La solidaridad de Esperanza

Siempre hemos sospechado que Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, pretende liderar el frente nacional contra la insolidaridad de Cataluña. Como los extremos se tocan también entre nacionalistas, intuimos que no le disgusta que a menudo se use en el discurso de algunos políticos la palabra "Madrid" en lugar de "España".

Cuando la OPA de Gas Natural decía que Cataluña, siempre insolidaria, pretendía, no sólo controlar Endesa, sino además cambiar su domicilio fiscal para evadir impuestos que son de todos los españoles. No le falta razón en lo de la fiscalidad insolidaria, pues no tiene sentido que una empresa tribute en una región por el negocio que hace en otra. Pero tampoco le falta cara ni poca vergüenza. Primero porque hoy Endesa tiene su domicilio fiscal en Madrid, no en toda España. Segundo porque su comunidad actúa igual que Cataluña, por seguir con el ejemplo de Endesa: nunca se ha quejado Esperanza de que la compañía eléctrica, justo antes de ser privatizada, comprara Sevillana, que sí era privada. De manera que Andalucía perdió el tributo de su empresa más importante. Sin olvidar que así, los amigos de Aznar que se hicieron con Endesa una vez privatizada, se libraron de un fuerte competidor y se hicieron con una gran clientela.

La solidaridad de Esperanza cobra actualidad cuando propone pagar con el dinero de los madrileños los 3000 policías y guardias civiles que le hacen falta a Madrid. Ya decía ella en su campaña electoral que renunciaba a tener una policía autonómica como otras comunidades para colaborar directamente con el ministerio del interior. ¡Qué solidaridad! Así, no tiene una policía propia, sino que controla la del Estado, que es más barato. Siguiendo esta propuesta las comunidades más ricas serán las que controlen la seguridad del estado.

Ya podría proponer que el Presidente del Gobierno no nombre ministros, que ya los pone Madrid. ¡Qué chollo!