19 de diciembre de 2011

Carta de un funcionario

Ya la publicamos en su día, pero hoy día cobra mucha más actualidad aún:

“Resulta que en la década prodigiosa del pelotazo, cuando media España se lo llevaba caliente a casa, cuando un encofrador sin estudios se embolsaba tres mil euros, cuando hasta el último garrulo montaba una constructora y en connivencia con un par de concejales se forraba sin cuento, cuando un gañán que no sabía levantar tres ladrillos a derechas se paseaba en Audi, los funcionarios aguantaban y penaban. Nadie se acordaba de ellos. Eran los parias, los que hacían números para cuadrar su hipoteca, hacer la compra en el Carrefour y llegar a fin de mes, porque un nutrido grupo de compatriotas se estaba haciendo de oro inflando el globo de la economía hasta llegar a lo que ahora hemos llegado.


Y ahora que el asunto explota y se viene abajo, la culpa del desmadre es de los funcionarios. Los alcaldes, diputados y senadores que gobiernan la cosa pública a cambio de una buena morterada no son responsables de nada y nos apuntan directamente a nosotros: somos demasiados, hay que ultracongelarnos, somos poco productivos. Los responsables bancarios que prestaron dinero a quienes sabían que no podrían devolverlo tampoco se dan por aludidos. Todos los intermediarios inmobiliarios, especuladores, amigos de alcalde y compañeros de partida de casino del diputado provincial no tenían noticia del asunto. Nosotros sí. Como diría José Mota: Ellos? No. Nosotros? Si. Siendo así que ellos? No. Por tanto, nosotros? Si.


La culpa, según estos preclaros adalides de la estupidez, es del juez, abogado del estado, inspector de hacienda, administrador civil del estado que, en lugar de dedicarse a la especulación inmobiliaria a toca teja, ha estado cinco o seis años recluido en su habitación, pálido como un vampiro, con menos vida social que una rata de laboratorio y tanto sexo como un chotacabras, para preparar unas oposiciones monstruosas y de resultado siempre incierto, precedidas, como no podía ser de otra forma, de otros cinco arduos años de carrera. Del profesor que ha sorteado destinos en pueblos que no aparecen en el mapa para meter en vereda a benjamines que hacen lo que les sale de los genitales porque sus progenitores han abdicado de sus responsabilidades. Del auxiliar administrativo del Estado natural de Écija y destinado en Barcelona que con un sueldo de 1000 euros paga un alquiler mensual de 700 y soporta estoicamente que un taxista que gana 3000 le diga joder, que suerte, funcionario.

La culpa es nuestra. A poco que nos descuidemos nosotros los funcionarios seremos el chivo expiatorio de toda una caterva de inútiles, vividores, mangantes, políticos semianalfabetos, altos cargos de nombramiento digital, truhanes, pícaros, periodistas ganapanes y economistas de a verlas venir que sabían perfectamente que el asunto tarde o temprano tenía que petar, pero que aprovecharon a fondo el momento al grito de mientras dure dura! y que ahora, con esa autoridad que da tener un rostro a prueba de bomba, se pasan al otro lado del río y no sólo tienen recetas para arreglar lo que ellos mismo ayudaron a estropear, sino que, además, han llegado a la conclusión de que los culpables son... tachan...los funcionarios.


Soy funcionario. Y además bastante recalcitrante: tengo cinco títulos distintos. Ganados compitiendo en buena lid contra miles de candidatos. ¿Y saben qué? No me avergüenzo de nada. No debo nada a nadie (sólo a mi familia, maestros y profesores). No tengo que pedir perdón. No me tocó la lotería. No gané el premio gordo en una tómbola. No me expropiaron una finca. No me nombraron alto cargo, director provincial ni vocal asesor por agitar un carnet político que nunca he tenido.


Aprobé frente a tribunales formados por ceñudos señores a los que no conocía de nada. En buena lid: sin concejal proclive, pariente político, mano protectora ni favor de amigo. Después de muchas noches de desvelos, angustias y desvaríos y con la sola e inestimable compañía de mis santos cojones. Como tantos y tantos compañeros anónimos repartidos por toda España a los que ahora algunos mendaces quieren convertir, por arte de birli-birloque, en culpables de la crisis.


Amigos funcionarios, estamos rodeados de gente muy tonta y muy hija de puta.


PD. Si alguien, en cualquier contexto, os reprocha -como es frecuente- vuestra condición de funcionario os propongo el refinado argumento que yo utilizo en estos casos, en memoria del gran Fernando Fernán-Gómez: váyase usted a la mierda, hombre, a la puta mierda”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado funcionario, efectivamente estais "rodeados de gente muy tonta y muy hija de puta" Porque mientras, muchos de vuestros compañeros, se han sacado las oposiciones estudiando en su propio puesto de trabajo, porque otros muchos se estan forrado con "otras profesiones desde su propio puesto de trabajo", porque otros muchos no aparecen por su puesto de trabajo y siguen cobrando sus "mierdas de sueldos", porque muchos otros se pasean haciendo gesiones particulares y siguen cobrando su mierda de sueldo sin que les descuenten las horas, porque mientras muchos otros se dan de baja por insignificancia y siguen cobrando su mierda de sueldo..... y se puede seguir y seguir...... y son vuestros propios compañeros, pero que pasa? NADA DE NADA. NADIE LES CONTROLA, NADIE LES DICE DEBES HORAS, NADIE LES DICE PORQUE NO ESTA HECHO ESTE TRABAJO.... NADIE LES VA A DESPEDIR, MAÑANA SERA OTRO DIA MAS.
Se de lo que hablo porque vivo entre "funcionarios", y verguenza me da tener que contar todo esto.
Y te hablo de los currito "de a pie", no quiero ni pensar las altas Jerarquias.
He tenido que pasar por examenes, seleciones de empleo, como mucho de vosotros, y currar muchas horas y horas para conseguir lo que tengo y ahora mismo, me conformo con cobrar mes a mes, que lo veo cada día mas dificil, vosotros solo teneis que ajustaros el cinturon, la jubilacion la teneis asegurada.
Currantes claro que los hay y muy buenos, pero cuantos?
Efectivamente estais rodeados y la culpa de vuestra fama os la habeis creado vosotros mismos.
Un saludo.

Zorba, el amigo de Osho dijo...

A Anónimo:

Claro que hay funcionarios que no hacen casi nada (o cuyos trabajos son inútiles, y sus nombramientos, dedocráticos). ¡¡¡ A la calle !!!
¿Y políticos no? ¿O grandes accionistas, ricos, riquísimos, que viven del dinero de papá, mientras la clase trabajadora trabaja para hacerles a ellos aún más ricos?

Ahora bien: ¿de dónde te sacas que no se vigila, evalúa e ,incluso, despide a los funcionarios? Eso es sencillamente falso.

Lo que la carta refleja (y lamento que no estés de acuerdo) es que han sido los grandes capitalistas los que han generado la crisis (por y para obtener más beneficios ellos) y ahora, cuando el resto padecemos las consecuencias de esa crisis de la que ellos son LOS CULPABLES, mientras ellos siguen obteniendo más beneficios (EN PLENA CRISIS), el Estado les premia y castiga a los trabajadores públicos, con recortes salariales y despidos.

Eso es eminentemente injusto, y propio del neoliberalismo salvaje que padecemos.

Luego, yo estoy contigo en que el trabajo improductivo hay que eliminarlo. Pero no te admito que los malos de la película sean los funcionarios y trabajadores públicos. Eso es, sencillamente, una farsa y una manipulación, propia de la misma perversión del sistema.
Por lo demás, quien quiera tener "tantísimo privilegios como, según tú, tienen los funcionarios", ya sabe lo que tiene que hacer: ESTUDIARSE UNAS OPOSICIONES DURANTE UNOS CUANTOS AÑOS, RENUNCIANDO A TODO LO DEMÁS, TRABAJANDO EN DISTINTAS ZONAS DE LA ANCHA GEOGRAFÍA (DEJANDO CASA, PAREJA, HIJOS...) Y CAMBIANDO DE DESTINO CONSTANTEMENTE HASTA APROBAR DICHA OPOSICIÓN (Y eso quien haya tenido la suerte de obtener una interinidad).
Pues ya sabes: invitado estás a esa lucha. Y si te atreves con ella, y consigues finalmente tu plaza(tras muchos años -muchísimos, la mayoría de las veces-), ven y dinos después que tú eres el culpable de la crisis y, por ende, el que debe pagarla.

Rebelion

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