Leo en la histórica y siempre entrañable revista catalana El Ciervo la noticia de que el próximo curso los estudiantes franceses y alemanes podrán recurrir al mismo manual de historia para conocer Europa y el mundo desde 1945. El proyecto surgió de una proposición del parlamento franco-alemán de jóvenes y se ha materializado gracias al concurso de dos editoriales privadas, una de cada país.
Como es algo compartido que "dado que las guerras se inician en las mentes de las personas, es en sus mentes donde deben construirse las defensas de la paz" desde hace tiempo se venía propugnando por muchas voces que había que abordar las visiones de la historia (estrechamente nacionalistas y localistas) de la mayoría de países (y aquí en España habría que añadir de las nacionalidades y regiones) que en nada contribuyen a una visión cosmopolita e universalista de la realidad histórica y de la de nuestro presente.
Cuando en este mundo de retos globalizados el sentido de pertenencia europeo y mundial es aún extremadamente débil (entre los jóvenes españoles, del 11 y el 15% respectivamente, según la reciente encuesta de l Fundación Santa María, frente al 63% de apego a su localidad), bienvenida sean iniciativas como esta.
Doblemente además porque ha sido fruto de una juventud europea que no puede ser reducida a la desesperada quema de coches o al macrobotellón. Curiosamente comentan quienes lo han elaborado que lo más difícil no ha sido la forma de abordar los conflictos recientes sino la manera de exponer los datos: retórica y magistral la gala y con propósito de dinamizar la capacidad argumentativa del alumno, la germana.
Hilferding
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