No deja de llamar la atención la "sonora ausencia" de los Obispos en la pasada manifestación contra el terrorismo, del pasado sábado 13 en Madrid. Bueno, es una forma de expresarlo: en realidad, no nos extraña en absoluto.
La actitud de la Conferencia Episcopal Española en los últimos acontecimientos políticos (y en su descarada alineación junto a la derecha más extrema) es ya realmente escandalosa.
En menos de dos años ya han participado en dos manifestaciones publicas contra el Gobierno (una contra los homosexuales -a los que no quieren permitir casarse-, y otra contra la asignatura "Educación para la Ciudadanía", porque no quieren soltar la tribuna de la escuela pública para hacer sus catequesis, a cargo de los contribuyentes, sean o no creyentes).
También han hecho otras muchas manifestaciones orales y escritas, al respecto de asuntos políticos, coincidiendo absolutamente siempre con las posiciones del PP.
Queremos señalar dos cuestiones: una, que no comprendemos cómo una institución, al fin y al cabo, religiosa y dependiente de un credo, pretenda inmiscuirse en las resoluciones parlamentarias propias de un Estado democrático de derecho y laico (aún siguen con vetustas nostalgias de un poder pasado); y dos, que a la Conferencia Episcopal le interesa más ir de la mano con la derecha del PP (y, por tanto, contra el PSOE), que manifestarse en contra de ETA. Los Obispos sólo salen a denunciar a ETA si los convoca el PP o la ultraderechista AVT.
Esto, viniendo que gente que, supuestamente, dice inspirarse en Cristo, es sencillamente aberrante.
Ah, se me olvidaba. Ésta no ha sido la única vez que a los Obispos se les ha olvidado acompañar al pueblo en sus justas reivindicaciones ciudadanas: también se les olvidó salir CONTRA LA GUERRA DE IRAK, porque hubiese sido denunciar al PP. Y, claro, ¿cómo vamos a denunciar a los socios y amigos?
Es más importante, en nombre de Dios, salir a la calle contra el Gobierno elegido democráticamente (sea o no de mi cuerda) para pedir clases de religión en la escuela pública (pagadas por todos), en las que enseñar a los chavales que los homosexuales que cohabitan en pareja "son unos enfermos y viven en pecado mortal" y que usar preservativo es , también, otro pecado mortal.
La actitud de la Conferencia Episcopal Española en los últimos acontecimientos políticos (y en su descarada alineación junto a la derecha más extrema) es ya realmente escandalosa.
En menos de dos años ya han participado en dos manifestaciones publicas contra el Gobierno (una contra los homosexuales -a los que no quieren permitir casarse-, y otra contra la asignatura "Educación para la Ciudadanía", porque no quieren soltar la tribuna de la escuela pública para hacer sus catequesis, a cargo de los contribuyentes, sean o no creyentes).
También han hecho otras muchas manifestaciones orales y escritas, al respecto de asuntos políticos, coincidiendo absolutamente siempre con las posiciones del PP.
Queremos señalar dos cuestiones: una, que no comprendemos cómo una institución, al fin y al cabo, religiosa y dependiente de un credo, pretenda inmiscuirse en las resoluciones parlamentarias propias de un Estado democrático de derecho y laico (aún siguen con vetustas nostalgias de un poder pasado); y dos, que a la Conferencia Episcopal le interesa más ir de la mano con la derecha del PP (y, por tanto, contra el PSOE), que manifestarse en contra de ETA. Los Obispos sólo salen a denunciar a ETA si los convoca el PP o la ultraderechista AVT.
Esto, viniendo que gente que, supuestamente, dice inspirarse en Cristo, es sencillamente aberrante.
Ah, se me olvidaba. Ésta no ha sido la única vez que a los Obispos se les ha olvidado acompañar al pueblo en sus justas reivindicaciones ciudadanas: también se les olvidó salir CONTRA LA GUERRA DE IRAK, porque hubiese sido denunciar al PP. Y, claro, ¿cómo vamos a denunciar a los socios y amigos?
Es más importante, en nombre de Dios, salir a la calle contra el Gobierno elegido democráticamente (sea o no de mi cuerda) para pedir clases de religión en la escuela pública (pagadas por todos), en las que enseñar a los chavales que los homosexuales que cohabitan en pareja "son unos enfermos y viven en pecado mortal" y que usar preservativo es , también, otro pecado mortal.
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