Ayer llegaron a Canarias cerca de mil inmigrantes ilegales. Una vez más, los pobres han desafiado a la muerte y se han "paterizado". ¿Por qué? Porque en su país de origen ya la tienen segura (aunque pagando los dolorosos "plazos" de la muerte lenta de la pobreza).
Llegan aquí y "son un problema": el gobierno no sabe qué hacer, la oposición pone el grito en el cielo, la sociedad (como casi siempre) mira para otro lado... en suma, todo el mundo "echa la pelota a tejado ajeno".
Mirando al gobierno y a las instituciones públicas, ellos saben de sobra que no hay barreras ni fronteras contra el hambre; saben que los pobres vendrían aunque sólo fuese para que les viéramos morir aquí. Pero el hambre y la pobreza (que son la causa de la inmigración) no las va a resolver el PSOE con buques guardacostas ni con discursos; la única política eficaz de inmigración es luchar contra las causas estructurales del hambre. Y eso llevaría al PSOE a tener una postura firme frente al Fondo Monetario Internacional, tendría que replantear su gestión de la deuda externa con los países pobres, su posición en política económica dentro de la Comunidad Europea, etc, etc. En pocas palabras, tendría que oponerse a las políticas establecidas del neoliberalismo haciendo políticas "genuinamente de izquierdas", pues no hay otra solución. ¿Por qué no lo hace?
Mirando a la sociedad, nosotros el pueblo, que somos los que votamos los que consumimos y los que invertimos en Bolsa y en Fondos del Estado. ¿Cómo podemos creer que no tenemos nada que ver con este drama? Algún día, el hambre de los pobres nos estallará en la puerta del piso.
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