30 de junio de 2011

¿A merced de una mafia económica internacional?


Oímos a diario que países como Grecia, Portugal, Irlanda, etc. poseen un endeudamiento tal que países europeos y Estados Unidos asumen el beber de imponerles un rescate (aparente) con una ayuda de 70.000 millones de euros o incluso más, pero que luego deben pagar. Lo interesante del caso es que los ciudadanos no saben si ese endeudamiento es cierto o no, a qué se debe, ni quién lo fija, pero sí que deben pagarlo.



Estos países, en tiempos recientes, tenían sus problemas y los resolvían de una manera más autónoma, con la colaboración de todos y en especial de sus representantes políticos. Y no sé si las cosas les iban tan mal. Ahora, cuando hay más riquezas y medios para vivir mejor, les ¿obligan? a resolver problemas agobiantes sin saber a ciencia cierta quién los origina y qué sujetos de fuera del país, nunca nombrados, diagnostican sus males y las soluciones para resolverlos.



Muchos preguntan: ¿Quiénes son estos nuevos agentes económicos mundiales que marcan el ritmo, grado y rumbo de la productividad de un país? ¿Quién les da autoridad para determinar si deben recortar o incrementar, restringir o consumir y, lo más importante, decidir sobre el destino de un dinero que, casi manu militari, recaban de esos países? Ni los propios Gobiernos parecen entender ni compartir las “reformas” que les imponen por decreto.



Si la deuda es de determinados países -¿los más pequeños o pobres?- se les obliga a devolverla con un cuchillo en la garganta. Si es de Estados Unidos, ¿quién levanta la voz y reclama que se la pague? Bill Gross, reputado inversor, el mayor gestor de bonos del mundo y director del Fondo PIMCO ha declarado hace unos días que la deuda de Estados Unidos es de 14,3 billones de euros (sin contar los 50 billones más para futuros pagos de sanidad y pensiones) , lo cual le pone en una situación peor que la de Grecia. Por ninguna parte encuentro que los “grandes medios” alerten a la conciencia mundial de este descomunal delito y hagan abrir los ojos hacia donde sin duda está la fuente de nuestra crisis económica y de los recortes y reformas que nos quieren imponer. ¿De dónde si no sacan el dinero –cifras incalculables- para sostener las guerras en Africa y Oriente por ellos inventadas? ¿A quiénes van a parar los beneficios del petróleo y de la especulación?



Miremos al fondo y más lejos y descubramos que nuestra vidas y economía dependen en más grado de lo que creemos de una élite económica incontrolada a la que, mal que nos pese, estamos sirviendo y obedeciendo.


(Benjamín Forcano)

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