30 de septiembre de 2009

NO A LISBOA. Pero, ¿por qué?

Naturalmente, cuando la Europa del capital (los muy ricos y poderosos, en una palabra) quiere algo, lo consigue. Me temo. El tratado de Lisboa ha sido ya redactado tres veces: en Francia y Holanda en 2005, y en Irlanda en 2008. Y seguirá habiendo referéndums hasta que se salgan con la suya. Si sale ahora en Lisboa, trabajo que se ahorran, pero sin no, saldrá más tarde, con otros nombres y otros engaños. Saldrá, ya se llame Tratado de Berlín, o de Madrid, o de Cuenca o de Castilleja las Vieja. Pero acabará saliendo. Denles vds tiempo, sres.

Pero, ¿por qué les aconsejo ENCARECIDAMENTE que voten el “No” a Lisboa? Pues fundamentalmente, por las siguientes razones:

1. Lisboa militarizará aún más la UE.

El Tratado de Lisboa (en adelante TL) afirma que los Estados miembros deberán incrementar su gasto militar (mientras que, curiosamente, no hay ninguna llamada, por ejemplo, a incrementar los gastos en Sanidad).

El TL dice que si un Estado sufre un ataque terrorista, todos los demás deben ayudarle (Art. 188R). Eso proporcionaría más razones para justificar cualquier acción militar, incluida la “estabilización post-conflicto” y “asistir a países terceros que combatan el terrorismo en sus territorios” (Art.28).

Esto podría justificar prácticamente toda acción militar. La invasión de Afganistán, por ejemplo, (aún mantenida por el Gobierno español y con saldo de afganos muertos por soldados españoles –cosa que, por cierto, no recordamos en Irak-) se justificó como “parte de la lucha contra el terrorismo”.

Con el TL no se requiere que la UE reciba (o consiga) un mandato para la acción militar.

2. Lisboa antepone los intereses de las grandes empresas al pueblo.

El TL haría muchísimo más fácil para la UE (y sus gobiernos) forzar mucho más para que la salud, la educación y los servicio sociales corran a cargo de empresas privadas. Obviamente, se trata de una vuelta de tuerca más hacia el neoliberalismo: el objetivo es privatizar todos los servicios públicos con el tiempo, de modo que se acabará atentado radicalmente contra la realización de los Derechos Humanos básicos, pues, con los servicios sociales privatizados, el que pueda pagárselos, los tendrá, y el que no, no. Es una americanización radical de Europa.
TL otorgaría a la UE nuevos poderes para teledirigir la política presupuestaria de los gobiernos de los Estados miembros, en lo relativo al gasto social en servicios públicos (Arts. 16 y 115).

Lisboa refuerza la competencia como marco para todas las otras políticas, lo cual no ofrece nada a los millones de desempleados que atraviesan la UE. Asimismo, con el nuevo marco del TL, la UE apoya los derechos de las empresas a usar mano de obra barata y a forzar a los trabajadores a competir con los pobres y los parados.

3. Lisboa significa menos democracia.

Con los nuevos poderes añadidos por el TL, la UE podría ejecutar (o influir) en las leyes que rigen todos los aspectos de nuestra vida, y serían tomadas muchas más decisiones políticas muy impopulares por una “mayoría cualificada” (naturalmente, ponemos el acento en lo de “cualificada”).

Ya en la actualidad, cerca del 80% de nuestras leyes provienen de la UE. Lisboa añadiría poder a la UE para legislar en 72 áreas políticas. Y los gobiernos perderían el poder de veto a las leyes de la UE en las 18 áreas ya existentes y en 49 nuevas áreas.

A nivel de relaciones entre los países miembros, Lisboa cambiaría el equilibrio de voto en la UE a favor de los países “más importantes”. Así, por ejemplo, el voto de Alemania subiría de un 8´4% a un 16´7%; el británico, de un 8´4% a un 12´3%. Sin embargo, otros países como Irlanda, bajarían de un 2 a un 0´8%. Y la promesa de que cada país conservaría un comisario es una política sin ninguna garantía jurídica, pues será la UE, y no cada Estado, quien decida quién puede ser comisario.

Lisboa otorgaría a la UE una “personalidad legal”, un presidiente y un ministro de asuntos exteriores; ellos actuarían como un Estado Líder y podrían hacerlo perfectamente EN CONTRA de los puntos de vista de los gobernantes elegidos democráticamente en los gobiernos de los Estados miembros.

En la actualidad, si no nos gusta nuestro gobierno, podemos votar y cambiarlo. Con Lisboa, no podremos cambiar el TL, una vez que haya entrado en vigor. Lisboa no ofrece nada a la población europea. Bueno, rectifico: nos ofrece MENOS control político.

4. Lisboa no ofrece nada en relación al cambio climático.

Todos queremos parar el cambio climático (menos el primo de Rajoy, recordemos). El TL añade exactamente SEIS PALABRAS, en lo relativo a ese tema, a lo que ya hay en el tratado actual. Esto supondría exactamente muy poco o ningún impacto. La insistencia de Lisboa en la competencia y la privatización significa que todo lo propuesto al respecto, incluido el transporte público, será casi imposible. La Europa de los mercaderes traerá muy poquita reducción del tráfico rodado y de la polución.

Asimismo, la privatización del sector eléctrico, asegurada en el TL, significa priorizar los beneficios de las compañías frente a la seguridad o a la reducción de la polución.

5. Lisboa minaría la justicia en el comercio.

Lisboa haría la vida mucho más difícil a los países productores, al obligarles a remover todas las medidas que protegen sus economías. Los gobiernos y las empresas locales perderían competitividad, frente a las grandes compañías multinacionales, en el control de las industrias vitales y de los servicios públicos. El desarrollo y las necesidades de la población ocuparían un lugar secundario, frente al lugar prioritario, ocupado por los beneficios de los inversores extranjeros.

Por todo ello, es por lo que pedimos el NO A LISBOA. Hasta Charlie Mc Creevy, comisionario de la UE, admite que el TL tiene el apoyo de las élites, pero no del pueblo:

“Si los europeos supieran lo que supone el TL, en un referéndum, el 95% de los países votaría no”.

Lo que significa que la Europa que nos están imponiendo (y con la que nos asfixiarán mañana) está construyéndose sobre la mentira, los silencios interesados, la manipulación y el más burdo juego con los sentimientos y necesidades de la gente. Así, por ejemplo, Dublín está lleno de carteles que dicen: “Para conseguir trabajo, vota SÍ a Lisboa”, “por un futuro seguro, vota SÍ”, “si quieres la integración de la mujer, vota SÍ”… y un largo y desagradable etc.

Insistimos en que el TL es la ratificación del sistema neoliberal que ha originado la terrorífica crisis económica actual. En dos palabras: más riqueza aún para la banca y las grandes corporaciones, y más pobreza, más paro, más sufrimiento, más contaminación, menos libertad y menos democracia para la sociedad, para el pueblo.

¿Es esto lo que queremos? Pues lo conseguirán. A menos que lo impidamos. A menos que nos tomemos la militancia en serio. Antes de que sea demasiado tarde. Como se dice en las bodas: “el que tenga algo en contra, que hable ahora o calle para siempre”.

2 comentarios:

Javier dijo...

Buenos días:
Muy clarito y bien explicado, gracias¡¡ Aunque en Irlanda finalmente se "cansaron" de ese acoso... ya que como bien decís, si no hubiera salido esta vez se habría intentado otra más... y otra, y otra...

Abrazos.

ENFOCA Y VENTE CONMIGO dijo...

De hecho, ya ha salido, Javier. Un abrazo.

Rebelion

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