5 de mayo de 2009

Mujeres en Uganda

Paquita Reche
Misionera de Nuestra Señora de África

“En Uganda, millones de mujeres y niñas, hombres y niños siguen prisioneros en campos, son víctimas de una guerra sin sentido que ya lleva más de veinte años y pudo haberse evitado. Las mujeres todavía tienen que andar millas y millas para buscar agua y madera para cocinar. Mueren durante el parto, o a causa de paludismo, VIH y otras enfermedades evitables que las aquejan.” Winnie Byanyima.

En pocas palabras Winnie Byanyima nos resume los problemas a los que se enfrentan muchas mujeres ugandesas. Problemas que nacen de la violencia, la injusticia, la pobreza y de condiciones sanitarias precarias. Esas situaciones no son una fatalidad ineludible, son realidades contra las que se puede actuar. Las mujeres lo hacen de un modo o de otro.

Mujeres y niñas víctimas de una guerra sin sentido

No se puede hablar de las mujeres de Uganda, sin hablar de las niñas víctimas de la guerra. Niñas privadas de infancia y de futuro, convertidas en soldados y en esclavas sexuales, por el Ejército de Resistencia del Señor. Este grupo fundamentalista cristiano ha aterrorizado el norte de Uganda durante más de 20 años. Fue fundado por una mujer, Alice Lakwena que se hizo llamar hasta su muerte “profeta de Uganda”. Dirigido durante muchos años por Joseph Kony, ha mantenido en jaque al ejército ugandés, a pesar de las operaciones lanzadas contra él.Tampoco tuvo éxito la emprendida a finales de 2008, junto a tropas congoleñas y sudanesas.

Muchos medios de comunicación se hicieron eco de la noticia del rapto de 131 niñas estudiantes del colegio St Mary de Aboke, en octubre de 1996, por el LRA y de la aventura de Rachele Fassera. La subdirectora del colegio persiguió a los rebeldes y pudo conseguir la liberación de 109. El resto nunca volvió, como no volvieron los miles de niños y niñas secuestrados por Kony, convertidos en soldados y obligados a combatir en las primeras filas. UNICEF calcula que en los últimos 15 años han sido unos 30.000. Las niñas además de ser utilizadas sexualmente por los mandos sufren toda clase de vejaciones. Miles de ellas han visto destrozado su presente y bloqueado su futuro a causa de esta guerra. Además del trauma del secuestro, están marcadas por las consecuencias psíquicas y físicas de las agresiones sexuales: embarazos no deseados, contagio de enfermedades como el sida. También por el estigma social.

Mujeres ante los problemas de salud y de pobreza

No se puede hablar de las mujeres de Uganda, sin hablar de los problemas sanitarios y económicos que las aquejan y de cómo luchan contra ellos.

Uno de los mayores problemas de salud pública que afecta especialmente a las mujeres es el sida, no sólo porque entre ellas se encuentran muchas víctimas de él, sino porque sobre las mujeres recae el cuidado de los huérfanos que ha dejado la enfermedad. Según algunas estadísticas, alcanza el 10% de la población. Se calcula que de cada cuatro familias ugandesas una tiene que hacerse cargo de huérfanos del sida. Para las familias de las zonas rurales más pobres, esto supone una carga difícil de asumir. Programas de Ahorro y Crédito, como los de la organización UWESO, ayudan desde 1996, con pequeños préstamos, a mejorar la economía de las familias pobres.

Actividad económica y crecimiento comunitario

Como en muchos países de África, en Uganda, la actividad económica de las mujeres es muy importante y contribuye al crecimiento comunitario. Aquí como en otros países, las mujeres invierten en salud y educación de sus familias la riqueza que generan. Por esta razón Bradford Morse, que fue Administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, dijo: “Ignorar las actividades económicas de las mujeres es a la vez moralmente indefendible y económicamente absurdo”.

La mayoría de las mujeres trabaja en el sector agrícola, base de la economía ugandesa. Las mujeres producen el 80% de los alimentos, el 60% de las exportaciones tradicionales (café, té, algodón, azúcar y tabaco) y el 80% de las exportaciones agrícolas no tradicionales (maíz, frijoles, cereales, vainilla y flores). Estas exportaciones podrían ofrecer más oportunidades si las mujeres no encontrasen tantos obstáculos para ser competitivas en los mercados mundiales. Entre otros obstáculos, el estudio de Snyder señala las responsabilidades familiares, la carga de trabajo y el carácter discriminatorio del régimen de propiedad de la tierra y la dificultad para obtener créditos.

La propiedad de la tierra es uno de los grandes problemas con el que se encuentran las ugandesas. Sólo el 7% de de ellas cultivan su propia tierra, por eso reclaman la modificación de la legislación, ya que la obtención de créditos para modernizar la agricultura pasa por el acceso a la propiedad de la tierra.

Creación de pequeñas y medianas empresas

Al reducirse la oferta de empleo en el sector público, las mujeres ugandesas han buscado fuentes de ingresos en actividades privadas independientes. Muchas han creado pequeñas y medianas empresas. Según el estudio de Margaret Snyder sobre el perfil de las empresarias de Uganda, la mayoría de ellas trabajan en la economía informal urbana. Las encontramos como granjeras, artesanas, fabricantes y proveedoras de servicios. El sector textil y fabricación de ropa, actividad en la que no pocas mujeres trabajan, está amenazada por los productos importados especialmente los de segunda mano. Algunas mujeres empresarias, como Ida Wanendeya, se han especializado en la producción y venta de “kikoi”, tejido multiuso, que exporta hasta Ghana.
Se puede decir que las mujeres de Uganda están muy presentes en distintos sectores del mercado nacional: educación, salud, alimentación y hostelería.

Mujeres que no pierden la esperanza en la capacidad de adueñarse de su destino

Hablar de mujeres de Uganda, es hablar de mujeres que no pierden la esperanza en la capacidad de los africanos para hacerse dueños de su destino. Estas mujeres son numerosas y forman parte de asociaciones que luchan contra la pobreza y la injusticia. Otras trabajan en el terreno político para mejorar la gobernabilidad. De las muchas mujeres comprometidas en la lucha por la justicia, dos pueden servir de ejemplo: Winnie Byanyima y Mary Maitum.

Winnie Byanyima es licenciada en Ingeniería mecánica y aeronáutica. Está casada con el Dr. Bwesigue, líder de la oposición. Desde muy joven ha estado presente en la vida política de Uganda.

Durante la sangrienta dictadura de Amin, tuvo que marcharse del país y solicitó refugio político en Inglaterra. Durante su exilio participó en organizaciones políticas estudiantiles y, al terminar los estudios universitarios en ingeniería mecánica, decidió volver a Uganda para unirse a la lucha contra la dictadura. Ella misma cuenta en una entrevista publicada por IKNOW POLITICS, lo que motivó su compromiso político: “Siempre tuve pasión por la justicia: eso fue lo que me llevó al exilio y al activismo en defensa de los derechos humanos y de la mujer y es lo que sigue orientando mi trabajo hoy día. Conseguí empleo en una aerolínea mientras trabajaba en la clandestinidad para apoyar a la resistencia que iba creciendo día a día”.

Fue parlamentaria durante tres legislaturas. Fundadora y presidenta del Foro de mujeres en la Democracia, ha sido muy crítica contra la corrupción, la invasión de la RDC, el expolio de sus riquezas y violación de los derechos humanos de las tropas ugandesas.

Sus críticas fueron muy mal recibidas. Desde 2001 estuvo varias veces detenida. Decidió retirarse temporalmente de la política local y seguir su lucha de otro modo. Así ha ocupado cargos importantes en La Unión Africana y en distintas agencias de las Naciones Unidas. Actualmente Winnie Byanyima forma parte del Grupo de Trabajo para los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU en materia de Educación e Igualdad de Género. La misma pasión por los derechos humanos y de la mujer la sigue animando. “He logrado mantenerme dedicada a los problemas de falta de justicia que afectan a los pobres y los que no pueden hacerse oír”.

Mary Maitum, ha sido juez de la Corte Suprema y fundadora de la Asociación de Mujeres Juristas para luchar por el respeto de los derechos de las mujeres. La acción de la Asociación FIDA, se ejerce en varios terrenos: información, formación y defensa de derechos vulnerados. Ofrece mediación y consejo jurídico a las mujeres para la resolución de conflictos, en todo lo que concierne el derecho familiar, herencias, filiación, litigios conyugales, de la tierra y de la propiedad. Si es necesario ayuda a las mujeres que no pueden pagarse un abogado a emprender acciones jurídicas.

La Asociación de Mujeres Juristas, junto a otras asociaciones, organiza grupos de presión para que sean proclamadas y sean aplicadas, leyes contra los malos tratos en el ámbito familiar. Aunque haya una ley general contra la agresión, falta un cuadro jurídico contra los malos tratos que, muchas veces, son considerados por la opinión pública como privilegio del marido. El derecho tradicional los considera ámbito privado en el que no hay que intervenir.

FIDA publica dos veces al año un boletín de información para adultos y niños. También organiza seminarios de formación jurídica en todo el país en colaboración con grupos comunitarios y dirigentes.

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