20 de agosto de 2008

¿Quién ataca a quién?

¿Imaginan Vds que dentro de unos años, España fuese sociológicamente musulmana, esto que, que hubiese más musulmanes que católicos, aunque no fuesen practicantes en sentido estricto? Imagínenlo por un momento. Imaginen que las autoridades religiosas musulmanas, ante el hecho de que el Gobierno apoyase el matrimonio monógamo heterosexual, acusasen a aquél de atacar "al Coran" por no fomentar la poligamia. ¿Y si el Gobierno pensase que en la escuela pública no debería haber asignaturas que enseñasen el Corán, pues éste debe aprenderse en la Mezquita? ¿Imaginan una sucesión de manifestaciones públicas contra el Gobierno por "semejante ataque a la religión musulmana? Pero es que podía ser peor: imaginen, por un momento, que ese Gobierno no sólo no prohibe la carne de cerdo, sino que incluso (por motivos económicos) la subvenciona. ¿Qué diríamos si las autoridades religiosas coránicas empezasen a hacerse las víctimas, y a propagar a los cuatro vientos que el Gobierno, ateo, rojo y masón, está realizando una campaña laicista, con el fin de perseguir a la religión musulmana? ¿Y si dichas autoridades religiosas árabes tuvieran una emisora de radio y, desde ella, se pusiesen diariamente a increpar, dividir, insultar, demonizar al Gobierno (v. gr., por haber legislado que no hubiese retratos de Mahoma en los edificios y organismos públicos) y a soliviantar a la masa, creando odio y expandiendo la idea de que el Gobierno masón ataca a Alá, a Mahoma y a sus hijos?

Seguro que todos (y recalco lo de todos) diríamos que estamos en un país moderno, democrático y libre, y que esas autoridades religiosas musulmanas deben dejar de imponer su criterio privado y limitarse a dirigirse a sus fieles, pero no a intentar interceptar la marcha democrática de nuestra sociedad. ¿A qué sí? Y seguro también que dichas autoridades nos parecerían unos fundamentalistas, integristas y dogmáticos por no acatar el Parlamento y, antes bien, atacar a éste por no legislar conforme a sus creencias religiosas.

Y si ese Gobierno apoyase una asignatura, para el colegio, en la que se enseñase que obligar a la mujer a taparse la cara, está mal (y que pegarle está aún peor), esos "sacerdotes de Alá" pondrían el grito en el Cielo, diciendo que el Estado es totalitario porque "impone su ideología no sexista a los alumnos".

Probablemente, le gente normal reaccionaría pidiendo a esos energúmenos que vivan ellos su vida como les dé la gana (de Mezquita para adentro) pero que nos dejen a los demás vivir la nuestra en paz. Y les pediríamos a esos integristas de turbante y shilaba que dejaran de decir sandeces sobre la "persecución del Gobierno al Corán". ¿ O no?

Es lo que tiene. No sé si me explico.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Se explica perfectamente. Y su post me ha recordado a mi madre en dos situaciones diferentes y a la vez parecidas:

Imágenes en la TV de la peregrinación a La Meca. Caminos atestados de seguidores de blanco, en los que parece no caber ni un alfiler. Mi madre dice: "vaya fanáticos".

Imágenes en la TV de la festividad del Rocío. A las puertas de una iglesia miles de romeros, con sus hijos pequeños a hombros, se pelean, casi literalmente, por tocar la imagen de una virgen. Mi madre: "¡Qué bonnito!... La tradición".

Amigos, estamos en el país que estamos. Cultura se llamará. Cultura conservadora a la que cuando se la quiere afectar en cierta forma a través de políticas progresistas, se la defiende con uñas y dientes.

Buen post.

Saludos!!

Anónimo dijo...

Gracias, Lucce, por tu comentario. Estoy totalmente de acuerdo contigo y me ha hecho mucha gracia el ejemplo que has puesto. Comentario inteligente que, creo, lleva toda la razón.
ENFOCA Y VENTE CONMIGO.

Rebelion

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