22 de mayo de 2007

Preocupación en el FMI

Recientemente el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha mostrado su preocupación por la situación económica de los españoles. Su temor se centra en la subida de los tipos de interés y el alto nivel de endeudamiento hipotecario de las familias españolas.

Contra lo que las personas de buen corazón puedan suponer, lo que preocupa a esta organización, presidida por Rodrigo Rato, no es la posibilidad de que gran parte de españoles puedan perder sus propiedades al serle embargadas por los bancos por impago. Lo que les inquieta es la posibilidad de que los españoles, atosigados por las hipotecas, bajemos nuestro nivel de consumo, con el consiguiente riesgo de deflación.

La economía mundial, y la española en particular, está regida por talibanes del liberalismo, a los que su religión les prohíbe intervenir mínimamente en el mercado. Salvo para aconsejar, más bien imponer, a los estados de los países empobrecidos dejar de invertir en sanidad, educación y otras cosas sin importancia para pagar su deuda externa.

Si Rodrigo Rato, entonces ministro de economía, y Pedro Solbes (entonces comisario europeo) no fueran extremistas neoliberales, hubieran percibido que una mínima intervención en el mercado hipotecario, por ejemplo impedir (o forzar vía Banco de España) a los bancos a no conceder préstamos por debajo del 5%, hubiera evitado casi todos los males que ahora anuncian. La vivienda no hubiera subido tanto y hoy las hipotecas estarían estables.

Ya ven, no estamos hablando de una revolución anarquista en el mercado inmobiliario, sino de una mínima intervención en el hipotecario. Es este talibanismo fanático neoliberal el que hace perder la esperanza a los que piensan que las cosas pueden reformarse para que el reparto de la riqueza sea más justo, frente a los que piensan que hace falta una revolución.

Es extraño recordar ahora aquella intervención de Álvarez Cascos, compañero entonces de Rodrigo Rato en el Consejo de Ministros, cuando ante la subida del precio de la vivienda se felicitaba de lo bien que iba España porque los españoles podíamos pagar esas hipotecas. Ya ve usted, en realidad los españoles no podemos pagarlas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífico artículo. Estoy totalmente de acuerdo con el desenmascaramiento de las perversas intenciones del FMI. Si alguien aún duda de éstas,puede consultar en las hemerotecas los consejos que dicha institución ha venido dando en los últimos treinta años a los países latinoamericanos (entiéndase "Planes de Ajuste Estructural"),siendo paradigmático el caso de Argentina.
Los que hemos visto a los argentinos asaltando hipermercados de Buenos Aires, debido a una subida del ¡¡¡ 90%!!! en el preico del pan y la gasolina, gracias a los "ajustes" del FMI, no tenemos duda.Primero les dimos los primeros bandillerazos con la deuda externa, y después la estocada con las imposiciones del FMI.
Como tampoco tenemos duda de por qué es Rodrigo Rato quien está al frente del mismo.
Y es que, como dice un antiguo refrán, "el tigre nunca se vuelve vegetariano".

Anónimo dijo...

Y la imposicion del Banco de Espana de una provision generica del 2% a las hipotecas que es?
Lo de manipular precios es hiperintervencionista, no puedes decir que no den hipotecas por debajo del 5%.
La culpa la tiene el espanolito de a pie que ha querido comprar una vivienda cueste lo que cueste, un politico en una democracia solo puede mover un poco el sentido de la masa social, no puede imponer medidas drasticas.

Sólo quien ama vuela dijo...

Sin embargo, cuando los intereses hipotecarios empezaron a bajar sí se intervino facilitando a los ciudadanos el cambio de banco. Favoreciendo una guerra por la hipoteca más baja. En favor del ciudadno, decían... Nadie acusó al gobierno de hiperintervencionista.

Por otro lado, los bancos han jugado a dos bandas, se han metido también a promotores y han favorecido la subida de la vivienda, explicándole al futuro hipotecado lo fácil que era pagar su hipoteca. Por no hablar de los tasadores, tasando muy por encima del valor.

Lo que quiero decir con el artículo es que ahora no valen lamentaciones. Si queremos liberalismo, a muerte. Dejemos que el mercado ponga los precios en su sitio. El españolito de a pie no es tan tonto, quizá cuando descubra que le queda más hipoteca por pagar que lo que vale su casa, le dirá al banco: "No te pago la hipoteca, quédate con mi piso y estamos en paz. ¡Ah! Y si lo pones a la venta a lo mejor me interesa".

Son los bancos los que han jugado con fuego, que paguen ellos las consecuencias. A la japonesa

Pero no ocurrirá porque entonces sí se verá necesaria una intervención que, ni mucho menos será hiperintervencionista.

Rebelion

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