20 de diciembre de 2011

De la competencia a la eliminación del competidor

Al enterarme de que La sexta era absorbida por Antena 3 me ha venido a la memoria un texto del recordado Luis de Sebastián: Capitalismo y democracia en el siglo XXI (pueden descargarlo aquí). Les dejo un fragmento del texto:
Si esto es así, en la medida en que las empresas de un determinado sector se van fusionando, en esa medida se va restringiendo el ámbito del mercado en ese sector y va avanzando el ámbito de la planificación central. Cuando hay varias empresas compitiendo dentro de un sector, no sólo compiten para ganar nichos de mercado y la lealtad de los consumidores, también tienen que competir entre ellas para conseguir los recursos genéricos y específicos que requiere su tipo especial de actividad. Entre las empresas de un sector se da una serie de transacciones en ejecutivos, técnicos y obreros, materias primas, partes y componentes, servicios de todo tipo, cuyos precios y cantidades se determinan por las leyes de oferta y demanda. Si esas empresas se fusionan, las  transacciones que se sigan haciendo entre ellas se sustraen a la leyes del mercado y se someten a la autoridad central, a las estrategias y planes que esta tenga.

En el sector de los aviones comerciales de más de cien plazas hace 25 años había siete empresas que fabricaba aviones de este tamaño. Con el retiro, por lo menos temporal de la empresa rusa, y la fusión de Boeing con la McDonnell-Douglass, solo quedan en el mercado ésta y Airbus, un perfecto duopolio que fácilmente, con colusión o sin ella, pueden llevar a cabo una estrategia que perjudique a las compañías aéreas, que son sus principales clientes, y a todos los pasajeros del mundo. Si algún día llegaran a fusionarse Boeing y Airbus, tendríamos el sector de la aviación comercial dominado por una sola gran empresa y convertido en un sector de planificación central, no muy diferente, en cuanto al proceso de asignación de recursos, al sector de la aviación comercial de la Unión Soviética. Es verdad que en ningún sector de la economía del mundo se da una situación en que una sola empresa domine y cubra todo el sector, pero el proceso se va acercando a esa situación. Y de continuar al ritmo actual pronto nos podríamos encontrar con sectores enteros sometidos a la planificación central.


Naturalmente estamos tratando todo el tiempo de una planificación central de naturaleza privada. La planificación no la hace el estado, aunque tampoco los propietarios, es decir los accionistas, sino los gestores contratados –o confirmados– por éstos para llevar adelante la empresa. Es además una planificación, cuyo éxito o fracaso, a diferencia de la planificación socialista tradicional, puede ser decidido en gran parte por el veredicto de los consumidores o clientes de la empresa. Pero también es verdad que la demanda y la satisfacción de los consumidores puede ser “endogeneizada”, es decir, puede ser manejable y dependiente de las estrategias de las empresas. En todo caso los dos modelos, el soviético y el capitalismo moderno, se diferencian por el grado de libertad de que disfrutan los consumidores, y por la independencia de las autoridades empresariales de las autoridades políticas. Incluso podemos hablar de una inversión de la relación.
En fin, al releer el cuadernillo no sé si decir que está de actualidad, pues la realidad actual es otra (peor) a la del año 2000. Pero merece la pena leerlo y reflexionar.

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