinión del pueblo cuando éste no vota lo que yo quiero, no hacen sino mostrarme el "talante democrático" de la derecha: hace tres meses, Rajoy ganó las generales, y algunos más, Zoido las municipales sevillanas (en ningún caso leí en ningún sitio que "este país de mierda -o ciudad- está lleno/a de fachas, fascistas, franquistas reaccionarios de mierda y estúpidos que creen que los capitalistas neoliberales van a salvar a los trabajadores y no se corrompen, etc, etc"). En fin, son diferentes tipos de talante, sin duda.

Pero el que más me interesa es el tercer tipo de conclusiones: las del significado del resultado final:

El pueblo, aunque parezca tonto (por bailar sevillanas y gustarle las cervecitas y los cubatas)no es tan rematadamente idiota como para no saber interpretar el retraso de Rajoy en sacar los presupuestos generales del Estado; como para no recordar cuando en el PP criticaban la reforma laboral de ZP (hace poquísimo) para hacer otra aún más salvaje; como para no conocer a varios a los que sus jefes empresarios ya habían echado a la "puta calle" gracias a la reforma de Rajoy; como para no darse cuenta de que, tras la aprobación de la reforma laboral del PP, en la rueda de prensa de los representantes de la CEOE, éstos aguantaban la risa y se decían uno a otro: "ponte serio"; como para no saber que la corrupción está instalada en todos los espacios del arco parlamentario; como para no caer en la cuenta de lo pco que iban a tardar los retrocesos poíticos y sociales en tantísmos logros obtenidos por la sociedad; y una larguísimo etc.

Pues sí: los andaluces somos tan idiotas que somos de izquierdas (pues es lo mismo, ¿no?). Y, de momento, parece que seguimos siendo uno de los poquísimos bastiones de resistencia en Europa. ¡¡¡Uff, menos mal!!!

PD: No tengo ni idea de qué puede significar "poner pecho de pavo".

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