25 de septiembre de 2009

El terrible enfado de Ian Gibson

Por fin, más de setenta años después, se están intentando localizar los restos mortales de Lorca y los que con él murieron. Si son ciertas las sospechas de los familiares, en la fosa común debe haber seis cuerpos.

La familia de Lorca, sus sobrinos, por razones que se me escapan siempre ha sido contraria a la tarea de encontrar la fosa común de Federico García Lorca y, mucho menos, de exhumar sus restos. Sus deseos chocan, evidentemente, con los de los familiares del resto de asesinados, que sí quieren exhumar sus restos.

Ahora parece que la Junta de Andalucía optará por una postura intermedia, cuando se localice la fosa se exhumarán los restos de los "ajusticiados" cuya familia lo haya pedido y se dejarán en el mismo sitio los demás. Es decir, que es probable que se encuentren seis cuerpos, se identifiquen cinco y el sexto, sin identificar, se deje en la fosa. Aunque todo haga suponer que el sexto muerto sea el poeta, en realidad nunca lo sabremos científicamente.

Entiendo que esta noticia es terrible para alguien que, como Ian Gibson, ha dedicado su vida a estudiar la guerra civil y, más particularmente, la figura de federico García Lorca. El historiador ha amenazado con devolver, como un acto simbólico de desacuerdo con la decisión, la medalla de Andalucía que le fue concedida en 1998 precisamente por sus trabajos sobre el poeta.

Realmente es sorprendente el trato especial, en el mal sentido de la palabra, que se le está dando a las victimas de la guerra civil. Realmente no son nada, ni siquiera muertos. Si se encuentra un cadaver enterrado la policía y la justicia deben identificar el cuerpo y aclarar las crcunstancias de la muerte. Desde luego, la familia no tiene ningún derecho a impedir que esta labor se realice. Es más, si un familiar se opone a ello inmediatamente se convierte en sospechoso.

Pero si uno encuentra una fosa común que pueda presumirse de la guerra civil... entonces ni siquiera se abre la fosa y, si se abre, sólo se identifican aquellos muertos cuyas familias lo deseen. La lógica judicial del asunto es terrible: como los delitos del franquismo están amnistiados por el gobierno preconstitucional de Suárez, no existe el delito y, por tanto, ¿tampoco los muertos? En mi opinión, para amnistiar un delito haría falta primero identificarlo. Es decir, primero hay que identificar a Lorca, concluir que lo mataron "por causa" de la guerra civil y, entonces, declarar su asesinato como amnistiado.

Entiendo a Ian Gibson y no entiendo a los familiares de García Lorca, desde luego. Con la Junta de Andalucía creo que hay que ser justos, es posible que se equivoque con esta decisión, pero también hay que valorar que es la única institución en todo el estado que ha cogido por los cuernos el toro de la Ley de Memoria Histórica y está abriendo fosas.

Algo huele muy mal en el reino cuando el juez Garzón está imputado por prevaricación por investigar las muertes del franquismo y la Junta de Andalucía tiene que andar con pies de plomo a la hora de aplicar la Ley de Memoria Histórica.

3 comentarios:

Pedro dijo...

Efectivamente, Miguel: justo la semana pasada estaba yo hablando con unos amigos acerca de nuestro país (tú que sabes que estoy en otro) y les dije, puesto que ellos se rasgaban las vestiduras porque el Defensor del Pueblo de Madrid (creo) se había metido en defender a la hija de Belén Esteban (discúlpenme los lectores, por favor, que haya escrito ese nombre en esta página de Enfoca) lo siguiente:
"¿Y qué os extraña de un país en el un juez es llevado a juicio por investigar los crímenes de la dictadura?"
Essssppaaañññññññññaaaaaaa, amigos.

Espero, a todo esto, que seas Miguel. Si no, pido perdón al autor del post.

Sólo quien ama vuela dijo...

La verdad es que prefiero permanecer en el economato.

Anónimo dijo...

De acuerdo, Miguel: respeto tu decisión.

Rebelion

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