15 de agosto de 2008

Narración estival

Las bañistas se agolpan ante mi vista como un menú de frutas prohibidas (para mí, quiero decir). De fondo, las olas elaboran su música en un escenario verde mar, nunca mejor dicho, Gente con bañador a juego con la camiseta, bronceado de rayos Uva y piernas depiladas a lo metrosexual, se combinan con domingueros que dejan los restos de la sandía en la arena, a juego con los botellines vacíos, que servidor de vds recogerá y tirará porteriormente a la basura, en lo que me queda de conciencia ciudadana.

¿Me baño?, ¿no me baño? Ése el dilema diario, que sólo el asfixiante levante gaditano fulmina de un plumazo. Pasa el tío de las latas de cerveza heladas y vuelve la tentación: pero, ¿y los flotadores de grasa que se me acumulan escandalosamente en lo que debieran ser abdominales? ¡Al diablo, que son vacaciones! Un día es un día, o una estación es una estación. Lo de las bañistas es implanteable, pero sobre la cerveza puedo decidir.

Recogida de sombrilla y demás aperos, ducha para desalarme en la piscina y subida a casa para comer. Pero, ¡cuidado!: que mi suegro pondrá el telediario. Fin del paraíso. Parece que alguien se obstina en que no olvidemos que todo sigue igual: crisis económica, terrorismo, accidentes de carretera con muchos muertos, niño asfixiado en un maletero de coche, representantes del pueblo (que no míos) que se siguen insultando como si estuviésemos en campaña electoral, etc, etc, etc.

Y uno, resignado, se lamenta: ¿es que no nos pueden hacer creer, aunque sólo fuese por unos días, que las cosas pueden cambiar? ¿Es que no podemos soñar que el ser humano tiene arreglo, como los coches viejos? ¿Es que no podemos descansar del pesimismo, aunque sólo fuera para llegar con más fuerzas a la lucha?

Y por ahí empiezo a comprender: quizá se trate de eso, de que no repongamos fuerzas para la resistencia. Este verano, al menos, no han inventado ninguna guerra para entretenernos y provocar que no decaiga nuestra desesperación. A cambio, deberemos soportar al candidato republicano USA (cuyo nombre no quiero escribir) comparar a Obama con Britney Spears y acusarlo de que "con buen rollito no se arreglan los problemas". ¿Qué se habrá creído el negrata progre ése? Los problemas se arreglan bombardeando países, que no se entera.

Pero me niego a sucumbir en la trampa mortal: de momento, he sustituido el periódico por esas buenas novelas y poesía que durante el año apenas tengo tiempo de disfrutar. Y, por supuesto, en verano no pienso escuchar la COPE ni leer cómo la Sala 2 del TSJA, del Opus, se salta las leyes en nombre de Dios. Bastante tengo con las quemaduras solares.

Respiro porque sé que a la tarde volveré a ver algún top less que merezca la pena. Y me afanaré, ingenuo, en alimentar las razones de mi esperanza: en todos los sentidos... resistiré.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con lo bien que llevabas la entrada, y,a mi gusto, lo has estropeado con lo del top less. Como mujer vuelvo a entristecerme por este tipo de comentarios.

Anónimo dijo...

A mi querida amiga anónima: sólo se trataba de algo de humor, simple literatura, en ningún caso era una crónica, y menos, con intenciones machistas. Si yo hubiese sido mujer, habría mencionado los "turbos" y las "tabletas de chocolate", pero en el mismo sentido jocoso, algo literariamente "barato" para desdramatizar el sentido profundo y cáustico de lo que quiero transmitir.
En cualquier caso, acepto naturalmente tu queja y retiro lo del top-les. Espero, querida amiga, que aceptes mis disculpas por ofenderte (involuntariamente)y trasciendas la broma. En lo sucesivo, omitiré tales referencias por respeto a las personas que me leen y en aras de la seriedad de esta página.
Un sincero abrazo de disculpa.
ENFOCA Y VENTE CONMIGO.

Rebelion

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