1 de agosto de 2008

Segundo atentado de un civil israelí

Así podría llamarse también la noticia que se ha podido leer esta semana en varios periódicos. Resumiendo, es la segunda vez que un palestino se sube a bulldozer con el que trabaja y arrasa con todo lo que se le interpone: coches, paradas, peatones… En ambas ocasiones un civil armado, después de pararlo, lo ejecuta en el acto.

No hay que insistir en que los actos de ambos palestinos pueden considerarse terrorismo pues nada justifica querer matar a otra persona (ni incluso la exterminación que está sufriendo el pueblo palestino). Por ello mismo resulta tan escandaloso a mis ojos la ejecución de esa persona desarmada y previamente neutralizada. Es una ejecución sin juicio previo que atenta contra toda idea básica de respeto a los derechos humanos.

Bárbaro el palestino que mata o intenta matar, bárbaro el israelí que ejecuta e impone la ley del talión sin más. Bárbaros los medios de comunicación que usan un doble lenguaje: lo que hacen los palestinos es terrorismo, lo que hacen los civiles o militares no.

No es nuevo, pero no deja de sorprender a cualquier persona medianamente sensible ese trato tan desigual y preferente por un estado, Israel, que se caracteriza por reírse de los derechos humanos y que no cumple ninguna de las múltiples resoluciones en su contra del consejo de seguridad de la ONU.

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